5 Y 6 DE ABRIL DE 1811: EL PRIMER 17 DE OCTUBRE

 

Imagen tomada de internet

*Por Eduardo Rosa

Conforme a lo dispuesto por la junta el 27 de mayo, se pide a los cabildos de las provincias que envíen diputados. Pero al ir llegando éstos a principios de 1811, los ilustrados ven peligrar sus planes, pues los “provincianos” no traían las mismas ideas iluministas que ellos. Moreno dice que lo dispuesto el 27 de mayo era “fruto de la inexperiencia”. La orgullosa Buenos Aires no iba a compartir el poder con provincianos. Los morenistas conspiraban; contaban con el Club (del café de Marcos) y el regimiento “la Estrella”. La ingenuidad de Saavedra no le permitía sospechar de estos ni tampoco que una fuerza oculta y poderosa – la masonería cuyo conductor era el Dr. Julián Álvarez – acababa de unir a los jóvenes morenistas con los “viejos” del cabildo en una común repulsa contra los provincianos. (…)

Y al pueblo se lo dejaba de lado, porque “era “una multitud privada de luces que solo piensa en sus primeras necesidades” o era el “vulgo que solo se condice por lo que ve”. (Palabras del reciente decreto de supresión de honores). Y oía que la Junta recibía precisas instrucciones del embajador inglés ante la corte de Río de Janeiro…

LOS ORILLEROS (se conoce en la historia oficial como la “Asonada”)

Inesperada, sorpresivamente, sobreviene el levantamiento de las orillas que dará una fugaz tintura de pueblo a la Revolución. A las once de la noche del sábado 5 de abril se sabe que grupos de quinteros y arrabaleros, casi todos con su caballo, se juntan en diversos lugares de la periferia de la ciudad. En silencio iban rumbo a la plaza de la Victoria cuyo ámbito llenan a medianoche ante el desconcierto de los jóvenes iluminados y el temor de los vecinos principales ante la chusma de las orillas.

Un cronista relata así el inicio del levantamiento, en el que “Se apeló a los hombres de poncho y chiripá contra los hombres de capa y casaca”:

Al anochecer del día 5 de abril empezaron a reunirse hombres emponchados y a caballo en los mataderos de Miserere, a la voz del alcalde de barrio don Tomás Grigera… pidiendo la reunión del cuerpo municipal, para elevar por su conducto sus reclamaciones al gobierno.” (…) Como se sabe que está Grigera aparentemente al frente de la pueblada, se lo llama: Vieytes le pregunta en tono conminatorio quién había ordenado la concentración intempestiva y Grigera contesta reposadamente: “El pueblo tiene que pedir cosas interesantes a la Patria”…

Saavedra en sus memorias dice que ocurrió “sin mi noticia ni conocimiento” (Por eso Mitre, enemigo de las exteriorizaciones populares dice que “es la única revolución de la historia cuya responsabilidad nadie se ha atrevido a asumir” -No sé por qué me recuerda al 20 de diciembre del 200 - )…

No obstante, los “descamisados” esta vez no obtienen un triunfo plano. Les falta un jefe… Acabarán por contentarse con el alejamiento de los morenistas en helicóptero (perdón, tal vez no fuese así). Campana – la figura obscura y sin gloria, según Mitre – toma el lugar de Moreno. Pero la figura obscura y sin gloria esta llamada a escribir una de las páginas más altivas de nuestra historia.

Strangford había pedido a la Junta que mandase diputados a Cádiz y Campana contesta “Estas provincias exigen manejarse por sí mismas” (…) El 21 de junio la Junta da otro golpe a los ingleses en lo que más les dolía: sus intereses mercantiles. A instancias del Consulado prohibió la remisión de géneros ingleses al interior… (y) la Junta ordenó – por pluma de Campana – el 25 de junio que las deudas de los introductores con la aduana tendrían un interés del 6% “sin perjuicio de los apremios y ejecuciones que el administrador de la Aduana estimara convenientes”. (…)

Posteriormente Campana fue expulsado de la Junta Grande… Según una versión familiar, en la noche del 17 de Setiembre el doctor Campana fue secuestrado de su domicilio y llevado detenido a Areco, donde se lo instaló en la cárcel. Al reunirse la Asamblea General Constituyente en 1813… sancionó una ley que favoreció a todos los incursos en delitos políticos y militares con las únicas exclusiones de Cornelio Saavedra y Joaquín Campana. El presidente, tras muchas vicisitudes, consiguió volver a Buenos Aires y que se lo reivindicara moral y materialmente. Campana no tuvo esa dicha.

LAS MISMAS SEÑORAS GORILAS DE SIEMPRE

El 11 de setiembre hubo tumultos en la plaza: algunos jóvenes y muchas señoras forman corrillos para hablar contra Campana y los compadritos…: “peroró la Mármol, lo mismo hizo la Angelita, también la Chepa (alias) la Guinda: ésta lloró en la exhortación; también una de las Beruti; fueron concurrentes las Posadas, las de Endara; hubo palmoteos, vivas, bravos, etc.”. (Nota: Las cacerolas eran entonces de barro; poco sonoras y pesadas para las manos femeninas).

Pero la Revolución nacionalista – toda nacionalidad viene del pueblo – iniciada el 25 de mayo y detenida en Buenos Aires, renacería en el interior; Artigas y el pueblo oriental serían sus primeros intérpretes. La nacionalidad argentina quedó condensada, en su forma política, en una expresión definidora: el Federalismo. La “Patria Grande”, liga de las patrias chicas municipales.


*Historiador. Texto publicado en Abril del 2016, extraído de https://bibliotecajosemariarosa.blogspot.com/

 

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