DESFINANCIAMIENTO UNIVERSITARIO ¿AJUSTE O CASTIGO?

 

Art: @pilardibujito

*Por Ludmila Chalon

La situación presupuestaria de las universidades públicas argentinas es crítica. El gobierno de Javier Milei anunció al comienzo de su mandato que el presupuesto para las casas de estudios nacionales iba a ser el mismo que en 2023. Por el altísimo proceso inflacionario que ha sufrido la economía argentina en el último tiempo, dicho presupuesto se encuentra tan devaluado que antes de la mitad del año todas las universidades del país corren peligro de no poder funcionar con normalidad. Esto afectaría el dictado de clases, la apertura de cátedras, becas, insumos para investigación e incluso los servicios básicos para el funcionamiento de cualquier edificio como la electricidad.

Si bien estas medidas responden de manera coherente a la línea ideológica y al tipo de políticas que el presidente y su gabinete vinieron a implementar, podemos comenzar a preguntarnos si esto es simplemente una cuestión de ajuste o existen otros motivos que llevan al gobierno a tomar este tipo de resoluciones. 

Al comienzo del mes de abril fue publicado el informe "El Estado del Debate Público" elaborado por Alaska Comunicación y Tres Punto Zero, en donde se evalúa la imagen del presidente Milei. En este informe podemos observar una particularidad: hay un único sector encuestado en donde la imagen negativa del presidente está inclinada de manera diferencial  y es dentro del grupo social que ha alcanzado estudios universitarios. Los argentinos consultados que han asistido a la universidad muestran una disconformidad con Milei superior al 63%.

Esta desaprobación por parte del sector más “educado” de la sociedad argentina, además de ser una curiosidad, podría explicar en otra línea porqué existe dentro de las políticas de este gobierno una dedicación particular a atacar a las universidades no solo a nivel presupuestario, sino también discursivo.

El gobierno de Javier Milei presenta una particularidad política y comunicacional que ejecutó durante la campaña y continúa en sus medidas de gobierno: la endogamia ideológica. Esta tendencia que proyectan con épica obtusa ha sido una fortaleza a la hora de diferenciarse electoralmente de otros candidatos, y sigue siendo una guía a la hora de construir medidas y discursos.

Para el presidente y su gabinete la posibilidad de direccionarse política y discursivamente hacia la conciliación y los sectores ideológicos no extremados, parece ser baja por decisión y estilo. Pero las más grandes batallas que presentan, a veces difamatorias y violentas, tienen como factor común la incomodidad con la disonancia ideológica que habitúa al presidente. Entonces cabe preguntarnos si el desfinanciamiento universitario es simplemente una medida de ajuste fiscal, o si además responde a que Javier Milei encuentra en las casas de estudios un espacio que le incomoda, no solo por sus cátedras dónde no encuentra simpatía ideológica sino también por sus egresados, que parecen ser mucho menos permeables a sus encantos políticos poco ortodoxos que los sectores menos instruidos de la sociedad.

Históricamente, la universidad pública argentina ha sido un bastión de libertad ideológica e igualdad de posibilidades para nuestros habitantes. También ha sido un bastión de resistencia proveniente de la organización docente y estudiantil. Es por eso que el desfinanciamiento, la difamación y la censura de la actividad política universitaria no es sólo una cuestión de ajuste fiscal o formas discursivas: refleja un mensaje más profundo donde se proyecta el modelo de país y de sociedad que se desea desde algunos sectores del poder. Comprenderlo nos ayudará a entender que esta discusión no se saldará simplemente con la hipotética aparición del presupuesto necesario para continuar las actividades de las universidades con normalidad, mientras desde el aparato del Poder Ejecutivo Nacional se siga promocionando el pensamiento único a través del hostigamiento que representan los discursos violentos y difamatorios, esta lucha debe estar activa.

La defensa de la universidad pública argentina es esencialmente la defensa de la libertad de expresión, de una sociedad más igualitaria y de un proyecto de país que abogue por la soberanía de la grandeza productiva e intelectual de esta nación.

 

*Lic. En Ciencia Política

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