CARTA ABIERTA (QUE JAMÁS LEERÁ) DE UNA SERVIDORA AL PRESIDENTE DE LA NACIÓN

Imagen tomada de internet

 Sr. Presidente:

 Los artistas también somos trabajadores. Trabajadores del Arte. No tenemos un martillo, ni una pala, ni un bisturí, no tenemos ni regla T, ni computadora, ni el código penal en las manos. Tenemos nuestros cuerpos, nuestras voces, nuestras manos como instrumentos de trabajo. Es decir, somos tan trabajadores como cualquiera de nuestros compatriotas.

 A partir de la desaparición del Instituto Nacional del Teatro, del Fondo Nacional de las Artes, del recorte del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (si es que todo esto ocurre o si, digamos la verdad, dejamos que esto ocurra), lo que Ud. estaría consiguiendo, Sr. Presidente, no es quitar un subsidio “de gracia” a los artistas por ser artistas (de hecho nunca lo hubo), lo que Ud. estaría consiguiendo es dejar sin la posibilidad de trabajo a miles de argentinos y argentinas que viven de lo que Ud., seguramente, no sabe de qué se trata ni supiera hacer.

 Entre las enunciaciones pocos felices que Ud. declara, dice: “…No hay plata para financiar películas que no mira nadie…”. No hable por Ud. Sr. Presidente. Hay millones de argentinos y argentinas que esperan olvidar, aunque sea tan sólo un rato, sus problemas, sus angustias e ir al cine, al teatro, a un recital o a una muestra de pintura. Millones que entienden, no como Ud. Sr. Presidente, que el arte es una herramienta social transformadora. Que el arte, en todas sus formas, contiene y salva.

 En el caso del INT puntualmente no es sólo un organismo que tuvo su origen a partir de la lucha, durante años, de hombres y mujeres trabajadores de la Cultura que dieron vida a nuestra Ley Nacional de Teatro, sino que es en sí mismo una reivindicación para todas aquellas personas que entendemos que nuestro oficio es una profesión tan digna y necesaria como cualquier otra.

 Cerrar el INT sería como cerrar una fábrica, una escuela, un hospital. Es un despropósito que significaría coartarles la posibilidad a millones de argentinos y argentinas de ser actores pasivos de nuestra Cultura; y quitarnos, a quienes trabajamos para ella, la posibilidad de llevar el pan diario a nuestras familias, de pagar nuestros impuestos (como buenos ciudadanos que somos), o de darles la educación que merecen nuestros hijos.

 No hay que ser muy erudito, Sr. Presidente, para entender que terminando con el apoyo del INT, terminando con el INT como organismo subsidiario, se está terminando con innumerables fuentes de trabajo.

 Si Ud. quiere, Sr. Presidente, que el dinero de todos los argentinos vuelva al pueblo y a sus trabajadores, entienda de una vez por todas que los artistas (con nuestras ideologías a cuestas) también somos el Pueblo, también somos Trabajadores.

 Aprovecho la ocasión, para disculparme ante Ud. por haber aceptado, en estos años, cobrar como honorarios $5000 (devenidos de los fondos del INT) por cada función que hemos sabido llevar a barrios y pueblos, para ciudadanos y ciudadanas que han tenido la posibilidad de ver de manera gratuita, y posiblemente por primera vez en sus vidas, una obra de teatro.

 Sé que esta carta de nada servirá, pero al menos Sr. Presidente, me habré desahogado.


Bárbara Soledad Zapata / Actriz

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