PERÓN Y LAS ISLAS MALVINAS

 


*Por Pablo Adrián Vázquez


Reivindicadas desde su usurpación en manos británicas en 1833, las Islas Malvinas y el territorio austral en disputa estuvieron siempre presentes en el pensamiento del presidente Juan Domingo Perón.

“La delegación (argentina) que presidía, en 1945, el doctor Miguel Ángel Cárcano, protagoniza – según Juan Archibaldo Lanús en De Chapultepec al Beagle - la primera actuación en la cuestión de las Malvinas al formular una reserva en el Cuarto Comité de la Asamblea General de esa Conferencia. “… En ningún caso acepta que el presente sistema de Fideicomiso pueda ser aplicado a/o sobre territorio perteneciente a la Argentina ya sea que ellos estén sujetos a reclamos o controversia o estén en posesión de otros Estados”. Esta reserva se formuló durante el debate sobre el sistema de Fideicomiso al ser incluido en la futura Carta de las Naciones Unidas”.

Una vez asumido Perón como presidente recibió del Congreso de la Nación el pedido por la devolución de las Islas ante el Consejo de Seguridad de la ONU.

“El 11 de diciembre de 1946, en Lake Success (EE. UU), donde estaba reunida la IV Comisión de la Asamblea General, Enrique Ferrer Vieyra expresó su deseo de efectuar una reserva relativa a las islas (Malvinas). El presidente del Comité – afirmó Lanús - le sugirió entonces que consultara con el representante del Reino Unido a fin de convenir una declaración conjunta… “La delegación argentina… formuló la reserva de que el gobierno de Argentina no reconoció la soberanía británica en las Islas Malvinas… La delegación del Reino Unido formuló una reserva paralela…”.  Si bien no en forma de Declaración Conjunta… nuestros diplomáticos… años tras años reservaron nuestros derechos y títulos sobre la cuestión de las islas Malvinas y sus dependencias. Las continuas reservas se han formulado en distintos comités y en la Asamblea General”.

Pasando al ámbito regional, la primera reserva fue en la Conferencia Interamericana para el Mantenimiento de la Paz y de la Seguridad del Continente, de Río de Janeiro de 1947, presentada por el canciller Atilio Bramuglia. Como nota distintiva, señalo que asistió a dicha Conferencia, tras su gira europea, Eva Perón, la cual se encontró con el secretario de Estado norteamericano, el general Marshall.

En la Conferencia de Bogotá, Colombia, de 1948 la delegación argentina, encabezada por nuestro canciller, planteó antes los representantes de toda América que “Estimamos que la Gran Bretaña debe devolvernos nuestras Islas. Tenemos la esperanza de que la Gran Bretaña, que se ha caracterizado por ser un país que ha defendido el derecho en muchas oportunidades, lo practique en ésta.”. Agregando que “la emancipación americana no estará concluida mientras existiere en el continente regiones sujetas a régimen colonial”.

También expresó Argentina una reserva en 1951 ante la declaración de Washington que expresó la idea de “tener en cuenta los intereses de los habitantes” de los territorio en disputa. “… las Islas Malvinas, Islas Georgias del Sur, Islas Sandwich del Sur, y tierras incluidas dentro del sector antártico argentino… hacen parte del territorio argentino y están comprendidas en su dominio y su soberanía. La República Argentina especialmente reserva y mantiene intactos sus legítimos títulos y derechos sobre esos territorios”.

En la Conferencia de Caracas, Venezuela, de 1954, se sancionaron dos resoluciones sobre “Colonias en Territorio Americano” y “Colonias y territorios ocupados en América”, donde se reafirmó los derechos argentinos sobre Malvinas y su deseo de que los pueblos se pronuncien contra la rémora del sistema colonial residual en el continente.

Esto se unió al impulso que Perón dio a la reafirmación de los derechos soberanos argentinos sobre el territorio antártico de la mano del general Hernán Pujato. Reafirmación que llevó de la exploración y fundación de bases científicas a tener altercados con Gran Bretaña en una escaramuza entre navíos en 1948 en aguas australes.

Más curiosa fue una propuesta de Perón de comprar las islas Malvinas al Reino Unido en 1953. Perón hizo su oferta a través del presidente del Senado, almirante Alberto Teisaire, quien conversó con lord Reading, subsecretario de Exteriores británico con responsabilidad sobre los asuntos latinoamericanos durante la coronación de la reina Isabel II de Inglaterra, el 2 de junio de 1953. Dicha oferta fue rechazada por temer cuestionamientos al gobierno de sir Winston Churchill.

También la reivindicación oficial pasó por incluir formalmente a nuestro archipiélago usurpado en nuestros límites provinciales. Así refirió José Luis Muñoz Azpiri (h) en Soledad de mis pesares. Crónica de un despojo (2007): “En 1943 se dictó el decreto 5626 creando la Gobernación Marítima de Tierra del Fuego y en 1954 las ley 14.325 orgánica de los Territorios Nacionales, entre los que se encontró Tierra del Fuego, “con jurisdicción sobre el Sector Antártico e islas del Sur Atlántico”. El 1955 la ley 14.408 constituyó una provincia “limitada al norte por el paralelo 46”, al Este, por el océano Atlántico; al Oeste por la línea divisoria con la República de Chile y al Sur , con el Polo, comprendidas Tierra del Fuego, islas del Sur Atlántico y Sector Antártico Argentino”. Es decir, comprendía las actuales provincias de Santa Cruz, Tierra del Fuego e Islas del Atlántico Sur y la Antártida.

El golpe cívico – militar de 1955, con apoyo británico según el propio Perón, hizo retroceder algunas posiciones nacionales con relación a Malvinas hasta la resolución 2065 de 1965 en la ONU que reactiva nuestra petición en foros internacionales.

Sea por el legado del revisionismo histórico y el legado de la obra de Perón, la cuestión Malvinas estuvo presente en la militancia peronista de la Resistencia, expresada en los objetivos del Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara (MNRT) y en el Operativo Cóndor, donde miembros de la juventud peronista del Movimiento Nueva Argentina (MNA) ocuparon las islas australes en 1966 al mando de Dardo Cabo.

Tras el fin de la proscripción del peronismo en 1973 las Malvinas fueron tenidas en cuenta en el discurso de asunción del presidente Héctor J. Cámpora. A dicho espíritu se sumó la declaración del propio Perón en su Mensaje a la IV Conferencia de Países No Alineados de Argelia en Septiembre de 1973.

Amén de esto la Argentina avanzó en la asistencia en vuelos y materiales a los habitantes malvinenses En 1974 hubo avances diplomáticos importantes sobre la idea de un condominio argentino – británico sobre Malvinas durante 25 años a fin de realizar una explotación conjunta de los recursos naturales australes con la idea de tener, al finalizar dicho condominio, nuestra bandera flameando en las islas.

El 8 de mayo de 1974 el embajador británico James Hutton se entrevistó con el Canciller Alberto Vignes en el Palacio San Martín y le comunicó la propuesta de su gobierno de acordar un condominio de 25 años sobre las islas como paso previo al reconocimiento de la soberanía argentina.

La muerte de Perón el 1º de julio y la posterior de dicho embajador a las pocas semanas, llevó atrás esta idea. Gran Bretaña, al poco tiempo, buscó desandar esta propuesta a través de la Misión Shacketon en 1975 sobre recursos australes en materia petrolera para su exclusiva explotación, lo que aún prima en los intereses ingleses e isleños.

La escalada de tensión entre Argentina y el Reino Unido explotó el 2 de abril de 1982. Pero, al decir de Pablo Hernández, la guerra “tampoco había comenzado ese 2 de abril. Desde el período hispánico venimos combatiendo, en distintas formas, contra nuestro enemigo histórico: Gran Bretaña”.

Para el Imperio el problema siempre fue Perón, tal como – en época de la guerra austral – se explicitó en varios editoriales y notas alusivas al desembarco de tropas argentinas en Malvinas.

Enrique Oliva, en El pasado es el prólogo (2013) refirió: “El fantasma del retorno del peronismo aterroriza a buena parte de la Europa colonialista y particularmente a Inglaterra. El apoyo del pueblo a la recuperación de las islas lo entendían como una acción de la dictadura para perpetuarse, pero su derrota llevaría a la Argentina a manos peronistas… Los diarios (ingleses) del domingo 4 de abril de 1982, repiten: “Por qué el pueblo de Evita se vuelve a alegrar?, se pregunta el Sunday Telegraph, y como otros medios hablan de “Galtieri en el balcón de Evita”. El lunes 5 de abril, una de las fotos difundidas presentaba al general Perón y Evita con un epígrafe diciendo: “los fantasmas arrogantes nacionalistas de Perón sobreviven” The Express… Como consigna de la campaña sicológica, los medios (ingleses) insisten en la frecuente comparación de Galtieri con Perón… (Y) el domingo 11 de abril, (El) Sunday People encabeza así: “Canto de guerra – Muerte a la Marina Real gritan las panillas de Evita”.

Fin de la dictadura mediante, proceso de desmalvinización alfonsinista y coqueteos con los kelpers en épocas menemistas, lo cierto fue que recién entrado el siglo XXI se volverá a ser carne la reivindicación de las islas australes como política de Estado con Néstor, Cristina y Alberto, (salvo en el macrismo), sea en el billete de cincuenta pesos y en el Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur, junto a la permanente conciencia nacional sobre la soberanía argentina del territorio austral.

Enrique Oliva sentenció: “La Gesta de Malvinas de 1982 es una batalla perdida pero un ejemplo y mandato a venerar para alcanzar la victoria definitiva en un presente y futuro que estamos escribiendo. La derrota militar fue padecida con honor y valor hasta la temeridad al enfrentar al Imperio Británico y al colonialismo de las multinacionales genocida, contando éstos con la adhesión de gobiernos de grandes potencias y varios dominios. Peo los pueblos del mundo que han sufrido, vieron en aquel conflicto armado un aliento esperanzado para concluir con sus estados de sometimiento por fuerzas armadas o económicas. Y brotaron espontáneos en todos los rincones del globo, actos esperanzados de apoyo a la “insolente” audacia de los argentinos, sorprendiendo al mundo con su arrojo. La sangre criolla derramada no corrió en vano y el agresor colonial sintió también en su soberbia las pérdidas obligadas a asumir”.

De la memoria de nuestros héroes malvineros a las políticas de reafirmación de los derechos soberanos sobre Malvinas hay una correspondencia de ideas y sentimientos que se imbrican con el pensamiento estratégico de Perón.

* Politólogo; Docente de la UCES; Miembro de Número de los Institutos Nacionales Eva Perón y Juan Manuel de Rosas

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