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Foto: Archivo TA |
*Por
Ramiro Ortega Peña
“Te
busco en los que sueñan y los que te dan
eternamente todo sin echarse atrás;
la gente más sencilla, la que sabe amar
y aún tiene coraje para no callar.
Aprender la lección de la historia
debe ser no perder la memoria”
Teresa
Parodi
Se cumplen los 50 años del atentado a mi padre a manos de la Triple A, y su
evocación en estos días no está en realizar un homenaje formal al compañero,
cargado de relatos estoicos fruto de su vida y tiempo histórico. La idea
central de los homenajes a Ortega
Peña está
en clave de aportar su legado en nuestro presente histórico a partir de esa
síntesis que represento y que adquiere relevancia en estos tiempos de
incertidumbres.
Pero, ¿quién fue “El
Pelado” Ortega peña? Para contextualizarlo tomamos unas líneas de un muy
buen trabajo sobre mi padre, realizado por la abogada y socióloga Paula
Lozano. Nos describe que “Hegel afirmaría
que el todo no es igual a la suma de las partes. Para la dialéctica, la
totalidad implica superación, que no es lo mismo a una suma aritmética. Por tal
motivo, habiendo sido Ortega Peña un militante político, un abogado, un filósofo,
un estudioso de la economía, un conocedor de múltiples idiomas, un periodista,
un docente, un diputado nacional, si lo analizamos fragmentariamente tal vez
encontremos un buen abogado, un destacado orador, un riguroso investigador de
la historia, un original revisionista, un diputado coherente, un militante
social comprometido, un erudito, etc., pero no hallaremos su singularidad. Y su
singularidad radica justamente en que las diferentes facetas que asumió se
debieron a una concepción integral de la vida, constituida por una praxis
revolucionaria. Es decir, para transformar la realidad, ésta debe ser
comprendida históricamente y para poder sentir la historia se debe comprender
el sufrimiento presente del pueblo”. Ortega Peña expone en todas sus intervenciones
las bases para pensar y articular la contingencia de expandir la proposición y
práctica de los límites de lo político.
Por ello nos parece que
la mejor manera de homenajear a mi padre y contribuir -por llamar de alguna
manera- al campo popular, es dialogar sobre “Lo político como compromiso de vida”. Es decir, debatiendo el
sentido de lo político, en tanto espacio de disputa por el interés
colectivo. Ortega Peña fue un claro exponente de pensar la totalidad de
lo político como apertura, en tanto devenir histórico que se configura y
se construye desde una praxis política transformadora, y no sobre
la base de un pragmatismo político o dogmático, de aquello que define a
la política como el arte de lo posible. Sino sobre la posibilidad de pensar el
acontecimiento de lo político desde lo imposible. Su compromiso de vida estuvo
al servicio de lo político. Por eso, volvemos sobre su mirada crítica y praxis
para aportar entre quienes encarnaron un proyecto de liberación que hoy podemos
decir se traduce en seguir en la lucha por un país, sin pobreza, exclusión, ni
explotados. Donde la realización individual sea fruto de la felicidad en
la realización colectiva.
*Hijo de Rodolfo
Fuente:
Tiempo Argentino
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