HACERNOS CARGO...

*Por Alejandro Fernandez



“Señor: perdóname por haberme acostumbrado a ver que los chicos parezcan tener ocho años y tengan trece.”
Con estas palabras comienza la oración del Padre Mugica, palabras que utilizó una y otra vez para graficar desde su experiencia la confusión de objetivos que a veces solemos sufrir.

La pobreza nos duele, debe dolernos e incendiarnos de bronca. Pero no desde la postura vanguardista de pretender utilizar la voz de los más vulnerables para justificar inquietudes por demás lejanas a su realidad. Nos duele sencillamente porque es allí donde se agotan las excusas… las promesas de una Patria para todos. Que se entienda bien, se ha hecho mucho… como pocas veces antes. Como solo el Peronismo puede hacerlo.

Pero como bien plantease la Conductora cuando visitó aquel Tartagal arrasado por la naturaleza: “… la verdadera tragedia es la pobreza estructural…”. Esa pobreza estructural causal de que veamos niños zombis arrastrar despojos de su humanidad a plena luz del día. Ese vacío existencial que los arroja al más oscuro de los negocios existentes. Esa puta cultura de la muerte. Ese abandono del que todos y cada uno de nosotros somos responsables.

Porque seamos claros y dejemos de mentirnos, todos saben quien y donde le vende mierda a los pibes. Todos sabemos que están matándolos a cada dosis.

No voy a cometer la careteada de golpearme el pecho negando haber consumido alguna vez un porro. No apunta a ese lugar mi pregunta.

Pero…. vamos! o todos tienen plantines en su casa - algo realmente improbable - o todos le compran a un dealer. ¿Hasta donde vamos a esquivar el hecho de que estamos aceitando el engranaje que termina aniquilando una generación de pibes? ¿La despenalización cambiaría esta realidad? ¿O lo que realmente necesitamos es que la policía y la justicia se pongan los pantalones de una vez y vayan contra los que lucran con la muerte de miles?

Es ahí, en ese puto lugar de la historia donde la despenalización - en el escenario actual – me resulta casi cómplice del narcotráfico. Un parche, una nueva forma de mirar para otro lado.

No hay que ser un cráneo para entender que el mismo tipo al cual le compras un faso para divertirte un rato, seguramente le vende a los pibes que en 6 meses desbarrancan de la condición humana consumidos por la indiferencia de todos y esa mierda que es el paco.

Me resulta muy hipócrita, muy fácil patear debajo de la mesa tal situación aduciendo “libertades individuales”, en particular entre quienes nos decimos militantes populares.

Ciertamente, me importa tres carajos que algunas fiestas ya no sean lo mismo sin papeles o cristales, si con este simple ejercicio salvamos a esos pibes que vemos desvanecerse entre balbuceos.

¿Cuanto tiempo más vamos a seguir financiando el despliegue de quienes reparten muerte en cuotas en los barrios? ¿Acaso despenalizar aliviaría nuestras culpas colectivas? ¿O sencillamente nos brindaría el amparo legal para seguir haciéndonos los boludos?

Creo yo - un gil poco sofisticado - que antes de hablar de “despenalización” nos debemos una discusión mucho más profunda. Esa es la verdadera “batalla cultural”, empezar a ordenar nuestras prioridades de comunidad organizada.

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