LA IMPUNIDAD DE LOS COBARDES

 

Imagen tomada de internet

*Por Eliana Valci

Lejos quedaron los tiempos en que las cosas se arreglaban en la vereda de enfrente si eras guapo, o hablando en el café de la esquina si eras más “civilizado”.

El salto de lo analógico a lo digital ha dado lugar a la convergencia, incluso en las disputas interpersonales. Hoy todos entablan sus contiendas principalmente en “X” (red antes llamada Twitter).

Con el presidente de la Nación a la cabeza, o la cabeza de la casta, se inaugura oficialmente la era de las riñas virtuales. Requiriendo del menor esfuerzo físico o mental, parece perfilarse para ser deporte nacional.

Se instala así, dentro de ese micro-mundo (porque no todos los argentinos tienen cuenta de “X”), la política del relato.

El cuento está en las antípodas de tratarse de niños caprichosos, que no saben lo que quieren pero lo quieren ¡ya! Sino que se trata del abuso que ejerce quien está detrás de cualquier dispositivo móvil, y que escribe y publica amenazas, insultos, noticias y hechos falsos, etc., etc., etc.

En el mundo moderno lo que importa es la viralidad y la visualización. Son la cara de una misma moneda. Y hablando de metales, no es casual que sea la herramienta más poderosa que tienen los súbditos del Dios Mercado.

A través de estos elementos es como se han instalado y derrotado presidentes en los últimos años. Tornándose la contienda política en un “vale todo”.

Sin embargo, y a pesar -a nuestro criterio- de la involución comunicacional y política, hay que recordarles a los aplaudidores de turno, que no es mérito alguno esconderse detrás de un teclado (táctil) para vomitar lo primero que a cualquiera se le cruce por la cabeza.

Me pregunto ¿qué pensarían de este circo los próceres de nuestra Patria-Matria, aquellos protagonistas indiscutidos de nuestra historia –de todos los arcos políticos, sin distinciones-  que han sido mencionados en los últimos tiempos y algunos hasta utilizados maliciosamente, al punto de tergiversar hechos históricos?... Seguramente, nada bueno.

Muchos dirán que uno “no puede quedarse en el tiempo”. Pero una persona sin pasado no es nadie, es como un pizarrón en blanco. Los hechos precedentes son los que nos forman en el presente y los que tienden los puentes hacia el futuro aparente.

Y si hay algo que es indiscutible, es que los actores políticos del pasado eran hombres y mujeres de honor. No se ocultaban detrás de nada ni de nadie para forjar los designios de la Nación. Pusieron literalmente sus cuerpos, incluso hasta la vida misma.


*Directora Ida & Vuelta Medios

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