EL TATA ESTÁ GAGÁ: ECOS DEL SPOT OFICIALISTA POR EL 24 DE MARZO

 

Imagen tomada de internet


*Por Pablo A. Vázquez

Se le dio. Tanto que revoloteaba mediáticamente, que le pedían por las redes sociales ayudar a la actual administración libertaria en “dar letra” y “apuntalar su relato”, a Juan Bautista Yofre, a él me refiero, le sonrió la vida mediática y la referencia oficial.

El 24 de marzo fue el mentor y protagonista de un cortometraje, de más de 12 minutos emitido por el canal de YouTube de la Casa Rosada y replicado por las redes sociales oficiales y oficialistas, donde el eterno Tata vino a dar “la otra campaña” sobre los hechos que desencadenaron la última dictadura y la consiguiente represión ilegal.

Corro de mi análisis el testimonio de la hija del capitán Viola, asesinados tanto su padre como su hermana por el ERP, pues el dolor padecido, como el de las madres y familiares de los desaparecidos, escapa a cualquier análisis.

Me detengo en el guion, casi de acto escolar, que se eligió para replicar la versión de los grupos de derechos humanos que sostienen la idea fuerza de Memoria, Verdad y Justicia, tratando de anteponer, “la otra verdad”.

Uno pensaba que, por lo juvenil y despreocupado del manejo mediático libertario, abundarían personajes de Dragon Ball Z atacando a Montoneros y demás, con música estridente y ráfagas de colores, superponiendo conceptos como “domado”, “basado”, y que los “zurdos lloran”, que desde usuarios ficticios que abundan en la ex Twitter – zona liberticida si las hay – hasta remedos de intelectuales orgánicos del actual régimen como Agustín Laje y Nicolás Márquez, que usan y abusan de lenguaje soez atacando usuarios, cual si fuesen el personaje de Rambo luchando contra los soviéticos en la tercer película de su saga.

También, que sería la vicepresidenta -Victoria Villarruel- la encargada de dar dicho mensaje, por su trabajo sobre el tema y su forma más medida de comunicar. Era la indicada, a mi criterio, pero no, ganó la pulseada el inefable Tata, autor de una decena de libros sobre la cuestión, de lectura ágil, a veces sesgada y repetitiva, como si fueran artículos pegados uno tras otro, con  - eso sí - una gran proliferación de documentos  y un análisis que se quedó en el inicio de la guerra fría.

Sin embargo, me encontré un remedo de un ochentoso montaje, en una lúgubre Casa Rosada, que envidiaría “Tiempo Nuevo”, con penosos testimonios del ex marido de Adriana Brodsky y Luis Labraña, viejo monto conocido en esto de ser buchón y autoadjudicarse la autoría del número “30.000” para dar una cifra al horror.

El relato que ejemplificaría su “batalla cultural” contra el marxismo y los erpianos estuvo avejentado y falto de seriedad, decepcionante hasta para los propios que esperaban algo con más sustancia, donde parece que la guerrilla argentina apareció de la nada, mató porque quiso y los militares cumplieron su deber, y por eso son injustamente condenados.

Se debe debatir los ’70, dejar de lado el infantilismo camporista, de guerrilleros como héroes alados, y que todas las fuerzas armadas son nefastas, pero también si se da un debate contra dicha postura, debe estar fundado y no dando pareceres como si estuvieran tomando un trago por Recoleta un par de “viejos meados”.

Si se quiere refutar la carta a la junta militar de Rodolfo Walsh, por lo menos consigan a alguien que esté a su altura intelectual y se preste seriamente a debatir.

La historia argentina, con su carga de muertos y desaparecidos, merece algo mejor.


*Politólogo

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