LA REVOLUCIÓN CIUDADANA NO LA PARA NADIE


*Por Gustavo Becerra

Rafael Correa fue reelegido como Presidente de Ecuador con muchos más votos que los obtenidos en su primera elección en el 2009 y obtuvo su séptima victoria consecutiva entre comicios y consultas populares. Algo inédito en la historia de ese país latinoamericano.

Triunfó porque entendió las necesidades del pueblo y le dio poder. Porque no hizo un gobierno de promesas, sino que construyó realidades en beneficio de las mayorías. Porque supo combinar la inteligencia que cultivo en la academia con el carisma del líder, la visión del estadista y la decisión de hacer.

Muchas cosas se le pueden alabar a Correa en su empeño por edificar la Revolución Ciudadana en Ecuador. Pero entre ellas se destacan el valor con que ha asumido sus acciones y principios: el valor de lanzarse a la política para sanearla de la indigencia en que la habían sumido partidos y gobiernos de su país; el valor de sacar a los yanquis de la Base de Manta; el valor de enfrentar y condenar el ataque ordenado por Uribe al territorio ecuatoriano para asesinar al líder de las FARC Raúl Reyes; el de lidiar con las multinacionales petroleras; el de auditar la deuda externa del país y rebajar su monto significativamente; el de afrontar el intento del Golpe de Estado del 30 de septiembre; el de batallar contra el poder mediático avasallador y corrompido; el de condenar en pleno Miami la injusta condena en esa ciudad a los Cinco antiterroristas cubanos detenidos en Estados Unidos; el de sumarse a los destinos del ALBA; el de no asistir a la Cumbre de las Américas porque Cuba no estaba invitada; el de dedicarle este domingo su victoria electoral a Chávez, amigo que lucha por su vida y líder innato del proceso integrador latinoamericano.

Correa ha afianzado su liderazgo y abierto una nueva etapa política en Ecuador. Sus próximos cuatro años de gobierno los hará acompañado de una mayoría parlamentaria –de la que careció hasta hoy-, que le permitirá profundizar las transformaciones económicas, sociales y políticas que vive la nación.


Ante miles de simpatizantes que festejaban la elección frente al Palacio de Carondelet, aseguró el pueblo ha ratificado el respaldo cosechado durante seis años para cambiar la Patria, "y la cambiaremos".

"Transformaremos ese Estado burgués en un Estado verdaderamente popular, jamás permitiremos que la Patria vuelva a ser secuestrada y saqueada por las argollas que nos dominaron durante siglos", acotó.

Correa ratificó los ejes principales de las tareas que enfrentará su equipo en el próximo cuatrienio, con mucho énfasis en la meta de luchar contra la pobreza. Aclaró que no habría censura previa en la prensa que le ha hecho la guerra con mentiras, pero que pretende “luchar contra los medios corruptos, manipuladores y mercantilistas”. Tenemos que “lograr una sociedad donde manden los ciudadanos y no el que tuvo plata para comprarse una imprenta”.

Anunció que la Revolución Ciudadana prevé cambiar la matriz energética y productiva del país. Sus primeros objetivos serán adelantar en la Asamblea Nacional las leyes inmovilizadas por la obstrucción hasta ahora de la oposición Entre esas leyes estancadas están las de aguas, de tierras y de comunicación, aunque el Presidente reveló que la primera que se impulsará será el Código Penal, pues el que se encuentra vigente tiene 70 años.

Sobre la integración regional, destacó, según el diario digital El Ciudadano, que ha sido un eje permanente de gobierno. “Siempre pensamos en la patria chica y en la grande, no podemos pensar en el país si no pensamos en integración latinoamericana”.

Afirmó que son importantes los pasos que en ese sentido se han dado, con la creación de organismos como la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA), y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC).
El Banco del Sur, el sucre (moneda virtual) y la nueva arquitectura financiera regional nos sirven para fortalecer el intercambio entre nuestros países, recalcó, y señaló que la tarea es seguir profundizando esa integración que ya no es un sueño.

Hacia Nuestra América, el triunfo de Rafael Correa lo reafirma como una de las voces más preclaras de la región, como uno de los líderes de la lucha por la unidad de nuestros países y pueblos.

Desde la mitad misma del mundo, Ecuador y su Presidente han lanzado un mensaje de fortaleza y futuro: “Esta Revolución no la para nada ni nadie”.


Fuente:
Revista del Movimiento Cultural Acercandonos

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