MANUEL BELGRANO NO FUE MAXIMALISTA NI LIBERTARIO: ¡SE EQUIVOCA PRESIDENTE MILEI!

 

Imagen tomada de internet

*Por Pablo A. Vázquez

El pasado 20 de junio, en una nueva conmemoración del Día de la Bandera, en memoria del paso a la inmortalidad del general Manuel Belgrano en dicha fecha allá por el 1820, se llevó a cabo el homenaje oficial ante el Monumento a la Bandera en Rosario, donde entre silbidos a las autoridades locales por parte de la facción libertaria, el presidente Javier Milei balbuceó un mensaje escrito de similar tenor al que su hermana, la Secretaria General de la Presidencia, recitó en un video donde sentenció la desaparición del Salón de las Mujeres en la Casa Rosada para entronizar a los próceres varones aceptados por el panteón liberal.

Entre las incorporaciones que el líder anarcocapitalista realizó al texto preparado, aseveró que el patriota era “un maximalista de la libertad”, ya que hasta para él afirmar que el doctor Manuel Belgrano sería libertario era demasiado…

Así como la información que las escuelas que mando erigir el jefe del Ejército Auxiliar del Norte, en Tarija, Jujuy, Tucumán y Santiago del Estero, no se habían emplazado, cuando, sí, tardaron y se hicieron los “chanchos rengos” en girar los recursos para su construcción, las que finalmente, con suerte dispar, se realizaron. De hecho, años atrás pasé por la escuela “Manuel Belgrano” en Tarija, en el marco de un congreso de historia en honor al prócer suramericano.

Lejos está esa referencia alocada del presidente viajero, apurado por escaparse del homenaje belgraniano y volar raudamente con su hermana a España, - casi una parábola de lo que entiende de nuestra historia y valores – en el obrar y pensar de Manuel Belgrano del revolucionario y gran luchador de nuestra emancipación.

A modo de ejemplo, al establecerse la Primera Junta en 1810, con Manuel Belgrano – destacado ideólogo de Mayo - como vocal, se decidió comisionar expediciones militares al Litoral y al Alto Perú para afianzar la posición patriota. Paraguay desconoció el mando de la Junta de Buenos Aires. Y, ante avances armados contra Misiones y Corrientes, la Junta envió una expedición “para auxiliar con fuerza armada a los pueblos de la Banda Oriental, Santa Fe, Corrientes y Paraguay” al mando de Belgrano, el 22 de septiembre del Año X.

A pesar del desconociendo del terreno y que, según el prócer, sus “conocimientos militares eran muy cortos”, afrontó el desafío. El prócer siempre tuvo como norte la libre determinación de los pueblos, teniendo en claro, según sus palabras, que “el partido de la revolución sería grande, muy en ello, de que los americanos, al sólo oír libertad, aspirarían a conseguirla”.

Con pocos hombres y mal armados, sumadas las severas instrucciones de Mariano Moreno, Belgrano intentó ganarse el favor de los pueblos mesopotámicos, planteando ventajas comerciales, libertades civiles e igualdad de trato para los pueblos originarios del Litoral.

El prócer relató: “Hice delinear el nuevo pueblo de Nuestra Señora del Pilar de Curuzú – Cuatiá; expedí un reglamento para la jurisdicción y aspiré a la reunión de población, porque no podía ver sin dolor, que las gentes de la campaña viviesen tan distantes unas de otras lo más de su vida, o tal vez, en toda ella, estuviesen sin oír la voz de su pastor eclesiástico, fuera del ojo del juez, y sin un recurso para lograr alguna educación”.

El militar cedió ante el estadista: “Ante el pleito entre Corrientes y Yapeyú por la jurisdicción de Curuzú – Cuatiá, a favor del primero, dictó el 16 de noviembre un Reglamento de delineación de los pueblos de Curuzú – Cuatiá y Mandisoví, donde dispuso la venta de solares para un fondo de construcción de escuelas, buscó la centralización de la población, instó a “los pudientes” a que solventen el salario del maestro y que los estancieros instalen sus casas en la planta urbana, ya que “no podía ver sin dolor que las gentes de la campaña viviesen tan distantes unas de otras…sin lograr un recurso para lograr alguna educación”.

Además, eliminó, para los treinta pueblos, el tributo, así como de los demás impuestos por un plazo de diez años, eliminó restricciones comerciales, y posibilitó que los naturales pudiesen ocupar empleos civiles, militares y eclesiásticos en igualdad con los “españoles nacidos en América”, amén de imponer severas penas a quienes vulneren los derechos de dichas poblaciones. Dicho Reglamento garantizó derechos para los pueblos originarios guaraníticos que fueron de avanzada, más allá que hayan sido implementado en lo inmediato, efectivizado.

El accionar de Belgrano, efectivamente, tuvo una dimensión humanista y cristiana, de integración comunitaria y justicia social, con un profundo sentido revolucionario de entrega devocional católica de raíz mariana, que tuvo una cabal expresión en el texto del Reglamento para los Pueblos de Misiones, amén de ser un primer esbozo de Constitución provincial, con base en un federalismo social de avanzada, que lejos está de lo deshumanizado del credo anarcocapitalista y la práctica libertaria de los hermanos Milei.

 

*Licenciado en Ciencia Política

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