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Imagen tomada de internet |
Moñito al cuello.
de finita cinta
negra
por la libertad de
su tierra
puso la vida en
empeño.
Alumbraba el 900
los trigales de la
pampa.
Un país lleno de
trampas
de bastón y
galerita.
Cambalache,
mascarita.
Mandaban como en la
estancia.
Canto vivas a la
alegría.
Jamás convocó la
tristeza.
Supo pelear con
fiereza,
junto a otros como
un tigre.
En el año treinta y
tres
allá en paso de los
libres.
Sus libros nos
aclararon
como para ir
aprendiendo.
La Patria a fuego
lento
en la lucha se
amasija.
¡es pa’ todos la
cobija
o es pa’ todos el
invierno¡
Duro hueso de este
suelo,
eterno peleador de
tahúras.
Supo esperar a un
maula
allá por el setenta
y tres...
La muerte dando un
revés,
traicionera,
temeraria,
nos quitó su prosa
diaria,
de señalar los cipayos,
un veinticinco de
mayo
en el día de la
Patria.
Tus libros pueblan
el vuelo
de libertarios
compadres.
Para pelear donde
cuadre
por la libertad de
este suelo.
*Escrito por Enrique Juan Ferrari, el 28 enero de 2004
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