Por Maximiliano Pedranzini*
A modo de introducción
Con el objetivo de definir dicho problema se utilizarán las nociones fundamentales expuestas por Juan Domingo Perón en la Conferencia pronunciada en el Colegio Nacional de la Universidad de La Plata el 10 de Junio de 1944 titulada “Significado de la Defensa Nacional desde el punto de vista militar”, complementados con los conceptos que nos ofrece Jorge Abelardo Ramos en su obra “El Ejército y La Revolución Nacional”, publicado en 1962. Ambas fuentes nos brindarán los ejes centrales de los conceptos de Nación y Defensa Nacional que desarrollaremos durante todo el trabajo.
La razón que nos convoca a realizar este análisis en principio obedece a la definición expuesta por Jorge Abelardo Ramos, de comprender una política de carácter socialista frente al Ejército, situando la cuestión en términos concretos. Es decir, el sentido fundamental que cobra para los países semicoloniales “… realizar su unidad nacional”, donde el movimiento de carácter revolucionario (y el partido como su herramienta) “debe elaborar una política frente al Ejército” [1].
Aspectos que deben ser analizados históricamente para dar paso en las tareas inclusas que dejó la liberación nacional. Es por eso que es menester entender cuál es el rol que juega las Fuerzas Armadas en nuestro país y si efectivamente se constituyen como el brazo armado de un Estado oligárquico y semicolonial al servicio del imperialismo o en el instrumento revolucionaria para la liberación nacional. En un contexto histórico que, como dijimos, habita la tensión inmanente entre liberación y dependencia, expresada de manera notable por Arturo Jauretche que, como escribe Juan José Hernández Arregui: “contraponía lo nacional a lo antinacional, rehaciendo la vieja tesis yrigoyeniana sobre el ‘régimen’ y la ‘causa’” [2]. Ergo, tanto para Jauretche como para Hernández Arregui, este antagonismo atraviesa todos los matices del desarrollo nacional, que incluye en efecto el núcleo duro del aparato militar de nuestro país.
Nación y Defensa Nacional en el pensamiento de Juan Domingo Perón
En relación al pensamiento de Juan Domingo Perón en lo que respecta al concepto de Defensa Nacional por él desarrollado, cabe hacer alusión al hecho destacado por Jorge Abelardo Ramos: “En lo que a nosotros respecta, no será ocioso recordar que el Ejército argentino está presente a lo largo de ciento cincuenta años de vida independiente. Esta presente para bien y para mal, al servicio del país y en contra de el, ha sido mitrista y montonero, porteño y nacional, artiguista y antiartiguista (Ramírez y López), roquista y portuario, yrigoyenista y antiyrigoyenista, peronista y antiperonista, librecambista y proteccionista, aliado al pueblo y convertido en policía militar, defensor del Puerto y constructor de la unidad del Estado, exterminador de gauchos y conquistador del Desierto. Ha sido todo eso y quién sabe qué destino le aguarda” [3].
Teniendo en cuenta esto, es preciso identificar a que tendencia dentro del Ejército respondía el pensamiento de Juan Domingo Perón. Es así que en la Conferencia de 1944 señalaba: “Todos hemos visto como los pueblos que se han exacerbado en sus luchas intestinas llevando su ceguedad hasta el extremo de declarar enemigos a sus hermanos de sangre, y llamar en su auxilio a los regímenes o ideologías extranjeras, o se han deshecho en luchas encarnizadas o han caído en el más abyecto vasallaje” [4].
En primer lugar, Juan Domingo Perón considera la guerra “como un fenómeno social inevitable” especialmente en el contexto de la II Guerra Mundial. Es por ello que plantea, siguiendo la antigua pero contundente frase romana de Vegecio en el siglo IV: “Si vis pacem, para bellum” (“Si quieres la paz, prepárate para la guerra”), donde radica la importancia de todas las naciones de preparase en tiempo de paz para la guerra. De este modo, el fenómeno de la guerra en el contexto del siglo XX, no responde de manera univoca a una concepción estrictamente bélica, sino como el proceso en el cual todas las fuerzas de una Nación, que involucra a parte importante de la sociedad civil. A esto Perón denomina “la Nación en Armas”.
Esta “Nación en Armas” es para Perón, aquella que debe “poner en marcha este grandioso mecanismo; regular su producción de acuerdo con las demandas específicas de las fuerzas armadas; asegurar los abastecimientos necesarios a la población civil; adquirir la producción de materias primas y productos industriales necesarios en los países extranjeros anticipándose y neutralizando las adquisiciones de los enemigos; orientar la acción de destrucción de las industrias enemigas, señalando objetivos a la aviación y al sabotaje, etcétera” [5].
Respecto a esto, Perón advierte sobre las tareas inconclusas dentro de nuestro territorio, en materia Defensa Nacional. El carácter de la industrialización del país será fundamental y decisivo para Perón en términos de soberanía nacional e independencia económica, señalando que es este el aspecto crítico de la Defensa Nacional, ya que bien dice “se han gastado en el extranjero grandes sumas de dinero en la adquisición de material de guerra, cuando una política inteligente hubiera permitido montar las fábricas para hacerlos en el país, lográndose una considerable experiencia industrial” [6], un proyecto de desarrollo estratégico más que loable para las condiciones de nuestra nación. Esto también se puede aplicar al resto del desarrollo tecnológico nacional y de las actividades económicas que requieran el máximo avance en los medios de producción. Señala del mismo modo que este desarrollo es posible ya que la fuerza de trabajo especializada se manifiesta con una capacidad técnica y productiva tan competente en el mercado nacional como la mano de obra extranjera especializada en cualquier área científica, tecnológica e industrial. Por otra parte, siguiendo con el concepto de Defensa Nacional analizado, ésta en su matriz constitutiva exige un desarrollo industrial del tipo pesado generado por las propias condiciones materiales del país. Para ello es una necesidad intrínseca poner en la arena nacional la acción efectiva del Estado que sirva para llevar adelante dicho desarrollo tecnoindustrial. En consecuencia se vuelve indispensable orientar la formación de fuerza de trabajo en el marco educativo de la escuela industrial como de la universidad nacional, planteándose como objetivo central el desarrollo de las fuerzas productivas a partir de la formación de profesiones especializados en diversas ramas de la industria. Por último destaca la necesidad de disponer de una numerosa flota mercante propia de una marina capaz de defender este desarrollo industrial.
Una vez más vemos que el accionar de nuestra clase dominante que ha gobernado buena parte de nuestra reciente historia como nación es consecuente con su pensamiento político, cultural y económico del mundo, pues al justificar a Inglaterra como “taller del mundo”, nosotros pasamos a ser el “granero del mundo”. La historia también funciona como un espejo de paradojas, donde nosotros nos reflejamos contrarios a la imagen dominante, mientras ellos en el desarrollo de sus fuerzas productivas se constituyen como una nación industrial, nosotros frenamos dicho desarrollo con la zoncera del “granero del mundo” [7].
Ante las obras y autores mencionados a lo largo del trabajo, queremos traer como acotación el pensamiento del General José de San Martín, el sable del soldado está al servicio de la soberanía nacional, de la autonomía estratégica de la nación y jamás se desenvainara para derramar sangre de hermanos. Para San Martín, el Ejército está al servicio de la sociedad civil, éste existe para su defensa y no para disputarse espacio. Un Ejército que le disputa espacio a la sociedad civil está en permanente competencia con esta. Este Ejército sanmartiniano se contrapone a aquel que sigue la línea de Lavalle, fusilador de Dorrego, quien tras las guerras de independencia se transformó en “policía”, en asesino de gobernantes legítimamente elegidos, traidor a la Patria. Línea que ha tenido una fuerte continuidad en la historia de nuestro país.
Es así como podemos ver dos líneas o posturas políticas, económicas, sociales y culturales claramente diferenciadas, pero que ya se vienen enfrentando a lo largo de la historia argentina y latinoamericana, una que denominamos Pensamiento Nacional y Latinoamericano, la otra Pensamiento colonial, dependiente, dominante, cipayo, antinacional. La primera interpreta la realidad desde lo propio, desde una mirada interior, en tanto que la otra, desde lo externo, europeizante o yanqui.
En este sentido, la expresión más auténtica y material del ser nacional manifestada de la manera más contundente se dio a partir del movimiento de masas del 17 de octubre, que daría inicio al Peronismo, precedido por el anclaje de las ideas que aportaron los intelectuales de FORJA, pues los años que corren de 1935 a 1945 es marcado y denunciado por sus integrantes del verdadero perfil que tiene el país: un sistema colonial, manejados hábilmente por mandantes extranjeros y cumplidos con total servidumbre e hipocresía por los gobiernos locales. 1935, 1945 y 1955, son años que marcan hitos fundamentales para la conciencia nacional.
Desde nuestra perspectiva, el país ha visto desaparecer o suspender en las décadas de los `80 y `90 por las políticas liberales implementadas por los partidos políticos gobernantes todo planteo nacional y popular. Punto de vista que sustentamos por las políticas económicas, educativas y culturales llevadas a cabo como ser : Apertura indiscriminada a las importaciones, exportaciones con escaso incentivo al valor agregado, total dependencia del mercado, destrucción de la escuela industrial, abandono de las políticas científicas y tecnológicas, cierre y abandono de las fábricas militares, vaciamiento y abandono a las políticas de incentivación de la investigación que trae como resultado la inmigración de cientos de científicos, técnicos y profesionales al extranjero. En el comienzo de este siglo hemos asistido a un resurgimiento de una conciencia nacional como resultado de años de resistencia a ese modelo colonial, imperialista, -que es una continuidad de las anteriores políticas de entrega llevadas a cabo en toda América Latina- de parte de esas masas que vuelven a despertar, organizarse, discutir y plantearse una vuelta a esa línea nacional, popular, latinoamericanista y de emancipación de los pueblos.
Referencias:
[1] Jorge Abelardo Ramos, El Ejército y La Revolución Nacional, publicado en la revista “Presente”. Montevideo, Nº 1, abril, 1962. http://www.abelardoramos.com.ar/_doc/doc060.php.
[2] Juan José Hernández Arregui, La Formación de la Conciencia Nacional (1930-1960), Editorial Plus Ultra, Buenos Aires, 1973, p. 29.
[3] Jorge Abelardo Ramos, El Ejército y La Revolución Nacional, publicado en la revista “Presente”. Montevideo, Nº 1, abril, 1962. http://www.abelardoramos.com.ar/_doc/doc060.php, ob. cit.,
[4] Juan Domingo Perón, “La Defensa Nacional. Significado de la defensa nacional desde el punto de vista militar.” Conferencia pronunciada en el Colegio Nacional de la Universidad de La Plata. 10 de Junio de 1944. http://www.jdperon.gov.ar/material/discursos.html.
[5] Juan Domingo Perón, “La Defensa Nacional. Significado de la defensa nacional desde el punto de vista militar.” Conferencia pronunciada en el Colegio Nacional de la Universidad de La Plata. 10 de Junio de 1944. http://www.jdperon.gov.ar/material/discursos.html, ob. cit.,
[6] Ídem,
[7] Arturo Jauretche, Escritos Inéditos. Corregidor. Buenos Aires, 2010.
* Ensayista y escritor. Integrante del Centro de Estudios Históricos, Políticos y Sociales Felipe Varela.
A modo de conclusión
Ante las obras y autores mencionados a lo largo del trabajo, queremos traer como acotación el pensamiento del General José de San Martín, el sable del soldado está al servicio de la soberanía nacional, de la autonomía estratégica de la nación y jamás se desenvainara para derramar sangre de hermanos. Para San Martín, el Ejército está al servicio de la sociedad civil, éste existe para su defensa y no para disputarse espacio. Un Ejército que le disputa espacio a la sociedad civil está en permanente competencia con esta. Este Ejército sanmartiniano se contrapone a aquel que sigue la línea de Lavalle, fusilador de Dorrego, quien tras las guerras de independencia se transformó en “policía”, en asesino de gobernantes legítimamente elegidos, traidor a la Patria. Línea que ha tenido una fuerte continuidad en la historia de nuestro país.
Es así como podemos ver dos líneas o posturas políticas, económicas, sociales y culturales claramente diferenciadas, pero que ya se vienen enfrentando a lo largo de la historia argentina y latinoamericana, una que denominamos Pensamiento Nacional y Latinoamericano, la otra Pensamiento colonial, dependiente, dominante, cipayo, antinacional. La primera interpreta la realidad desde lo propio, desde una mirada interior, en tanto que la otra, desde lo externo, europeizante o yanqui.
En este sentido, la expresión más auténtica y material del ser nacional manifestada de la manera más contundente se dio a partir del movimiento de masas del 17 de octubre, que daría inicio al Peronismo, precedido por el anclaje de las ideas que aportaron los intelectuales de FORJA, pues los años que corren de 1935 a 1945 es marcado y denunciado por sus integrantes del verdadero perfil que tiene el país: un sistema colonial, manejados hábilmente por mandantes extranjeros y cumplidos con total servidumbre e hipocresía por los gobiernos locales. 1935, 1945 y 1955, son años que marcan hitos fundamentales para la conciencia nacional.
Desde nuestra perspectiva, el país ha visto desaparecer o suspender en las décadas de los `80 y `90 por las políticas liberales implementadas por los partidos políticos gobernantes todo planteo nacional y popular. Punto de vista que sustentamos por las políticas económicas, educativas y culturales llevadas a cabo como ser : Apertura indiscriminada a las importaciones, exportaciones con escaso incentivo al valor agregado, total dependencia del mercado, destrucción de la escuela industrial, abandono de las políticas científicas y tecnológicas, cierre y abandono de las fábricas militares, vaciamiento y abandono a las políticas de incentivación de la investigación que trae como resultado la inmigración de cientos de científicos, técnicos y profesionales al extranjero. En el comienzo de este siglo hemos asistido a un resurgimiento de una conciencia nacional como resultado de años de resistencia a ese modelo colonial, imperialista, -que es una continuidad de las anteriores políticas de entrega llevadas a cabo en toda América Latina- de parte de esas masas que vuelven a despertar, organizarse, discutir y plantearse una vuelta a esa línea nacional, popular, latinoamericanista y de emancipación de los pueblos.
Referencias:
[1] Jorge Abelardo Ramos, El Ejército y La Revolución Nacional, publicado en la revista “Presente”. Montevideo, Nº 1, abril, 1962. http://www.abelardoramos.com.ar/_doc/doc060.php.
[2] Juan José Hernández Arregui, La Formación de la Conciencia Nacional (1930-1960), Editorial Plus Ultra, Buenos Aires, 1973, p. 29.
[3] Jorge Abelardo Ramos, El Ejército y La Revolución Nacional, publicado en la revista “Presente”. Montevideo, Nº 1, abril, 1962. http://www.abelardoramos.com.ar/_doc/doc060.php, ob. cit.,
[4] Juan Domingo Perón, “La Defensa Nacional. Significado de la defensa nacional desde el punto de vista militar.” Conferencia pronunciada en el Colegio Nacional de la Universidad de La Plata. 10 de Junio de 1944. http://www.jdperon.gov.ar/material/discursos.html.
[5] Juan Domingo Perón, “La Defensa Nacional. Significado de la defensa nacional desde el punto de vista militar.” Conferencia pronunciada en el Colegio Nacional de la Universidad de La Plata. 10 de Junio de 1944. http://www.jdperon.gov.ar/material/discursos.html, ob. cit.,
[6] Ídem,
[7] Arturo Jauretche, Escritos Inéditos. Corregidor. Buenos Aires, 2010.
* Ensayista y escritor. Integrante del Centro de Estudios Históricos, Políticos y Sociales Felipe Varela.
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