CTRL+F: ¿SALUD MENTAL DIGITAL = VACIAMIENTO ESTATAL?

 

Imagen tomada de internet

*Por Ludmila Chalon

Esta semana se lanzó como una novedad simpática una aplicación desarrollada por la mediática Coni Ansaldi. Sin formación como profesional de la salud, la famosa decidió lanzar, junto a un grupo de desarrolladores, una aplicación que copia la inteligencia artificial detrás del Chat GPT y es usada para asistencia emocional y psicológica.

Ansaldi afirma que esta aplicación “democratiza” el acceso a la salud mental; sin embargo, estas herramientas tecnológicas realmente no reemplazan la responsabilidad del Estado y los profesionales para asistir, acompañar y cuidar a los argentinos.

El desembarco de la app comenzó en el municipio de Trenque Lauquen. La administración local decidió darle la primera oportunidad a la herramienta y la posibilidad a sus ciudadanos de usarla, con el objetivo de acompañar emocionalmente y evacuar consultas o demandas del sistema de salud.

Si bien diferentes organizaciones y colegios, que nuclean a los profesionales de la salud mental, realizaron una denuncia y la justicia tendrá que emitir un fallo, es importante que en estos tiempos, como sociedad, reflexionemos sobre el desplazamiento de los humanos sobre lo que es estrictamente humano.

Pero más allá de las reflexiones éticas e incluso filosóficas que esta situación nos puede despertar, como contribuyentes, tenemos el derecho y la obligación de exigir que el Estado al menos contrate servicios de calidad.

En primer lugar, este asistente emocional o psicológico, no tiene detrás un desarrollo de una inteligencia artificial estrictamente vinculado a esta área. Se alimenta de IA ya desarrolladas que engloban todo tipo de información cargada en internet sin rigor académico o formativo.

En segundo lugar, ningún asistente virtual puede darle a un paciente un diagnóstico. Los pacientes sin diagnósticos atrasan el comienzo de un tratamiento adecuado para quien lo requiera, y eso puede traer serias dificultades o agravamiento de cuadros.

Y en tercer lugar, es absolutamente elitista derivar a estos asistentes virtuales a las personas que, por cuestiones socioeconómicas, no pueden acceder a una consulta con un profesional de la salud de manera rápida o privada, maquillando un derecho vulnerado.

Mejorar el sistema de salud mental y la asistencia a los pacientes, es una deuda pendiente que debemos abordar de manera multidimensional; debemos preguntarnos si estas nuevas “opciones” realmente buscan ser soluciones o solo embellecen con el sello de innovación, un deterioro en la calidad en el trato humano, la dignidad y los derechos de los ciudadanos.

 

*Politóloga

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