15 DE SEPTIEMBRE DE 1951: SE EDITA EL LIBREO DE EVITA "LA RAZÓN DE MI VIDA"

 



*Por Daniel Alberto Chiarenza

La razón de mi vida es un libro autobiográfico, realizado para Eva Perón. Editado el 15 de septiembre de 1951 por Ediciones Peuser. La tirada fue de 300.000 ejemplares. Reeditado en varias ocasiones en años posteriores.

El libro fue reconocido por Evita como propio cuando ya estaba avanzada la enfermedad que la devastaba. No describe detalladamente la historia cronológica de Evita, sino que es, más que nada, como un manifiesto doctrinario. Aleatoriamente no describe sus propias opiniones, sino las de Juan Domingo Perón, con las cuales Evita reconoce coincidir por completo.

El texto se divide en tres partes con un total de dieciocho capítulos/temas en la primera, veintisiete en la segunda y doce en la tercera.

Primera Parte: capítulo 1: Un caso de azar; capítulo 2: Un gran sentimiento; capítulo 3: La causa del "sacrificio incomprensible"; capítulo 4: Algún día todo cambiará; capítulo 5: No me resigné a ser víctima; capítulo 6: Mi día maravilloso; capítulo 7: ¡Si, éste es el hombre de mi pueblo!; capítulo 8: La hora de la soledad; capítulo 9: Una gran luz; capítulo 10: Vocación y destino; capítulo 11: Sobre mi elección; capítulo 12: Demasiado peronista; capítulo 13: El aprendizaje; capítulo 14: ¿Intuición?; capítulo 15: El camino que elegí; capítulo 16: Eva Perón y Evita; capítulo 17: Evita; capítulo 18: Pequeños detalles.

Segunda Parte: capítulo 19: La Secretaría; capítulo 20: Una presencia superior; capítulo21: Los obreros y yo; capítulo 22: Una sola clase de hombres; capítulo 23: Descender; capítulo 24: La tarde de los miércoles; capítulo 25: Los grandes días; capítulo 26: Dondequiera que este libro se lea; capítulo 27: Además de la justicia; capítulo 28: El dolor de los humildes; capítulo 29: Los comienzos; capítulo 30: Las cartas; capítulo 31: Tardes de ayuda social; capítulo 32: Caridad o beneficencia; capítulo 33: Una deuda de cariño; capítulo 34: Finales de jornada; capítulo 35: Amigos en desgracia; capítulo 36: Mi mayor gloria; capítulo 37: Nuestras obras; capítulo 38: Nochebuena y Navidad; capítulo 39: Mis obras y la política; capítulo 40: La lección europea; capítulo 41: La medida de mis obras; capítulo 42: Una semana de amargura; capítulo 43: Una gota de amor; capítulo 44: Cómo me pagan mi pueblo y Perón; capítulo 45: Mi gratitud; capítulo 46: Un idealista.

Tercera Parte: capítulo 47: Las mujeres y mi misión; capítulo 48: El paso de lo sublime a lo ridículo; capítulo 49: Quisiera mostrarles un camino; capítulo 50: El hogar o la fábrica; capítulo 51: Una idea; capítulo 52: La gran ausencia; capítulo 53: El Partido Peronista Femenino; capítulo 54: No importa que ladren; capítulo 55: Las mujeres y la acción; capítulo 56: La vida social; capítulo 57: La mujer que no fue elogiada; capítulo 58: Como cualquier otra mujer; capítulo 59: No me arrepiento.

Luego de su publicación se intentó editarlo dándole un vuelo internacional, pero variadas editoriales extranjeras se negaron a imprimirlo. Con un mal criterio de algún obsecuente cercano al poder, en junio de 1952 la provincia de Buenos Aires consideró su uso como libro de texto en las escuelas de educación primaria. Las demás provincias hicieron lo mismo a continuación, y la Fundación Eva Perón distribuyó cientos de miles de ejemplares gratis. Las ediciones originales tienen un gran valor bibliotecológico.

Según el Padre Hernán Benítez, confesor espiritual -además de muy cercano colaborador de Evita- en una entrevista cuestiona el origen del libro y dice lo siguiente: “Lo escribió Penella de Silva, estupendo, muy buen escritor. Ella lo conoció en Europa, durante su viaje. Después él vino a Buenos Aires. Yo tuve a sus hijas en mi curso de Antropología.

Penella había escrito unos apuntes para una biografía de Eleanora Roosevelt, esposa del expresidente estadounidense. ¿Sabía usted eso? Mire que es muy poco conocido. Ella le propuso que los adaptara para relatar su vida. Lo hizo y salió muy bien, requetebién. Pero escrito muy en español. Entonces, los borradores los tomó Mendé…”.

 

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