EL EXILIO DE JUAN MANUEL DE ROSAS VISTO POR JUAN BAUTISTA ALBERDI



*Por Pablo A. Vázquez

Cumpliéndose un aniversario del fallecimiento del Brigadier General Juan Manuel de Rosas, acontecido el 14 de marzo de 1877 en Southampton, Inglaterra, rememoro las impresiones que tuvo sobre él uno de los intelectuales más importantes de nuestra tierra: Juan Bautista Alberdi en su encuentro del 17 de octubre de 1855 en el exilio británico.

La dicotomía civilización/barbarie fue constitutiva de los debates que conformaron la identidad nacional en los albores de la patria. En ella puede leerse el problema de la construcción y organización de la nación Argentina, proceso en el que Juan Bautista Alberdi y Domingo Faustino Sarmiento sobresalieron por su pluma y sus acciones políticas. El primero, con su idea fuerza de “gobernar es poblar”, y el sostenimiento de la “libertad”, esta última no exenta de tensión con la idea de “orden”; el segundo, con su hincapié en la educación y sus reflexiones sobre el territorio, “desierto” argentino, que desde el “Facundo” dejó entrever con su influencia romántica. Las ideas de ambos intentaron dar carnadura y fundar el discurso moderno de la ciudadanía, conformando  la expresión de “lo argentino”, de cara a la generación del ’80.

Ambos, además, enfrentaron desde su exilio a Juan Manuel de Rosas. Pero si el sanjuanino tuvo una oposición extrema y sin matices, salvo alguna consideración positiva en “Bosquejo de la Biografía de Don Dalmasio Vélez Sarsfield” (1875), en el caso del tucumano su atención al Restaurador de las Leyes tuvo sus vaivenes.  

En “Fragmento Preliminar al estudio del Derecho” (1837) la idea alberdiana de entender nuestro trasfondo sociocultural, en clave historicista, permitió comprender cómo debíamos gobernarnos y, en tal sentido, comprender el fenómeno de Rosas. Aunque -bloqueo de Francia mediante - las pasiones se tensaron y la Generación del ‘37 pasó a oponerse al Restaurador desde el exilio. Allí Juan Bautista, en su ostracismo chileno, fue un abanderado en la lucha contra el gobernador bonaerense.

Tras la irrupción armada de la flota anglofrancesa y el triunfo de la Confederación Argentina en 1846, Alberdi revió parte de sus postulados. Al año siguiente, en “La República Argentina 37 años después de su Revolución de Mayo” (1847), tuvo una visión positiva sobre Rosas, señaló errores de los unitarios y esbozó una reconciliación entre ambas facciones. “Rosas no es un simple tirano a mis ojos. Si en su mano – afirmó Alberdi en dicho texto – hay una vara sangrienta de fierro, también veo en su cabeza la escarapela de Belgrano. No me ciega tanto el amor de partido para conocer lo que es Rosas, bajo ciertos aspectos… Rosas y la República Argentina son dos entidades que se suponen mutuamente: él es lo que es, porque es argentino; su elevación supone la de su país; el temple de su voluntad, la firmeza de su genio, la energía de su inteligencia, no son rasgos suyos, sino del pueblo, que él refleja en su persona”.

Tras la caída de Rosas en 1852, y su posterior exilio, Alberdi se alineó con Justo José de Urquiza. Su pluma tuvo, posteriormente, la labor de un pretendido cincel en los albores de la Convención Constituyente de 1853, con su obra “Bases y Puntos de Partida para la Organización Política de la República Argentina” (1852). A su vez Urquiza en 1855, desde Paraná, como Presidente de la Confederación Argentina lo designó Encargado de Negocios en Inglaterra y Francia, partiendo al viejo continente previa escala a los Estados Unidos, donde mantuvo entrevistas con autoridades de Washington. Posteriormente fue elevado su rango al de Ministro Plenipotenciario ante España, Francia, Inglaterra y en Roma, en el contexto de la unidad italiana.  

Su arribo al Reino Unido tuvo el destaque de ser recibido por la Reina Victoria en su rol diplomático y codearse con las principales figuras políticas londinenses. Pero, además, vio la oportunidad de reunirse con su viejo adversario de las pampas. “La primera noticia sobre el desterrado Restaurador, en Inglaterra – escribió Miguel Ángel Speroni en “Qué fue Alberdi” (1973) – la tuvo el 3 de julio de 1855. Fue Mr. Jackson, ex cónsul argentino, cesante después de Caseros... Le dijo a Alberdi que Rosas aplaudía los ferrocarriles, pero les tenía aprensión y prefería «un coche con cuatro caballos». Qué no había salido de Inglaterra… Que estaba «quejoso de Manuelita…» Que… que”.

En la noche del 17 de octubre de 1855 ambos personajes estuvieron cara a cara. Alberdi - tomando el texto de Speroni - juzgó que «su fisonomía no es mala. Se parece poco a sus retratos. La cabeza es chica, y la frente, echada atrás, es bien formada, más bien que alta. No tenía bigote ni patilla. No estaba bien vestido: no tenía ropa en Londres. Ha venido por quince días a imprimir y publicar su Protesta»… Le encargó que trasmitiera su agradecimiento a Urquiza, porque «si algo poseía hoy para vivir, a él se lo debía». No había sacado plata de Buenos Aires, pero sí todos sus papeles históricos (de los que se sirvió Saldías para su Historia), en cuya autoridad descansaba. Habló mucho. Habla mal inglés, pero sin detenerse, con facilidad. Es jovial y atento en sociedad. Después de la mesa, cuando se alejaron las señoras, hablo mucho de política; casi siempre se dirigió a mí. (Seguramente recordaba el Fragmento y Treinta y siete años después…).

Niega a Buenos Aires el derecho de juzgarlo y reconoce a la Confederación… Habló con moderación y respeto de todos sus adversarios… Después de Balcarce – termina Alberdi – ningún porteño en Europa me ha tratado mejor que Rosas, anoche, como representante de la Confederación Argentina”.

Ramón Méndez Acebal, en “Alberdi, el predestinado” (1979) refirió sobre dicho encuentro: “En la nota que sobre él redactó y que se encuentra en sus Escritos Póstumos (tomo 18, pág. 556) nos dice que su figura le ha parecido... «La de uno de esos individuos y medianos hombres en que abundan en Buenos Aires, deliberados audaces para la acción y poco juiciosos…». Hace interrogante diciendo… ¿cómo ha podido este hombre dominar a ese pueblo a tal extremo? Es lo que se pregunta al conocerlo”.

Años después, en carta a Máximo Terrero, esposo de Manuelita Rosas,  fechada el 14 de agosto de 1864, le refirió: «Nada más público y notorio que la honorabilidad con que lleva el General Rosas su vida de refugiado en el país de los libres… El ejemplo del General Rosas de refugiado digno, resignado, laborioso, en Europa, no tiene ejemplo sino en la vieja historia de Roma… Ni el mismo San Marín llevó con más dignidad su proscripción voluntaria. Es indigno y vergonzoso atacar a un hombre semejante y en semejante situación». En dicha misiva, donde incluyó un detallado plan de trabajo para una posible publicación sobre la historia del ex Gobernador que refutaría a sus detractores. «Hoy todo el mundo habla, nadie calla, empezando por Napoleón, pasando a Lord Palmerston y acabando por Mitre, que no es tonto de majadear con sus disertaciones históricas, en que habla más de sí mismo que de Belgrano».

Culmina dicha nota – incluida en “La Vuelta de Don Juan Manuel (1993) de Fermín Chávez -  con esta reflexión «Todo esto no es ocuparse de la persona Rosas, sino del país, de quien fue expresión de la sociedad de que es miembro a pesar del destierro: hasta por patriotismo argentino. El General Rosas debe defender el decoro de su país, defendiendo o explicando su conducta política. Callar es dar la razón al que habla aunque no la tenga». Al mes Alberdi dirigió una epístola al mismísimo Rosas, el 20 de septiembre, donde se excusó por no ir a visitarlo, como era su deseo, y reiteró su conceptualización como «ejemplo de moderación y dignidad que Ud. está dando a nuestra América despedazada pro la anarquía es, para mí, una prenda segura de que le esperan días más felices que los actuales».

En tiempos de pasiones irreconciliables, que el ejemplo de ambos hombres de Estado que marcaron nuestra historia nos sirva de ejemplo para ser respetuosos en nuestra dignidad, estrechar el diálogo político y tender a la unión nacional.

 

*Lic. en Ciencia Política; Secretario del Instituto Nacional Juan Manuel de Rosas


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