BERGOGLIO PAPA

Una jugada estratégica trascendente


*Por Gabriel Fernández 


Las primeras reacciones del campo nacional y popular tras la designación del nuevo Papa, permiten inferir que se esperaba algo mejor. Es raro, si se entiende que el Vaticano ha sido durante toda su historia, salvo la excepción planteada por Juan XXIII, un ariete del establishment destinado a armonizar el statu quo golpeando y conteniendo las respuestas de los pueblos que adscriben al catolicismo.

La imbricación de esta organización estadual con el esquema financiero, la llevó a convertirse en ariete para el deterioro del bloque soviético y en copartícipe del despliegue neoliberal que está sacudiendo Europa luego de arrasar el Tercer Mundo. Como resultado de esta apuesta significativa y potente, el papado del alemán Benedicto XVI resultó gravemente limado, al punto de llevarlo a dimitir como cualquier jefe de Estado terrenal cuyo poder se ha desvanecido.

Frente a este panorama la Iglesia necesitaba lavar su rostro, sugerir "yo no fui" y contener los espacios que se le escapan rápidamente, como arena de un desierto medio oriental entre los dedos. En ese sentido, la designación de un argentino y jesuita, con ascendencia italiana y rasgos de mediador, resulta una jugada tan audaz como razonable. Elementos habitualmente difíciles de conjugar.

La presencia de Jorge Bergoglio al frente del Estado Vaticano evidencia la fuerza de las transformaciones latinoamericanas y la hondura de la crisis europea. Por tanto no debería ser visualizada como una tragedia para el campo nacional y popular sino como la necesidad de contención generada por su mismo impulso, aún en estructuras reactivas y tradicionalmente conservadoras.

Es ostensible que los candidatos brasileño e italiano encarnaban opciones a la derecha del argentino. A menos que se olvide que, de dos años a esta parte, Bergoglio se retiró de aquél lugar de coordinador opositor que le asignaron de hecho algunos segmentos interesados en hallar una referencia neoliberal que aliente su triste performance pública.

Cuando Bergoglio se corrió de ese eje opositor, mejoró el trato con la Casa Rosada y sinceró la admisión que los estrategas católicos hicieron del abrumador 54 por ciento obtenido por el Proyecto Nacional y Popular en las urnas y del creciente rol argentino a nivel continental. Una inteligencia aceitada como la vaticana, supo leer esos informes de la vida misma.

Evaluar que la decisión podía recaer sobre otro perfil conceptual, a la izquierda de cualquiera de los cardenales papables, implica considerar que esa estructura posee una dinámica interna y un anclaje de intereses contrastantes con la realidad que se ha podido observar en los dos mil años recientes. Por algún motivo se originó una expectativa distinta de los datos tangibles.

Dentro de esos elementos, corresponde analizar la evaluación que se efectúa en el gobierno nacional para entender una parte de las consecuencias futuras de esta designación. Más claro: si nuestros caminos de unidad y desarrollo son firmes, las diversas estructuras, por mucho que les duela, deberán aceptarlos. Porque la realidad es terca y trasciende la voluntad y las concepciones preestablecidas.


*Director La Señal Medios - Area Periodistica Radio Grafica.

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