Llega al país la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, organismo de la OEA destinado a investigar sobre el tema para redactar un informe a ser presentado en la asamblea anual. La comitiva, integrada por seis juristas, arribó el 6 de septiembre y estableció su sede en la oficina de la OEA en Buenos Aires, ubicada en Avenida de Mayo. Esta Comisión era cuestionada por la Liga de Derechos del Hombre que se oponía por el alineamiento inocultable de la OEA con Estados Unidos, que finalmente era el perverso velado.
La comisión desarrolló una intensa actividad, entrevistándose con representantes del gobierno, dirigentes políticos (incluida Isabel Martínez Cartas, detenida en San Vicente) y sindicales, miembros de entidades profesionales y de defensa de los derechos humanos.
Visitaron cárceles y centros de detención, que obligó al gobierno a “realojar” a muchos detenidos para ocultar su situación. Realojar es un eufemismo, pues este hecho que se realizó por la presencia del organismo de Derechos Humanos, provocó involuntariamente la “limpieza” de los detenidos-desaparecidos que fueron desalojados de numerosos centros clandestinos de detención y eliminados, con el fin de que no existieran evidencias constatables de las acusaciones.
La comisión
habilitó tres oficinas para la recepción de denuncias de los familiares de detenidos y desaparecidos. Mientras estuvo en Buenos Aires se
formaron extensas colas frente a la oficina de Avenida
de Mayo y fueron presentadas 5.580 denuncias.
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