LOS MUERTOS QUE VOS MATÁIS...


*Por Victor Leopoldo Martinez


La incógnita se develó más rápidamente de lo que muchos esperaban e imaginaban y dinamitó la estrategia del poder macrista-mediático-judicial. La pretensión de volcar una elección que don Mauricio ve como rotundamente adversa mostrando la “foto” de su odiada enemiga e imaginada candidata a la Presidencia sentada en un banquillo judicial -el “Lula” bis- quedó pedaleando en el aire. Los tiempos políticos volvieron a ser manejados por aquellos que -otra vez más- dieron por muertos antes de tener la verdadera partida de defunción expedida por un profesional (en este caso el pueblo argentino). La política no es un juego para improvisados; menos para empresarios inexpertos y codiciosos que cargan sobre sus espaldas una devastadora ignorancia. Lo hecho hasta ahora por los mentirosos prometedores de un CAMBIO solo sirvió para retrotraer al país y a sus habitantes a espantosas situaciones pasadas de miseria, de entrega de patrimonio y riquezas económicas, de perdida de identidad cultural con perdida de soberanía política y territorial incluida. Tres años y medios bastaron para que quedaran al desnudo todas las miserias y perversiones de la gestión macrista; que no son pocas. La “pesada herencia” que dejen será tan real como fantasiosa fue la que inventaron para justificar el planeado saqueo.

Digo más arriba “otra vez más” en razón de que si bien el lugar y en algún modo uno de los nombres puede haber resultado sorpresivo al anunciar Cristina la fórmula del frente opositor encabezado por el peronismo para las elecciones de octubre próximo, Alberto Fernández-Cristina Fernández (F.F.), la movida no resultó novedosa en términos históricos para cualquier veterano, tenaz, fiel y perseverante militante dentro del Justicialismo, ese movimiento que creo el Gral. Perón. Existen antecedentes en la historia del peronismo que leerán más adelante.

Cuatro detalles políticos no pasaron desapercibidos en las ultimas semanas. Para los más avezados de esa militancia punteada más arriba fueron señales, signos muy claros de que en el peronismo reapareció la tan esperada conducción política ausente por largo tiempo en el mayor movimiento de masas que haya tenido América Latina. Esto fue así desde la muerte de su líder el 1 de julio de 1974 y la lamentable desaparición física de un potencial sucesor como fue Néstor Kirchner en el 2010. Esos detalles son:

a) El lanzamiento por parte de Cristina de su libro en la Rural (escenario utilizado por la oligarquía vacuna para exhibir su soberbia) ante una multitud fue algo absolutamente pensado y elaborado. El acto en la Feria del libro que terminó en una simple presentación de un material bibliográfico y sin anuncios políticos rimbombantes (esperados estos últimos por la prensa monopólica y cómplice de la actual gestión para relanzar sus dardos envenenados contra la “yegua populista”). C.F.de K. lo hizo frente a esa muchedumbre que se conformó solamente con volverla a ver para ser feliz, soportando incluso la lluvia como muestra de fe, devoción y agradecimiento; sin lugar a dudas fue un claro mensaje hacía el poder macrista sobre quién fija –hoy por hoy- los tiempos políticos en la argentina. La masividad de un acto para una simple presentación de un libro dejó en claro quién es quién en materia de convocatoria política.

b) La propuesta de un “Contrato Social” hecha por Cristina en ese mismo acto, lanzado como base para iniciar ese necesario recupero de dignidad que el pueblo argentino necesita, espera y merece es tomado por la sociedad con alivio al verlo tan antagónico y alejado de ese otro proyecto “NADA” que ofrece Macri basado en el odio atávico de un sector social hacia el peronismo y que hoy no hace otra cosa que alimentar el encono ensanchando la grieta social creada por la oligarquía a mediados del siglo XIX y que el macrismo amplía diariamente con sus perversas medidas bajo el blindaje informativo de sus socios mediáticos.

c) Dejar el espació político de su creación (Unidad Ciudadana) y con humildad cruzar de vereda para ir a la sede del PJ Nacional, participar de la reunión como una peronista más mandando una clara señal hacia la militancia y la dirigencia partidaria de su lealtad a los principios del peronismo (“Nosotros somos peronistas, nos dicen kirchneristas para bajarnos el precio” Néstor Kirchner), pero también a esa “progresía” que se cuelga de su falda por izquierda.

d) El corrimiento del lugar preferencial en la esperada formula para dejar colgados de la brocha a todo el oficialismo y el periodismo aliado que venían destilando odio sin reparo alguno sobre ella. Su aparición en el segundo lugar de la formula presidencial por decisión propia mostró que su disposición a conducir este gran desafío que significará la reconstrucción de la patria después de 10 de diciembre es un hecho a todas luces auspicioso en razón de la necesaria lucidez, temple y visión de futuro que un liderazgo político debe tener. Cristina conductora sintió la necesidad de dar una señal clara a esa sociedad devastada para que se recupere y recobre la necesaria confianza en si misma en momentos donde la anarquía política, institucional y económica reinante solo siembra desesperanza en el cuerpo social.

El antecedente histórico se lo encuentra en 1972. En una argentina políticamente convulsionada desde 1968 por los Cordobazo, Viborazo, Tucumanazo, Mendozazo, Catamarcazo y una sociedad harta de dictaduras que demandaba elecciones democráticas, Lanusse, dictador militar a cargo del ejecutivo, decide convocar a elecciones para marzo de 1973 y fijarle a Perón condiciones políticas para su regreso al país. Una de ellas era que debía estar antes del 1 de agosto de 1972 en la Argentina si pretendía participar en las elecciones. Perón no volvió en el plazo previsto por el dictador. Lanusse lanzó una frase temeraria contra el histórico dirigente: “A Perón le falta cuero”. El líder Justicialista le respondió al toque con una frase que quedó en la memoria de la militancia: “Poco jamón pa’ dos huevos”. Perón regreso cuando él quiso (17 de noviembre de 1972). La militancia que fue a recibirlo a Ezeiza bajo una pertinaz llovizna y soportando balazos de goma de fuerzas militares nunca arrió esa pancarta que llevaba el dibujo de un cuero y la frase que decía: “El cuero que le sobra a Perón”.

Los tiempos políticos los fijan los verdaderos conductores, no los improvisados. Al peronismo lo dieron por muerto en no pocas ocasiones anteriores. Hoy vuelve a quedar en claro que goza de buena salud. Poco importa el nombre que le quieran endilgar de aquí en más; sus banderas siguen flameando bien en lo alto para el bien de la Patria.



Comentarios