LA RELACIÓN DEL PRIMER PERONISMO CON CABA, LA CIUDAD DE LA FURIA

*Lic. Pablo A. Vázquez 

El dato más evidente fue la movilización del 17 de octubre de 1945, donde el pueblo pidió por la liberación de su líder. Si bien hubo marchas y actos a favor del coronel Perón durante su gestión como Secretario de Trabajo y Previsión, el 17 marcó un antes y un después en la ocupación del espacio público porteño por parte de los sectores marginados de la vida política y social que se apropiaban de lo que les fue negado siempre: su capacidad, como actores políticos, de decidir y hacer valer sus derechos.

Los sectores medios urbanos porteños tuvieron una relación conflictiva con el naciente movimiento. Si bien se beneficiaron con la elevación de su nivel de vida y consumo, recelaron del mensaje “herético” y plebeyo del peronismo, a la vez que cuestionaban su trasgresión de las formas burguesas del régimen político tradicional. El conflicto, por diferencias de clase y el choque cultural entre los nuevos sectores que emergieron plenos de derechos sociales, no se hizo esperar, ya que los recién llegados disputaron el espacio público a los sectores medios, desplazándolos del centro de la escena política de la ciudad de Buenos Aires.

Pablo Gerchunoff y Damián Antunez referenciaron, en un texto del 2002, el ascenso social de los habitantes de la ciudad: “Entre 1945 y 1948 las ventas de cocinas aumentaron un 106%, las de heladera un 218%, las de indumentaria para señoras y niños (…) un 125%, las de hombres un 100%, las de calzado un 133%, las de discos fonográficos algo más de un 200%. Poder adquisitivo alto y crédito barato para el consumo fue la combinación explosiva, y su expresión más visible, el acceso a los aparatos de radio. El medio de comunicación de última generación llegaba a todos los hogares. Durante los primeros tres años del gobierno peronista, su venta creció un 600%. Mientras tanto, algo más sutil que la bonanza del comercio a la calle estaba ocurriendo en el centro de la Capital Federal. El Banco Municipal había dejado de recibir el desfile de pequeños propietarios disminuidos que iban allí a empeñar sus bienes. Ahora era a la inversa. El Banco organizaba masivos remates de muebles, vajillas, alhajas y pinturas que había venido acumulando durante los malos tiempos. Eran remates populares y alegres, en los que una clase media repentinamente próspera convertía su dinero en efectivo en bienes con los que hasta poco antes no había soñado”.

La Plaza de Mayo fue el “ágora” donde se convocó al pueblo a escuchar los mensajes de Perón y Evita, a la vez del festejar los 17 de octubre y 1º de mayo. Las reuniones multitudinarias; las columnas de los sindicatos; la elección de la reina del trabajo; el mensaje a los jóvenes enterrado en Plaza de Mayo; la muchedumbre que acompañó la nacionalización de los ferrocarriles, las colonias de vacaciones porteñas, el Teatro Colón al aire libre; la sanción de la Constitución de 1949, la reafirmación de la acción del gobierno de Perón, el homenaje a San Martín en 1950; así como el dramatismo de Evita en sus discursos y su negativa en el Cabildo Abierto sobre la 9 de julio; el dolor popular por la muerte de Evita; los atentados opositores de 1953 y los bombardeos de 1955, marcaron como el pueblo ocupó los espacios públicos y los dotó de un nuevo sentido.

Como obra de gobierno local durante las gestiones de los intendentes Siri y, en especial, del arquitecto Jorge Sabaté se destacaron:

          Construcciones:

-           Monobloques General Belgrano, entre calles Migueletes y Virrey del Pino, de 11 pisos para 700 personas

-           Barrio 17 de octubre, compuesto de 27 pabellones con 784 departamentos

-           Barrio los Perales, zona Mataderos

-           Viviendas para los afiliados del Instituto Municipal de Previsión Social, Caballito, calle Acoyte y Ambrosetti, para 400 personas

-           Estudio de un barrio para 5.000 habitantes en Barrio Bajo Belgrano

-           Bloque Rio de la Plata, para 1.800 personas en 336 departamentos

-           Barrio Curapaligue y Cobo, 25 hectáreas

-           Barrio Casa Amarilla, 25 hectáreas para 10.500 personas

          Cultura del cuerpo y del alma

-           Balneario Norte

-           Velódromo municipal

-           Autódromo 17 de octubre

-           Bibliotecas Infantiles Municipales, 32 en total (bibliotecas circulantes)

-           Teatro Colón al aire libre (Auditórium Eva Perón en parque Centenario)

-           Teatro Colón al aire libre (Parque Saavedra)

-           remodelación Jardín Zoológico

          Sanidad

-           Sanatorio Municipal calle Acoyte y Avellaneda

-           Policlínico Fernández

          Abastecimiento

-           Mercado del Plata y oficinas municipales

-           Mercado de concentración Borrego

-           Nueva Feria Modelo

-           Mercado Municipal de Flores

          Circulación y transporte

-           avenida General Paz

-           remodelación Av. 9 de Julio

-           avenida del Justicialismo

-           reestructuración redes ferroviarias

También, es justo plantearlo, la excesiva propaganda, el culto a la personalidad, el cambio de las circunscripciones electorales para beneficiar a los candidatos peronistas en las elecciones locales, la imposición del luto en 1952, la obligación de la afiliación, la quema de los lugares opositores y de las iglesias, también mostraron acciones que el electorado porteño no toleró.

La campaña de control de precios y lucha contra el agio, en un marco de crisis económica e inflación, parecido a estos años, junto a la carestía y al “pan negro” permeó en la memoria colectiva urbana de nuestros mayores como hechos negativos de la gestión del peronismo.

Estos hechos conspiraron para atraer a los sectores medios urbanos locales. Pero, por otro lado, desde la pequeña burguesía porteña, resistió el cambio social operado, y planteó cierto prejuicio social – y hasta racial – contra el justicialismo. Desde apoyar electoralmente al partido Socialista independiente con Federico Pinedo abuelo, en tiempos del yrigoyenismo, sumar votos para Alfredo Palacios durante el inicio del frondizismo, el respaldo a “Chupete” De La Rúa frente al FREJULI en el ’73, su apuesta al el Pro desde hace años, hasta las actuales adhesiones a los libertarios de Javier Milei hablan no sólo de la particular visión porteña de la política, con una agenda propia distinta al resto del electorado nacional, sino su rechazo a sumarse a los movimientos nacionales, sea con el respaldo de tener una renta superior al resto de las ciudades del país, equiparable a una metrópolis europea, y seguir con el cliché cultural que considerarse el “polo latino en América” y que “los argentinos descendemos de los barcos”, que se repite desde la Generación del ’80 hasta citado en declaraciones desafortunadas de nuestro actual primer mandatario y presidente del PJ nacional, Alberto Fernández.

Sólo una vez, durante el inicio del menemismo, se dio la victoria del PJ con Ermán González, lo que  mostro la excepción a la regla señalada, en el contexto del neoliberalismo, y que, uno presume, que este año se repetirá dicho rechazo a los candidatos que presente el PJ porteño y sus aliados, si continúa con su lógica de estar de espaldas de la militancia peronista y “hacerle el juego” al alcalde Rodríguez Larreta.

La especial relación de la ciudad con el peronismo debe ser revertida para ver si, en lo local, se puede presentar una fórmula competitiva y con esencia peronista,  en vez se sublimar sólo a la socialdemocracia y el progresismo, en un año electoral clave, donde se discute ya no candidaturas sino un proyecto de país.

 

*Politólogo; Secretario del Instituto Nacional Juan Manuel de Rosas

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