Por Pablo Adrián Vázquez*
En estos años, tras la asunción de Néstor Kirchner como presidente el 25 de mayo del 2003 hasta nuestros días con Cristina Fernández al frente del gobierno y del Estado, el rol del Congreso fue fundamental.
A pesar de críticas de la oposición sobre inoperancia, subordinación al Ejecutivo o simple trámite ramplón de escribanía, fue en las “tablas” de Diputados o del Senado donde se dirimieron muchas de los objetivos que caracterizan al kirchnerismo.
Desde la inicial y emblemática derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, con la consiguiente seguidilla de juicios a los militares represores y civiles colaboracionistas de la última Dictadura, hasta la continua renovación de la duhaldista ley de Emergencia Pública, hija de la crisis del 2001, fue en el poder Legislativo donde las principales voces del oficialismo y la oposición dirimieron el rumbo político a seguir de la Nación.
Se pueden citar la derogación de la ley de Flexibilización Laboral (la famosa Ley Banelco, denunciada inicialmente por Hugo Moyano); las leyes de endurecimiento de penas, modificado los códigos Penal y Procesal Penal, a raíz del caso Blumberg; la unificación de la elecciones legislativas; la reforma al Consejo de la Magistratura, impulsada en su momento por la senadora Cristian Fernández, donde buscó agilizar su funcionamiento – y que hoy despierta polémicas -; la meritoria ley de Financiamiento Educativo, de aumento en el presupuesto; la ley modificatoria de la nº 24.156 de Administración Financiera y de los Sistemas de Control del Sector Público Nacional – los Superpoderes -; la ley de reglamentación de los Decretos de Necesidad y Urgencia; la ley de Educación Sexual; la ley de Educación Nacional, que superó la ley Federal de Educación de los ’90; y la ley de Bosques, impulsada por el diputado oficialista – por entonces – Miguel Bonasso.
El inicio del gobierno de Cristina sufrió el cimbronazo de la resolución nº 125, impulsada por el ministro de Economía – y actual opositor - Martín Lousteau, por la ley de Retenciones Móviles, caída por el voto “no positivo” del vicepresidente Julio Cobos.
Peor se recompuso, en la faz legislativa, con las sanciones de la ley contra la Trata de Personas; la ley de estatización de Aerolíneas Argentinas; la ley de estatización de la AFJP; la ley de Datos Genéticos; la ley de Movilidad Jubilatoria; la ley de derogación de penas de prisión por Calumnias e Injurias; la ley de Medios – aún en pugna por la presión de Clarín en al Justicia - ; la ley de Reforma Política, que habilitó las PASO; la ley que suspendió la ley Cerrojo y habilitó el canje de deuda; y la ley de creación del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo.
En el 2010 la oposición logro sancionar la ley del 82% móvil para jubilaciones, también con el voto “no positivo” de Cobos, que fue derogada por CFK por no contar con fondos suficientes. Y también, junto al renunciante Martín Redrado, cuestionó el uso de reservas del Banco Central para cancelación de deudas; e impidió la sanción del Presupuesto.
Pero el oficialismo se recompuso con la ley de Matrimonio Igualitario; la ley de Glaciares; la ley Antitabaco; la ley regulatoria de la Medicina Privada; la ley de Tierras; la controvertida ley “antiterrorista”; la ley de interés público la producción, comercialización y distribución de papel para diarios - la ley Papel Prensa -; la ley de reestatización del 51% de YPF; la ley de “muerte Digna”; la ley de Identidad de Género; la ley de Reforma de la Carta Orgánica del Banco Central; la ley contra el Feminicidio; la ley de voto optativo a los 16 años; la polémica ley de expropiación de la empresa Ciccone; la ley de Reforma del Mercado de Capitales; la ley que convalida el memorándum de entendimiento con Irán, de incierto destino; las cinco leyes sobre Reforma Judicial; y la ley sobre el Régimen de Empleadas Domésticas.
Aún quedan para su sanción las reformas en los códigos Civil y Comercial, como el digesto judicial, demorado desde la reforma constitucional de 1994.
Y si bien hay mucho por mejorar, en la balanza de estos años el saldo es más positivo que negativo, por lo que debemos revalora el rol del Legislativo y apoyar en rumbo marcado en estos años.
* Politólogo; Docente en la UNLZ y UCES; Miembro de los Institutos Nacionales Eva Perón, Rosas y Manuel Dorrego.
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