EL NUEVO PARADIGMA


*Por  Martin Schiappacasse

A principios del Siglo pasado en nuestro país y el mundo los paradigmas en

términos de comunicación y domesticación social comienzan a

derrumbarse para dar paso a un nuevo orden social. El “Homo Sapiens”,

aquel de la imprenta de Gutenberg que dominó durante más de 500 años

pierde fuerza ante el “Homo Auris”, ese que escucha en vez de leer pero

que mantiene similitudes con el lector en su capacidad de abstracción.


Cuando llega en 1951 la TV, el “Homo Videns” de Sartori será el último y

nuevo paradigma que se instale y arrase con todo. El hombre pierde su

capacidad de imaginación, el que lee o el que escucha siempre debe

imaginar, el que tele‐ve no precisa de pensar ni recrear individualmente,

entonces tampoco reconfigura. La televisión crea la herramienta necesaria

para que el potencial de la industria mediática tome el control de la

realidad, o de al menos una realidad construida siempre detrás de

poderosos mandatos económicos, de control y domesticación social.


Con el comienzo de este nuevo milenio las nuevas Tecnologías de la

Información y la Comunicación empiezan a darle nueva forma a los

destinos del hombre común. Para establecerle definitivamente con la

inserción y la masificación de herramientas específicas como los teléfonos

inteligentes o Smartphones.


Revisemos algunos datos para situarnos en la realidad, en el 2015 la

población argentina ronda los 42.000.000 de habitantes, el 75% de ellos

tiene acceso a internet, lo que ubica la Argentina en el puesto 23 de la

lista de penetración internauta encabezada por China, la Unión Europea y

Estados Unidos.

En el país existen 10.8 millones de usuarios de teléfonos inteligentes, que

representa una penetración del 36 % en el mercado total de teléfonos

celulares y coloca a nuestro país entre los 25 Estados con mayor cantidad

de Smartphones. El 90% de los argentinos con acceso a la red se conecta a

Facebook, la mayoría con 52% son mujeres, la red social cuenta con 24

millones de usuarios activos por mes.


Por su parte Twiteer revela datos de menor peso, 4.1 millones de cuentas

del pajarito fueron registradas en Argentina, con un crecimiento con

relación al año anterior del 18%. Más allá de representar solo el 10% de la

población nacional las características de viralización de esta red social en

particular son abrumadoras.


Por lo tanto deducimos que 7 de cada 10 compatriotas acceden a internet,

6 de cada 10 tiene su cuenta de Facebook, solo 1 de cada 10 posee un

cuanta de Twiteer y 1 de cada 4 argentinos tiene un teléfono inteligente.

La penetración es abrumadora, desconocerlo es negar la realidad. Quienes

no están dentro de estos números son juzgados duramente por sus pares,

desvinculándolos de grupos o entornos (previamente concebidos sin el

uso de estas tecnología) por resistirse a entrar en la red o a la Sociedad de

las Redes.


A nuestro entender el paradigma comenzó a modificarse en el año 2003

con la brutal escalada en la venta de SmartPhones. Allí es donde la

herramienta como medio modifica los usos habituales de la sociedad

moderna.


Paralelamente las redes sociales, que crecen a consecuencia de esto, se

presentan inocentemente como conectores o nucleadores

profundamente democráticos, brindando la sensación luego de la

reconfiguración de cada sujeto como el medio para expresarse libremente

sin costo alguno.


Contrariamente a que la liberación de los pueblos llegará desde este tipo

de vinculación, estas funcionan con el mismo mecanismo de hegemonía

que antes tenían los periódicos de papel y que hoy tiene la industria

televisiva. Solo los grandes poderes tienen verdadero manejo de estas

redes, salvo casos esporádicos las enormes cantidades de likes y retweets

se los adjudican estos viejos y permanentes patrones de la verdad.

La gratuidad de todos estos servicios es la otra gran mentira, sin costo en

lo tangible, analizan delicadamente los perfiles de cada usuario para


transformarlos en estadísticas comerciales sobre gustos y costumbres.

Esto vuelve a nosotros mágicamente como propuestas de productos para

nuestro consumo que casualmente se asemejan demasiado a propios

gustos personales.


Destacar que cada unos de los bits que salen por ese enorme caño

ubicado en las playas de Las Toninas (luego se conecta por nodos al gran

anillo submarino que rodea al continente) y que luego navegan por la red

rebotan al instante en la N.S.A (National Security Agency) de Estados

Unidos, para su análisis y control social por sobre todo.

En nuestro mundo moderno los 3 grandes poderes son las armas, el

dinero y la palabra. Con dinero se compran armas que sostienen la palabra

del poder. Los pequeños troyanos de Twiteer aglutinados por ideología

que operan como soldados virtuales, pueden generar ese poder de las

armas para sostener una palabra o una idea, en Facebook pasa algo

similar.


En conclusión no debemos desconocer los poderes ocultos detrás del

espejito de color o teléfono inteligente, las TICs deberías generar un

cambio global en torno a la capacidad que cada persona para tener acceso

a la información e intentar superar el paradigma de la caja boba que tiene

adormecida a las grandes masas de la sociedad desde hace mas de 60

años.


Pero bien, si no comprendemos la enorme capacidad de liberación que

tiene el acceso a la información y solo podemos utilizar la herramienta

para calmar nuestra ansiedad o hipercomunicarnos sin sentido, la batalla

estará nuevamente perdida. Pero esta vez el poder de penetración del

dominador sobre el dominado será abrumadoramente superior.

Fuentes:

Infoabae
El Economista.mx
Datosmacro.com
La Nación
Telam
Populationpyramid.net
es.wikipedia.org

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