PERONISMO, JUSTICIALISMO Y LA GRAN BOLSA DE GATOS

 

Imagen tomada de internet

*Por Alejandro Gimeno

 

Que la argentina está viviendo tiempos turbulentos, ya no hay quien lo niegue.

 

Muchos compatriotas, cuando la política no les favorece, esperan que el próximo presidente cambie la situación y modifican su voto en las elecciones.

 

Desde hace mucho tiempo, hemos estado alternando entre diferentes orientaciones políticas en el gobierno. Podemos resumir nuestra historia política en dos grandes grupos, por un lado, los que defienden los intereses de las elites internacionales, y por otro, a quienes defienden los intereses de esta patria. 

 

Los nombres propios fueron cambiando, en una esquina del cuadrilátero, estaban los saavedristas, devenidos en unitarios, para luego llamarse conservadores, luego liberales y ahora se auto perciben libertarios; en la otra esquina del ring-side, estaban los morenistas, que luego fueron federales, para convertirse en radicales, luego peronistas, y después… ya nadie (hoy) se atreve a englobarlos en una sola etiqueta; pero con su permiso y para no herir susceptibilidades, aquí los llamaremos “campo nacional y popular”.

 

En la actualidad, los conservadores han aprovechado a un personaje menor, disfrazándolo de libertario, para que cumpla su función de explotar los recursos argentinos y subyugar a sus ciudadanos a una metrópoli con intereses imperiales.

 

Y mientras todo esto pasa… los “dirigentes” del campo nacional y popular, siguen invernando, uno no sabe bien si es por inoperancia o complicidad, pero lo cierto es, que se espera de ellos, otra cosa. Se repite en voz baja y casi con vergüenza, “¿y ahora quién podrá defendernos?”, el Chapulín Colorado no aparece, y la decepción se está convirtiendo en desesperanza.

 

Álvaro García Linera, exvicepresidente de Bolivia, señaló que el pueblo puede recuperarse de una derrota electoral, pero una derrota moral puede tardar mucho más y hay pueblos que nunca lo han conseguido. Pareciera ser que la dirigencia del campo nacional y popular, no está interpretando que la población cayó en una derrota moral, como dice García Linera.

 

La dirigencia del campo nacional y popular, hace tiempo que perdió el rumbo, en vez de mirar a su pueblo, está mirando su ombligo o lo que es peor, está discutiendo para sus costados, y descuida lo que sucede en la vereda de enfrente. De estas actitudes, ya nos anticipaba el tres veces presidente de la argentina, cuando recomendaba desconfiar de quien está más preocupado con lo que pasa a su lado, que de lo pasa delante suyo, ya que está en el lugar equivocado.

 

Algunos dirigentes, no se dieron cuenta de que estamos en el siglo XXI, y en una era digitalizada, donde cambiaron muchas cosas, entre ellas las relaciones interpersonales, y fundamentalmente la relación con el trabajo.

 

Las y los trabajadores del siglo XXI, no tienen ni las mismas necesidades, ni las mismas preocupaciones que tenían a mediados del siglo XX. Hay datos que deberían llamar la atención, como por ejemplo, casi el 60% del electorado argentino, nació después de 1983, con lo que quiere decir, que son hijos de la democracia, y los acontecimientos de la última dictadura cívico - militar le son ajenos, o no están en su agenda.

 

Hay algunos indicadores, que la dirigencia Nac&Pop, no lee o no puede procesar. En la actualidad, más del 50% de la población económicamente activa, no tiene un trabajo en relación de dependencia formal. De los trabajadores que tienen un empleo formal y aportan a la seguridad social, menos del 30% están afiliados a un sindicato. Si analizamos estos resultados y otros más, llegamos a algunas conclusiones preocupantes, pero fundamentalmente, surge una pregunta, ¿La dirigencia Nac&Pop, a quien le habla?, o cuando un dirigente habla de trabajadores ¿sabe que ya el mundo del trabajo es mucho más heterogéneo que hace 50 o 70 años atrás?

 

El campo nacional y popular tiene un problema muy grave, ya que cuando es gobierno genera políticas públicas para su próximo asesino, porque los Nac&Pop generan políticas que producen la tan mentada movilidad social ascendente, haciendo crecer y reproducir a esa entelequia llamada Clase Media; y tal como expresaba el hijo de Lincoln: “Cuando la Clase Media está bien, vota mal; y cuando la Clase Media está mal, vota bien”.

 

Con todo esto en mente, el pueblo argentino se cuestiona: ¿Dónde están los peronistas? refiriéndose a los dirigentes Nac&Pop, esto lleva guardado en sus entrañas una interpelación a una dirigencia que ve una foto sepia, mientas la vida real de los argentinos está pasando en una película Full HD. La dirigencia se está reproduciendo (parafraseando al gran Tony Cafiero), pero no logra interpretar las necesidades y demandas, de esta nueva población de la era digital.

 

Es importante recordar que el corazón del campo nacional y popular es el Partido Justicialista, un instrumento que utilizan los dirigentes para defender sus propios intereses, que muchas veces no son los intereses de la masa sudorosa. También debemos recordar, que el tres veces presidente de la nación, sentencio que al partido habría que darle un funeral de honor.

 

Aquellas personas que no leyeron la vasta obra del tres veces presidente, tienden a confundir Partido Justicialista y Movimiento Peronistas. El partido político, tiene dirigentes, reglas y códigos que son funcionales a privilegiar intereses; en tanto en el movimiento, no hay quien lo dirija, porque lo que priman son los ideales.

 

Según el hombre de Lobos, el partido era solo una herramienta electoral, que estaba subordinada a las necesidades “electorales” del movimiento. La abanderada de los humildes, sentenciaba que el peronismo debía ser revolucionario, y es ahí donde radica el problema que viene arrastrando hace tantos años. Se confundió todo, movimiento, partido, intereses e ideales.

 

Desde el 1° de julio de 1974, los “enanos”, se apoderaron de la herramienta electoral, la pusieron sobre el movimiento, y revolvieron el río, y claramente los ideales quedaron en un segundo plano, y solo como slogan marketinero de campaña. Los “enanos” defendiendo sus propios intereses, metieron al movimiento en la trampa demoliberal, y manosean las buenas intenciones de las personas con ideales.

 

La respuesta a la pregunta “¿y ahora quién podrá defendernos?”, solo hay una: el MOVIMIENTO PERONISTA. Se debe volver a poner cada cosa en su lugar, y recuperar los ideales que llevaron a que la Argentina sea un país digno de ser vivido.

 

El partido debe volver ser una herramienta electoral, que sintetice las necesidades del pueblo trabajador, y de respuestas acorde a esta nueva realidad. El partido no necesita hablar de un pasado glorioso, debe hablar de cómo llevara a la argentina a un futuro de grandeza, donde cada argentino tenga un plato de comida, y que no sea cómplice de la transferencia de recursos de los humildes hacia los más ricos, sino que sea al revés.

 

El Partido Justicialista tiene la obligación de devolverle a la Argentina la felicidad al Pueblo y la grandeza a la Patria.

 


*Periodista. Responsable Periodístico en Agencia de Noticias Clandestina ANCLA

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