NADA ES NUEVO BAJO EL SOL

 

Imagen tomada de internet

*Por Eduardo Rosa      

Hace mucho tiempo, el lago Titicaca era un valle fértil poblado de gente que vivían felices y tranquilos. Nada les faltaba; la tierra era rica y les procuraba todo lo que necesitaban. Sobre esta tierra no se conocía ni la muerte, ni el odio, ni la ambición.

Los Apus, los dioses de las montañas, protegían a los seres humanos. No les prohibieron más que una sola cosa: nadie debía subir a la cima de las montañas donde ardía el Fuego Sagrado.

Durante largo tiempo, los hombres no pensaron en infringir esta orden de los dioses. Pero el diablo, espíritu maligno condenado a vivir en la oscuridad, no soportaba ver a los hombres vivir tan tranquilamente en el valle. Él se las ingenió para dividir a los humanos sembrando la discordia.

Les pidió probar su coraje yendo a buscar el Fuego Sagrado a la cima de las montañas.

Entonces, un buen día, al alba, la gente comenzó a escalar la cima de las montañas, pero a medio camino fueron sorprendidos por los Apus, que comprendieron que la humanidad los había desobedecido y decidieron exterminarlos.

Miles de pumas salieron de las cavernas y se devoraron a los trepadores que suplicaban al diablo por ayuda. Pero este permanecía insensible a sus súplicas.

Viendo eso, Inti, el dios del Sol, se puso a llorar. Sus lágrimas eran tan abundantes que en cuarenta días inundaron el valle. 

Un hombre y una mujer solamente llegaron a salvarse sobre una barca de junco.

Cuando el sol brilló de nuevo, el hombre y la mujer no creían a sus ojos: bajo el cielo azul y puro, estaban en medio de un lago inmenso. En fondo de esas aguas se acumulaban los pumas que estaban ahogados y transformados en estatuas de piedra.

Llamaron entonces al lago Titicaca, el lago de los pumas de piedra.

Fueron cuarenta días los que lloró el dios Sol implorando a los Cielos por el perdón de los hombres y cuarenta fueron también los que estuvo Jesús en el desierto preparándose para cumplir su misión. 

¿Cómo llega el número mesopotámico que representa al dios de la Tierra, Enki, desde Sumer hasta Bolivia?

¿Y como llega a Bolivia el mito griego de Prometeo que se atrevió a desobedecer a Zeus para dar el fuego a los hombres?

¿Y eso de la humanidad renovada por una pareja de sobrevivientes no tiene ecos de Adán y Eva y tufillo (por lo de la inundación) a Noé y su familia?

Moraleja: Lo único que inventamos es a Maradona y Messi.

 

*Historiador

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