27 DE ABRIL DE 1979: EL MOVIMIENTO OBRERO ORGANIZADO RESISTE

Primera gran marcha contra la dictadura del 76


*Por Gabriel Erviti

Estamos a días de que se cumpla un nuevo aniversario de una de las gestas heroicas de la historia de lucha de nuestro pueblo, por la defensa de la justicia social y la dignidad del trabajo, que quizás no sea tan rememorada como se lo merece.

Por eso, aquí van estas líneas.

La dictadura militar transitaba su etapa más cruda, y ya había dado sobradas muestras de lo que estaba dispuesta a realizar para concretar sus planes. Valga decir, secuestrar, torturar y desaparecer a miles, con el objetivo de instaurar el proyecto político de la oligarquía, el establishment y los poderes mundiales.

Era claro el objetivo, y era claro quienes se interponían con sus planes de opresión al pueblo.

En las décadas del 40 y 50 con el gobierno de Juan Perón, la clase trabajadora encontró un interlocutor muy valioso para sus reclamos. Fue con él, el General Peròn, que empezó a gestarse este vínculo inquebrantable entre la clase trabajadora y la organización sindical.

La clase obrera no solo fue valorada desde un lugar inédito en nuestra historia, sino que además pasó a ser protagonista de la transformación social en marcha.

De esta manera se fue forjando este vínculo profundo entre los trabajadores y la búsqueda inclaudicable de la dignidad del trabajo, y la construcción de una patria justa, libre y soberana.

Pero así mismo, las fuerzas opresoras del pueblo, fueron delineando una clara orientación, y enfocaron como centro de la destrucción popular, el desguace de la organización sindical. Con el golpe del 76 la dictadura comenzó a transitar este camino, dando origen a una persecución inusitada.

Fueron claro ejemplo de este ataque organizado, la derogación de la Ley de Contrato de Trabajo y la sanción de la ley 21.400, que prohibía la acción sindical directa, e intervinieron sindicatos, la CGT, las 62 organizaciones peronistas, y persiguieron y desaparecieron a miles de trabajadores. También avanzaron paralelamente en el desprestigio de los dirigentes sindicales acusándolos de trabajar en su propio beneficio individual,lo que les daba un plafón para avanzar en esas medidas restrictivas, pero además en algo que era tanto o más importante para sus planes, que fue la separación de las obras sociales de los sindicatos, lo que provocó un duro golpe al espinazo de las organizaciones,ya que significaba un fuerte desfinanciamiento y por ende, un consiguiente desfortalecimiento en la capacidad de acción.

El acoso, amenaza e intimidación a los trabajadores era constante, y el desguace de empresas, con su consecuente saldo de trabajadores en la calle, descomunal.

El número de asalariados, que en 1975 superaba los 6.000.000 de personas, cayó amenos de 5.000.000 en 1982.

Los sindicatos eran para la dictadura un gran problema. Por eso es que se encargaban de repartir y repetir por todos lados “lo corruptos” que eran los dirigentes sindicales, para sembrar la semilla de la desconfianza en los afiliados en particular, pero además, en el pueblo en general.

Tal parece que no les dio buen resultado ya que cuando desde la misma cúpula de la dictadura se estableció la reafiliación en todos los sindicatos, apostando a que no se vuelva a ratificar,fracasaron, porque el porcentaje de reafiliación fue altísimo.

El movimiento obrero organizado no claudicaba en su lucha a pesar de la presión, tortura y desaparición de compañeros.

Fue así que un 27 de abril, el de 1979, un gran sector del movimiento obrero, el sector conocido como “Comisión de los 25”, lleva adelante esta huelga general contra la dictadura militar que tiene un acatamiento de entre un 50% y un 75%.

Esta fue la primera gran movilización contra la dictadura militar, y si bien no alcanzo para determinar el fin de la dictadura, si fue muy importante para desbloquear el blindaje que la dictadura hasta ese momento en gran parte tenía. Fue crucial para dar a conocer en todas partes lo que en nuestro país pasaba. Y además, marcaría el comienzo de una tenaz resistencia, cuyas mayores manifestaciones las podemos encontrar en las movilizaciones bajo las consignas “Paz,pan y trabajo” del 7 de noviembre del 81, y “La patria convoca al pueblo” del 30 de marzo del 82.

Es necesario que recordemos estas gestas heroicas de nuestro pueblo, que reconozcamos a quienes lucharon incansablemente por los derechos de los trabajadores, cuya conciencia “es lo único que puede hacer grande e inmortal a la patria” como dijo Perón.

Nosotros, como jóvenes, debemos recordar estas fechas que nos darán fuerza en momentos difíciles, y que nos llenan de responsabilidad y dan sentido a lo que venimos haciendo y queremos construir.

Recordamos, porque nos reencontramos en esas luchas, no venimos a inventar nada, somos herederos de una tradición y levantamos las banderas que les arrancaron a nuestros compañeros de las manos.Que son las banderas de siempre, la justicia social, la independencia económica y la soberanía política en nuestra patria.

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