EL ÚLTIMO 1 DE MAYO DE UN PUEBLO CON SU AMADO LÍDER.


*Por Ariel Magirena

En otro aniversario de una plaza en disputa me parece oportuno volver a denunciar el relato con el que “progresistas”, la derecha local, el imperialismo y peronistas que siguen aferrados y alentando una interna provocada por la CIA para fracturar el frente Nacional y Popular sostienen sin rigor ni comprensión históricos lo que sucedió aquel 1 de mayo de 1974. Sorprende que todos esos sectores coincidan en una falacia burda como la del supuesto que “Peron echó a los montoneros de la Plaza”. 

No hay ningún tramo del discurso en el que eso se explicite. Tampoco es cierto que haya atacado a la juventud, sino a “esos estúpidos que gritan” insultos mientras él reivindicaba la resistencia peronista en la que el sindicalismo había ocupado un lugar fundamental mientras que “hoy resulta que algunos imberbes pretenden tener más mérito que los que durante veinte años lucharon”(J.D.P.)

Omiten a propósito, los propagandistas de esta infamia, que era 1º de Mayo: el primer y único después del golpe y el exilio. El primer y único contacto directo de Perón con la masa trabajadora, columna vertebral de nuestra revolución.

Era un acto de homenaje a la clase trabajadora, pero un sector de la juventud “se comportó como un niño celoso del cumpleaños de su hermano mayor”, según me describiera mi padre, peronista y montonero, protagonista junto a cientos de miles de argentinos de aquella historia.

Con amargura y bronca leí en estos últimos días el editorial de un prestigioso periodista en una inusual autocrítica, que sin embargo envenenaba diciendo que Perón censuraba en Montoneros aquello que les había alentado en los últimos años; como si las acciones de resistencia y desestabilización a una dictadura tuviesen algún sentido en tiempos de democracia, que es el carril por donde transita la revolución peronista. Como si las “formaciones especiales” no fueran, precisamente, especiales y para atender momentos de urgencia y coyuntura.

Era también un 1 de mayo sin Rucci, el delegado de Perón para la renovación sindical, mandatado para conseguir las renuncias de las cúpulas en la oportunidad en que fue asesinado. Y, sobre todo, fue la anteúltima cita del Pueblo con su líder.

Como parte del plan del imperialismo para negar, infamar y ocultar al peronismo, la anécdota de la Plaza busca ocultar un hecho indeseable por el poder hegemónico que es la presentación ante la Asamblea Legislativa del Modelo Argentino para un Proyecto Nacional: el legado político, filosófico y doctrinario de Perón que se proponía como base de discusión de la nueva Constitución Revolucionaria para la que previó un llamado a elecciones constituyentes en 1975.

Por eso quiero, en este 1 de Mayo, reivindicar al que supo ganarse el titulo de primer trabajador por haber hecho por los asalariados mas que ningún otro en el mundo y en la historia de la humanidad.

Comentarios