MUJERES EN LA RECONQUISTA


*Por Pablo Vázquez

El 12 de agosto de 1806, en la reconquista de Buenos Aires, tras la invasión británica – origen de nuestra conciencia nacional – el pueblo en armas adquirió sentido de trascendencia. Allí mujeres y varones, tanto criollos, españoles, aborígenes y negros, fijaron las coordenadas para proyectarse como Nación.

Los ingleses desembarcaron el 25 de junio de 1806 y ocuparon Buenos Aires tras la poca resistencia de las tropas españolas, lo que generó rechazo por parte de los pobladores.

Alberto González Arzac afirmó: Beresford se proclamó dictador de estas tierras en nombre de S. M. Británica durante 47 días. En Gran Bretaña se difundió el mapa de un nuevo dominio inglés: “The Viceroyalty of Buenos Aires, with the sorrounding states” (1806), considerando incorporadas estas comarcas a la corona que estaba en la cabeza del rey George III”.[1]

En el diario personal del maestro de la Escuela de Náutica Pedro A. Cerviño – testigo de estos sucesos - exponiendo las razones de la retirada de las milicias porteñas termina por referenciar: “Carajo, que dirán las mujeres!”[2], en obvia alusión a la negativa de las mujeres a someterse al vasallaje británico.

El primer acto de rebeldía contra el invasor lo dio una joven trabajadora en la fonda de los Tres Reyes la que, dirigiéndose a los oficiales españoles que se encontraban prisioneros junto a los vencedores británicos, les recriminó: “desearía, caballeros, que nos hubiesen informado más pronto de sus cobardes intenciones de rendir Buenos Aires, pues apostaría mi vida que, de haberlo sabido, las mujeres nos habríamos levantado unánimemente y rechazado los ingleses a pedradas”.[3]

Esa dura declaración de precoz intifada vislumbró una toma de conciencia popular sobre su sentido histórico y su necesidad de liberarse de todo sometimiento exterior. Fue así que “las invasiones inglesas dieron a las milicias conciencia de su poder y colocaron frente a frente a las dos clases de la población: mientras los inferiores luchaban con tesón por su suelo y su manera de vivir, muchos principales habían jurado lealtad a los invasores en 1806 y menguado en la defensa de la ciudad en 1807”[4]

Pero el primer paso fue dado por una mujer…. Luego siguieron los paisanos de la campaña, los esclavos negros, los aborígenes – quienes llegaron al Cabildo de Buenos Aires con 20.000 guerreros para resistir a los británicos y tiempo después, en 1807, controlarían la costa ante la nueva amenaza inglesa[5] -, los criollos; en definitiva, el Pueblo.

Un pueblo que tuvo en claro las intenciones del enemigo ya que “el primer acto de Beresford después de la rendición hizo patente, al pedir a los habitantes un juramento de fidelidad al rey Jorge III, que la finalidad de la invasión era la conquista, no la liberación”.[6]

Mientras tanto los oficiales ingleses fueron agasajados por las familias porteñas más distinguidas, por las tardes se paseaban por las calles con las hijas de la aristocracia o recibían los halagos de María de Todos los Santos Sánchez de Thompson y de Mendeville (Mariquita).[7] En tanto el poder popular en armas se organizó al mando de Liniers y Pueyrredón para hacer cumplir la sentencia de la joven trabajadora.

Y los ingleses fueron derrotados a pedradas, y algo más… Las familias usaban las terrazas para atacarlos, cada casa era una fortaleza, cada esquina era un piquete armado donde el papel de las mujeres de pueblo era heroico como Manuela Pedraza (la Tucumanesa) que enfrentó a la metralla enemiga y abatió a un soldado inglés con su fusil, consiguiendo ser nombrada posteriormente alférez (aunque luego su destino fue ser mendiga y morir en el olvido)[8] .

Hasta niños, como el joven Juan Manuel de Rosas de 13 años, dieron cuenta de su valor frente al invasor.

Perón, el 12 de agosto de 1948, no casualmente enterró su mensaje a los jóvenes del 2.000, para ser leído en este siglo, teniendo como inspiración la Reconquista.

Dicha experiencia nutrió el impulso de nuestras luchas independentistas de antaño y, espero, sirva para guiar a las futuras generaciones en nuestra constante batalla contra el colonialismo.



*Lic. en Ciencia Política, Docente de la UCES; Miembro de los Institutos Nacionales Eva Perón y Juan Manuel de Rosas


[1] GONZALEZ ARZAC, Alberto: Rosas niño en las invasiones inglesas”, en Revista del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, n° 66, Buenos Aires, año 2004/2006.


[2] Ver PEREZ AMUCHASTEGUI, A. J. : “Crónica Histórica Argentina”, Tomo I, Ed. Codex, Bs. As, 1968


[3] Ver GILLESPIE, Alexander: “Buenos Aires y el interior”, Hyspamérica, Bs. As, 1986 (Libro de memorias del Capitán A. Gillespie, quien fuese comisario de prisioneros durante la ocupación británica de Buenos Aires en 1806)


[4] Ver ROSA, José María: “Del Municipio Indiano a la Provincia Argentina”, Ed. Peña Lillo, Bs. As, 1972


[5] Referencia histórica en la nota de Newen Antu de “Resumen Latinoamericano”, Mayo –Junio 2006, nº 83


[6] Ver FERNS, H. S: “Gran Bretaña y Argentina en el Siglo XIX”, Ed. Solar, Bs. As, 1966


[7] Ver PEREZ AMUCHASTEGUI, A. J, op.cit


[8] Ver SOSA DE NEWTON, Lily: “Diccionario biográfico de mujeres argentinas”, Plus Ultra, Bs. As, 1986

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