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Imagen tomada de internet |
*Por Eliana Valci
214 años después de los laureles que supimos
conseguir, febo asomó tibio en una mañana helada, sin saber si lo que alumbraba
era Patria o colonia.
La cosa se puso caliente en suelo santo, cuando las
fuerzas del cielo le cayeron con todo el peso de la ley divina, al presidente
de la Nación y todos los funcionarios de gobierno que fueron al Tedeum.
Con humildad y preocupación, Monseñor Jorge García
Cuerva rezó: “El pasado nos enseña que
todo lo que amamos se puede destruir en base a la instrumentalización y el
odio. Ya que priva al cuerpo social de las defensas naturales contra la
desintegración y la fragmentación social. Rédito instantáneo para los
saqueadores de turno e incapacidad presente para pensarnos como Nación”.
Amén del “knock out celestial”, Milei y compañía se retiraron
de la Catedral sonrientes, con la omnipotencia de los necios, para dirigirse al
Cabildo cordobés.
No es casual que hayan
elegido Córdoba para el espectáculo dantesco que brindaron. El Cabildo de dicha
provincia, fue el único de todo el territorio argentino que estuvo en contra de
la Revolución de Mayo y que decidió unirse al Virrey del Perú, José Fernando
Abascal. Cualquier similitud con la
realidad no creemos que sea pura coincidencia.
Coherentes con lo
antedicho, parte del pueblo cordobés allí presente, recibe al presidente al
canto de: “Milei, querido, el pueblo está
contigo”.
Una plaza colmada, testigo
del “cuento de la potencia mundial” en boca del primer mandatario, que además
decía que van a “sacar a nuestra Nación
de la decadencia y volver a ponerla en el camino de la prosperidad”.
La multitud eufórica, continuó
el canto, pero esta vez al grito de: “Olé,
olé, olé, Toto, Toto”. Parece joda, pero no lo es.
Entre tanto, Milei
envalentonado por la arenga, continuó su discurso: “¿Ustedes se dan cuenta que estamos frente a un cambio de época?...Sin
ponerse colorado afirmó: “Estamos
haciendo el ajuste más grande no sólo de la Argentina, sino de la historia de la
humanidad”…”Estamos subiendo en
popularidad y mi Ministro –refiriéndose a Caputo- se
convirtió en un Rock Star”. Y para rematar dijo: “Tenemos un solo interés por delante, el de la mayoría de los argentinos
que decidieron vivir en libertad”.
¡Hipócrita!, les falta
el respeto a sus propios votantes, al decir que velaran por sus intereses en
pos del credo libertario. Lo más trágico de este capítulo de historia de horror
y miseria, es que la gente siguió con los cantitos: “La casta tiene miedo”…”Ley
Bases”…”Plebiscito”.
El pueblo sometido al
síndrome de Estocolmo y con las banderitas argentinas en alto, gritaba
ingenuamente a sus captores: ¡Viva la
Patria!
*Directora Ida &
Vuelta Medios
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