*Por Hugo Presman
Cristiano Ratazzi hoy está
jubilado, vive en Punta del Este y siempre pareció más a gusto en las reuniones
sociales que en su trabajo como principal responsable de la filial argentina de
Fiat desde el año 1996. En cuanto a su formación profesional, es doctor en
Economía y Comercio graduado de la Universidad
Bocconi de Milán en 1970; y tiene Master of Business
Administration (MBA) de Harvard en 1973. Dueño de una fortuna de muchos
millones de dólares, patrióticamente se “exilió” en el Uruguay porque le dijo a
Perfil el 6-04-2022: “Yo tenía todo mi patrimonio afuera. Y empezaron a aparecer unos
impuestos distorsivos. Si seguían llegando, en diez años me quedaba
sin patrimonio. Por eso dije, me voy a un país
tranquilo y encantador. Se me hacía muy pesada la situación que estaba viviendo
la Argentina”. Indudablemente la indigencia se cernía sobre el futuro del hijo
de Susana Agnelli, que fue la primera mujer en ocupar el cargo de Ministra del
Exterior de Italia entre los años 1995 y 1996. El 11 de mayo
del 2018 le había dicho al periodista Jonathan Viale que había que exigir un dólar más caro y
hasta sugirió que Argentina siga los pasos de Ecuador y «dolarizar la economía
podría ser una solución». Sostenía la necesidad «de
una reforma total del Estado, tal como lo hizo el ex
presidente Carlos Menem.” En varias elecciones fue fiscal por el PRO.
Según la revista Forbes, el argentino más rico es Marcos Galperin, fundador
y CEO de Mercado Libre. Se sitúa en el puesto 764 entre
los más acaudalados del mundo, mientras que en la edición anterior integraba el
grupo selecto de los 500 empresarios más ricos, ubicado en el puesto 440,
cuando tenía US$ 6100 millones. Según la revista, el CEO de Mercado Libre
administra una fortuna de US$ 3900 millones que
está en un par trust –fideicomisos– irrevocables en Nueva Zelanda, muy lejos de
la AFIP local y del fisco uruguayo. En las últimas décadas, radicado en el
Uruguay, sólo vivió en el país durante el gobierno de Mauricio Macri a quien
apoyó y fue fiscal por Cambiemos en las elecciones. El empresario lo
apoyó públicamente en todo, desde el intento de reforma laboral y el
crédito del FMI, hasta el acuerdo Mercosur-UE. Incluso después de visitar a
Alberto Fernández, a días del triunfo del actual Presidente, tuiteó un “Yo lo
voto” a favor de Macri.
Galperín proviene de una familia de clase media alta y al
terminar el secundario obtuvo un BS en finanzas, una Licenciatura en
la Escuela de Negocios Wharton de la Universidad de
Pensilvania y un MBA (Master of Business Administration) de
la Universidad de Stanford.
Gustavo Grobocopatel, conocido como “El rey de la soja”, al
ser entrevistado por Pablo Sirven en el programa “Hablemos de otra cosa”, a la
pregunta de ¿Por qué se mudó a Uruguay? Responde: “La pandemia me eyectó
rápidamente a Colonia. Uruguay es un país estable en temas macroeconómicos e
institucionales. Me duele lo que pasa en la Argentina, pero yo la amo y
sigo vibrando con ella”. Está en contra de las retenciones. “Es un
mal impuesto que hay que sacarlo. En un corto tiempo el aumento de
producción va a compensar lo que se pierde de
recaudación”, considera. “La Argentina necesita todo un plan de
transformación amplio porque lo que hicimos no resultó. Duplicamos el cobro de
impuestos, el tamaño del Estado y tenemos más pobreza”.
Grobocopatel es Egresado del Colegio Nacional de Carlos
Casares e Ingeniero Agrónomo de la Universidad de Buenos Aires.
Javier Madanes Quintanilla, dueño de Fate y de Aluar se queja
del ausentismo laboral y en La Nación del 13-01-2023 entrevistado por Daniel
Olivera ante la pregunta “Dijiste que todos habían tenido algún rasgo de populismo. ¿Macri
también?” Contesta: –Sí, por supuesto. Sí, sí, sí, sí. Sí,
sí. Macri, cuando asume, tiene dos caminos posibles: o ir a un cambio de fondo
o tratar de hacer las cosas con, digamos, poco costo político, y decide ir por
el segundo. Sí, también”. A pesar que reconoce que están ganando sostiene: “No
estamos invirtiendo en la medida de lo necesario. En un país donde, no nos olvidemos, la
mochila del sector público cada vez es más pesada y vivir del empleo público
nos va a resultar cada vez más difícil porque los pocos sectores que van a
tener una actividad no vinculada al Estado van a ser cada vez menos. Eso es
básicamente lo que me preocupa.”
Tal vez se le ha olvidado que ALUAR fue posible en 1974
porque se completó con 2 emprendimientos públicos: la construcción de
la represa y central hidroeléctrica de Futaleufú, establecida en la cordillera
de los Andes, a 550 kilómetros de Madryn, cuya potencia es utilizada casi en su
totalidad por Aluar, y el puerto de aguas
profundas para facilitar la importación de materias primas y la
exportación del metal producido. Lo que está bien por parte del Estado pero es
llamativa la amnesia del empresario.
Cierro esta galería de protagonistas de la clase dominante
con Constancio Vigil, heredero de un imperio de medios y de una editorial como
Atlántida que perpetró horrores como falsificar una carta del jugador holandés
Rudolf Kroll a su hija durante el Mundial de Fútbol de 1978 donde le hacían
decir: “Mamá me contó que los otros días lloraste mucho porque algunos
amiguitos te dijeron cosas muy feas que pasaban en la Argentina. Pero no es
así. Es una mentirita infantil…Esta no es la Copa del Mundo, sino la Copa de la
Paz… Papá está bien. Tiene tu muñeca y un batallón de soldaditos que lo cuidan
y que de sus fusiles disparan flores. Diles a tus amiguitos la verdad;
Argentina es tierra de amor”. O sacar a una madre, Thelma Jara de Cabezas
detenida y hasta ese momento desaparecida en la ESMA, hacerle un presunto
reportaje con el título «Habla la madre de un subversivo muerto», portada de la
revista «Para Ti» del 10 de septiembre de 1979.
Hoy Constancio Vigil ya jubilado vive en Punta del Este y
explica en el condescendiente reportaje que le hace Pablo Sirven para La Nación
+ y la revista del diario La Nación: “Me fui de la Argentina porque es muy
difícil vivir allí. La presión impositiva es terrible.”
Cuando le dice Sirven que hizo mucho dinero en la Argentina
pero se va del país, Vigil “contesta: “La Argentina es un país
inconcebible, tiene de todo. Está habitada por gente que no le gusta trabajar…. La mayoría de
la gente no estudia. Yo soy un defensor brutal del campo
porque en la Argentina es lo único que realmente funciona bien. No hay nadie
que nos gane” Cuando le preguntan “Uruguay ¿por qué funciona?”, responde: “Por
de pronto son más honestos. No roban como se roba allá” Cuando se le recuerda
que ingresó un auto para discapacitados aprovechando que se los eximía de
impuestos y que se compró otro exactamente igual para despistar la inspección
de la aduana… No estaba bien, pero en ese momento todo el mundo lo hacía, se
justifica. “A partir de ese momento todo lo que traía lo declaraba porque si me
agarraban otra vez iba preso.” Cabe recordar que Vigil formó parte del círculo
nocturno de amigos de Carlos Menem.
LA CLASE DOMINANTE
Lo ejemplificado es una pequeña muestra de la clase
dominante. Tres del establishment más antiguo (Cristiano Ratazzi, Javier
Madanes Quintanilla, Constancio Vigil) y dos de la nueva generación (Marcos
Galperín, Gustavo Grobocopatel). La diferencia es generacional y el uso
instrumental de la tecnología. Es un cambio de envase pero el contenido
no difiere. Ignoran cómo se desarrollaron los países más poderosos, transitan
una historia falsa nacional e internacional, su incomprensión de los gobiernos
nacionales y populares es pavorosa y su experiencia con los gobiernos
neoliberales recuerda a los gladiadores del imperio romano que antes del
combate se acercaban al emperador y le decían: “Ave César, los que van a morir
te saludan”
La existencia de una burguesía nacional surgida de las crisis
del capitalismo mundial (las dos guerras mundiales, la crisis de 1929) y no
como un crecimiento autónomo como la inglesa, la francesa o triunfante de una
guerra civil como la norteamericana, de cuatro años (1861-1865), donde el norte
industrial se impone al sur algodonero, marca la diferencia con la Argentina
donde después de 60 años de guerras civiles el sur agropecuario derrota a las
incipientes artesanías norteñas, lo que determinó el carácter semicolonial de
nuestro país. Una clase social es progresiva cuando persiguiendo sus propios
intereses incorpora otras clases sociales a un proyecto colectivo. El peronismo
intentó fortalecer esa débil burguesía nacional y en varias oportunidades
reemplazarla, pero siempre su ceguera alienada muchas veces a las posiciones
ideológicas de los sectores agropecuarios e inficionada en las últimas décadas
de la prédica neoliberal, han terminado por reducirla a islotes sin un proyecto
de país y sólo atendiendo a la tasa de ganancias. Aquel análisis de los sesenta
sobre el comportamiento ambivalente de la burguesía nacional que podía aliarse
al proletariado para enfrentar al imperialismo o en otras circunstancias unirse
al imperialismo para enfrentar al proletariado, parece definitivamente
obsoleto.
El ensayista Alejandro Horowicz ha afirmado muchas veces que
la Argentina no tiene una clase dirigente sino una clase dominante. El
sociólogo Artemio López ha desarrollado el concepto en un muy buen artículo
publicado en La Tecl@ Eñe, con el título “John William Cooke. Hacia una teoría del populismo”: “La categoría no leninista (en realidad de Antonio Gramsci) de
hegemonía, entendida como proceso por el cual una clase dominante se transforma
en dirigente”, para luego continuar con Cooke: “La
existencia, al interior de las relaciones sociales de producción, de diversas
facciones de clase con intereses divergentes, aunque no antagónicos,
articulados sobre lo que denomina núcleo hegemónico que les confiere unidad
política. Este proceso de construcción de hegemonía cuyo efecto central es la
unidad política de las diversas facciones de clase supone la integración de los
múltiples intereses particulares sujetos al interés general representado por la
facción de clase dominante, ahora constituida en clase dirigente”. Es
precisamente lo que no sucede en nuestro país.
Si la oligarquía agropecuaria tiraba manteca al techo en
París en la década del veinte, viajaba con la vaca y sus sirvientes en un barco
en el que alquilaban todo un sector y el despilfarro llevaba a que cuando se
quisiera expresar el poderío económico se dijera “tan rico como un argentino”,
hoy otras clases sociales integrantes del establishment hacen de las guaridas
fiscales sus domicilios, de la evasión fiscal un deporte rutinario, de la fuga
de capitales una práctica habitual. Su ambición de residencia no es París sino
Miami o Punta del Este. Los planes y los subsidios a los sectores de menores recursos,
en la mayoría de los casos, son el paliativo necesario, que de provisorios se
convirtieran en permanentes por las múltiples formas de saqueos que
padece la Argentina. Para explicar los grados crecientes de pobreza hay que
desmenuzar la concentración de la riqueza. Una riqueza que tiene ciertos
parámetros comunes: abominar de un Estado al que pide que los cobije y al mismo
tiempo explotan, sacarles beneficios que equivalen a millones de planes
ocultos, convertirse en monopolios al tiempo que predican la libre competencia,
denostar lo propio y exaltar lo ajeno, tener un debilitado concepto de Patria,
exhibir una ignorancia supina más allá de la variedad y nivel de los estudios
cursados. Los “planes” para los ricos imperceptibles para la mayoría de la
población se cuentan por centenares, de los cuales el último aparece en
exclusividad en la página 16 de Página/12 del 3-01-2023, con la firma de Raúl
Dellatorre “Las distribuidoras eléctricas Edesur y Edenor llegaron a un acuerdo
de refinanciación de la deuda que acumularon durante los últimos años con la
compañía bajo conducción estatal Cammesa, cuyo monto total asciende a $219.615
millones de pesos. Pero sólo deberán pagar $ 80.210 millones entre ambas, en 96
cuotas y a tasa en pesos subsidiada, ya que el resto, $ 139.405 millones, es
una fabulosa condonación de deuda otorgada por el Ministerio de Economía como
parte del acuerdo”
Por eso en agosto del 2006, el politólogo y abogado José Nun,
por entonces Secretario de Cultura diagnosticaba: «El gran problema de la
Argentina son los ricos y no los pobres»
El establishment encontró en Mauricio Macri el espejo en
donde reflejarse. Carente de ninguna virtud visible, mal orador, carente del
mínimo carisma, expositor menos que precario, inmune a todo rasgo de cultura,
sin embargo, ha construido una notable carrera política: en menos de veinte
años creó un partido político, fue dos veces jefe de gobierno de la Ciudad de
Buenos Aires, Presidente de la Nación y después de una presidencia de un
fracaso superlativo, cuando sus mismos dirigentes lo consideraban un
piantavotos, ha recuperado centralidad política y no deja de soñar para
completar la tarea de demolición, en un segundo mandato que autodenomina
segundo tiempo. El establishment que sólo en sectores reducidos se vio
beneficiado con sus políticas suicidas, encuentra en sus prácticas y en su
personalidad un referente: contrabandista, evasor fiscal, con empresas
off-shore en paraísos fiscales, fugador de capitales, espionajes, chantajes y
prácticas mafiosas.
El macrismo ha armado una estructura judicial y mediática que
persigue adversarios y defiende incondicionalmente sus requerimientos e
intereses y es un bastión inexpugnable contra sus fechorías. El ignoto Comodoro
Py se ha transformado en Comodoro PRO. Cámaras federales copadas, fiscales como
Carlos Stornelli que se negaban a comparecer ante el tribunal que lo juzgaba,
declaran impúdicamente como personificación de la estatua que representa a la
justicia y émulos del difunto Claudio Bonadío son la expresión siniestra de que
expresan a la injusticia desnuda. Y si algo faltaría, la Suprema Corte de
Justicia falla discrecionalmente y no tiene pudor de demorar eternamente
aquello que puede perjudicar al establishment y acelera lo que lo beneficia.
Por eso cuando Juntos por el Cambio habla de la independencia del actual Poder
Judicial debe leerse que defiende a su aliado judicial y no una presunta
independencia.
El cerco se cierra con una prensa militante, donde encontrar
alguna exteriorización de periodismo es más extraño que toparse con un
dinosaurio vivo.
Dos apuntes de color para cerrar esta nota, tal vez para
perder definitivamente toda esperanza que la clase dominante se transforme en
clase dirigente en la Argentina; en el reportaje mencionado, Constancio Vigil
que a los 86 años ha sido doblemente padre, a la pregunta ¿Qué negocio se le
ocurrió últimamente? Contesta: “Una tarde estando con Liliana ( su
esposa), que es loca por los animales, me dice “Pensar que nosotros
tomamos Coca Cola, café, vino, champagne y los perros sólo tienen agua” Y a mí
se me ocurre. ¿Y si tratamos de hacer Coca Cola de los perros? Lo llamé a Diego
Granda, le conté la idea y al año y medio o dos me dijo que tenía el producto”
En Perfil del 7 de enero bajo el título de “Costos y
opciones para las vacaciones. Aire acondicionado, piscina y spa: cómo son las
guarderías vip para dejar las mascotas en verano.” Ahí uno puede enterarse que
Argentina es uno de los países con más mascotas en el mundo y para eso hay cada
vez más lugares para dejarlas en vacaciones, entre ellos, “el único hotel para
gatos con habitaciones privadas que funciona en la ciudad de Buenos Aires.
Además hay sitios que cuentan con setenta piezas con aire acondicionado y hasta
un chef que se encarga de la comida. Los valores oscilan entre los $ 2.400 y $
10.000 por día.” Es cierto que de estos hobbies también participa una clase
media alta a la que Arturo Jauretche calificaba de tilinga.
¿Clase dirigente? Sólo clase dominante.
*Periodista. Co-conductor del programa radial EL TREN, con más de 19 años en el aire. Contador Público recibido en UBA. Fue profesor de Economía Política en la Facultad de Ciencias Económicas de la misma Universidad.
Fuente: La Tecla Eñe
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