EVA PERÓN Y EL CABILDO ABIERTO DEL 22 DE AGOSTO DE 1951

*Por Pablo A. Vázquez.

En 1951, despejada en Argentina, tras la Reforma constitucional de dos años atrás, la cláusula restrictiva para la reelección presidencial consecutiva, la postulación de Juan Domingo Perón para un segundo mandato era segura. Desactivada desde el oficialismo nacional la eventualidad de una candidatura del gobernador bonaerense Domingo Mercante, sea a presidente o vice, parecía que todo apuntaba a que Evita acompañase a su marido en el binomio presidencial para las elecciones del 11 de noviembre de 1951.

Primera dama inusual, activa militante del voto femenino, organizadora de las mujeres en el Partido Peronista Femenino e impulsora de la justicia social a través de la Fundación Eva Perón, su paso a un cargo político en el Estado parecía inevitable.

Pero sus enemigos eran poderosos: a los prejuicios de la época sobre la actividad política de la mujer se le sumó el veto de los grupos de presión y factores de poder, más la objeción que venía de los Estados Unidos de Norteamérica, quienes si tenían reparos sobre Perón y su movimiento, más escozor les provocabas Eva, al punto que los informes de la embajada norteamericana en nuestro país al Departamento de Estado son más que elocuentes.

Impulsada la candidatura del matrimonio presidencial a principios de agosto de 1951 por la Confederación General del Trabajo, y acompañada por el Partido Peronista Masculino y el Femenino tenía que sortear varios obstáculos.

Perón sabía que la postulación de ella eliminaba las intenciones de otros al cargo, en especial del almirante Alberto Tessaire, presidente provisional del Senado de la Nación, (según opinión del historiador Fermín Chávez) y que, mientras tanto, le daba, consensuado con Evita, carta blanca para negociar con el Ejército y grupos opositores para descomprimir la tensión política.

Evita no podía ser candidata por su edad (aunque nacida en 1919, figuraba en su partida nacida en 1922, y se debía tener 30 años para la elección). Pero, sobre todo, el problema fue lo que ella representaba como elemento revulsivo para la oposición, Iglesia, Fuerzas Armadas, los EE.UU, y también para dentro de algún sector del peronismo.

Según Hipólito “Tuco” Paz, ex Canciller, en sus Memorias (1999), la candidatura no era políticamente viable. Lo confirma un diálogo de Perón con el embajador de Brasil, Joao Batista Luzardo, enviado de Getulio Vargas, y con el periodista brasileño Gerardo Rocha, que luego reprodujo La Nación. En ambos caso Perón les expresó su negativa.

El diálogo entre Evita y su pueblo el 22 de agosto fue más que elocuente para presagiar tempestades... En la emisión radial del 31 de agosto se autoexcluyó de la candidatura a vicepresidente, afirmando que no aspiraba a ningún honor.

No tuvo sentido la posterior intentona del general Menéndez del 27 de septiembre, ya que la "Renuncia" de Evita desactivó los apoyos civiles a dicho golpe.

Según Enrique Pavón Pereyra en Vida íntima de Perón (2011): “Eva Perón… entre bambalinas, comienza a trabajar para imponer su candidato, Oscar Nicolini, al puesto que deja vacante. Fracasa en el intento. En tanto la enfermedad avanza en su organismo… El 17 de octubre del mismo año, Perón debe sostenerla para que hable desde el balcón de la Casa Rosada. Él a su turno, en su discurso, al califica como una de las grandes mujeres de la humanidad”.

A pesar del cáncer, su espíritu no flaqueó: su Mensaje, la supuesta compra de armas y los furiosos discursos finales, fueron la muestra de su fuego que ni la muerte pudo apagar.

En una fecha, donde se confunde el Cabildo Abierto con su posterior Renunciamiento, y donde se da la paradoja que quienes ponderan su entrega precisamente no renuncia a sus cargos, el ejemplo de Evita nos marca como militantes a seguir la lucha por una Argentina mejor, no importando el lugar que ocupemos. Y que en las actuales circunstancias políticas, más que buscar renuncias, debemos lograr que quienes tienen responsabilidades institucionales cumplan con el mandato que le dimos en las urnas y cumplir con los lineamientos de un proyecto nacional prometido, donde el movimiento peronista, aún con críticas, seguimos esperando se las autoridades nacionales  cumplan con el mandato real del pueblo.

 

*Politólogo; Miembro del Instituto Nacional Eva Perón y Secretario del Juan Manuel de Rosas.

 

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