7 DE MAYO DE 1919: NACIMIENTO EN EL CAMPO “LA UNIÓN” DE LOS TOLDOS DE EVITA PERÓN

*Por Daniel Chiarenza


Orgullosamente Eva María Ibarguren, luego beatificada popularmente como Eva Perón.

Es tan basta la biografía de Eva Duarte que, aquí, para tocar un costado original vamos a darle una mirada estrictamente bonaerense. Eva María Ibarguren nació en el campo La Unión, frente a las tierras de la tribu del cacique Coliqueo, a 20 kilómetros de Los Toldos en la provincia de Buenos Aires, un 7 de mayo de 1919. Por eso, la presencia de aborígenes fue común en la infancia de Evita. La partera de su madre fue una aborigen; uno de los testigos de nacimiento era compañero de una aborigen. Su niñez transcurre entre desfiles de aborígenes que iban a caballo, vestidos de saco y corbata, enarbolando enormes tacuaras y una boina blanca en la cabeza.

Casa en la que vivió Evita en Los Toldos (partido de General Viamonte) al día siguiente de su nacimiento.

Su madre era Juana Ibarguren, mujer “paralela” de un estanciero y exconcejal conservador de Chivilcoy llamado Juan Duarte, el que –a su vez- tenía su familia "legítima" en la última ciudad mencionada. Esa familia de don Juan estaba integrada por su esposa, Estela Grisolía y tres hijas. De la unión de hecho con Juana Ibarguren, además de Evita, nacieron Blanca, Elisa, Juan Ramón y Erminda Luján, todos reconocidos –posteriormente- por aquel padre “adulterino”. Una vez nacida Evita, doña Juana se trasladó a su casa de la calle Francia, en Los Toldos.

 Juan Duarte y Juana Ibarguren, progenitores de Evita.

La familia vivía una situación marginal, prueba de ello fue la muerte de Juan Duarte en Chivilcoy en un accidente automovilístico el 8 de septiembre de 1926. Hacía tiempo que el poderoso estanciero había abandonado Los Toldos. Ya no frecuentaba más la casa de doña Juana. Al asistir al velorio de don Juan, los Grisolía niegan la entrada a la familia "ilegítima". Por la intervención de un cuñado de Duarte (por entonces intendente municipal conservador de Chivilcoy), Juana y sus hijos pueden acompañar al cortejo fúnebre hasta el cementerio. Supe, por una conversación que tuve con Erminda (Checha), que el episodio relatado no sería cierto y que las dos familias juntas compartieron el dolor por la muerte de Juan en la casa de sepelios.

Elisa, Blanca, Erminda y Evita en procesion hacia el cementerio de Junín, el día del fallecimiento de su padre.

Debido a la misérrima situación económica de los Duarte-Ibarguren, Evita recién a los ocho años podría cursar el primer grado. La paupérrima posición social de Juana, el desprecio hacia el grupo familiar y las casi nulas expectativas de progreso en una aldea despoblada por la emigración de su gente a la ciudad de Buenos Aires, los empujaron a cambiar de domicilio. Apuró la situación el traslado de Elisa del correo de Los Toldos hacia la sucursal de Junín.

Evita (la más pequeña a la derecha) con tres de sus cuatro hermanos en el Carnaval de 1921. 

Ahí, Evita tuvo sus primeras emociones. Ese Junín que recordaría antes de su muerte el sábado 26 de julio de 1952, hablando con su amiga Irma Cabrera.

Evita (dentro de un círculo finamente delineado) en la escuela primaria de Junín, 5º grado, 1933.

En Junín, doña Juana y sus hijos, instalaron una pensión, mientras ella trabajaba duramente de costurera. En los primeros días de febrero de 1931 se ubicaron en la precaria casa de la calle Roque Vázquez. Elisa Duarte continuaba con su empleo en el correo y Juancito, el único varón de la familia, deambulaba de empleo en empleo. Los de doña Juana, Elisa y Juancito eran los únicos ingresos de la familia, pues Erminda -con sus 14 años- cursaba sexto grado y Evita, con doce años ingresaba en el cuarto grado de la Escuela Común Urbana Nº 1 de Junín, intuyéndose una prematura vocación por el arte, pues disfrutaba con las representaciones escolares.

 Casa de la calle Roque Vázquez en Junín, donde vivió Evita con su familia.

En 1932 el joven, simpático y locuaz Juancito, conseguía su primer empleo “serio”: viajante de comercio para los productos Guereño. Entonces, los Duarte pudieron mudarse a la casa de Lavalle al 200 (siempre en Junín), más moderna y con mayores comodidades.

Evita a los 15 años, ya en la ciudad de Buenos Aires.

En 1933, Blanca Duarte obtuvo una suplencia de maestra en una escuela religiosa de Junín, vinculándose con jóvenes de una familia tradicional: los hermanos Justo y José Álvarez Rodríguez. La casa de doña Juana oficiaba de media pensión, lo que le permitió trabajar menos en la costura y atender a los atareados pensionados, docentes de Junín.

Blanca Duarte de Álvarez Rodríguez.

Por mediación de los Álvarez Rodríguez, la adolescente Evita pudo participar en una representación artística realizada en la escuela normal, a pesar de no ser alumna en ella. Obtuvo un papel en la comedia "Arriba, estudiantes".

Escuela Normal de Junín, testigo de las primeras representaciones artísticas de Evita.

Se trasladaron al domicilio de la calle Winter 90. Fue en esta casa que Blanca, a los 21 años, comenzó a “noviar” con Justo Álvarez Rodríguez, lo que terminaría en boda. Justo era profesor del colegio nacional de Junín. Mientras que el mayor Arrieta, oficial del distrito militar Nº 17, ubicado a siete cuadras de la casa de los Duarte-Ibarguren, requería de los servicios de doña Juana como cocinera, enamorándose de la mayor de las hijas: Elisa.

 Evita, cuando ya vivían en Winter 90.

Un nuevo porvenir parecía abrirse para la sufrida familia. En noviembre de 1933 se mudaron nuevamente, instalándose en la calle José Arias al 100, en una casa más espaciosa y céntrica.



Justo al año, Evita terminó su primaria, decidiendo, con sólo 15 años, viajar a Buenos Aires, llegando a la gran ciudad el 3 de enero de 1935, en una época de crisis que afectaba, fundamentalmente, a los más humildes.

Evita adolescente.

Poco tiempo después iniciaría su vida artística, difícil por cierto, caminando por un espinoso camino en el que no faltaron las antesalas en los despachos de Correos y Telecomunicaciones, para ver a personas que tal vez podrían darle una mano en su azaroso futuro: Reynols, el general Domingo Martínez y el teniente coronel Aníbal Francisco Imbert, director de Correos y Telégrafos. No era ajeno a ello un antiguo amigo de la casa de los Duarte, Oscar Nicolini (que algunos le endilgan un papel de causalidad en el 17 de octubre, cuando Perón lo prefirió a éste y no al teniente coronel Francisco Rocco para ocupar el cargo de Director de Correos). ¿Quién era Nicolini?, secretario del director, pero era excartero de la zona en Junín, cuando Evita aún estaba cursando su primaria.

Florindo Ferrario, Eva Duarte y Francisco Muñoz Azpiri en LR3 Radio Belgrano.

Al asumir Perón la primera presidencia (1946), veríamos a Evita multiplicarse en su actividad: concurriría a una fábrica de chocolate, para imponerse de los problemas sociales de su personal; visitaría fábricas de calzado; inauguraría una campaña de solidaridad con los niños pobres del interior; repartiría golosinas en una escuela de Avellaneda; llegaría a una fábrica de medias; a un frigorífico, interesándose por las vicisitudes de los trabajadores; o arreglaría un problema gremial con los trabajadores ferroviarios en Remedios de Escalada.

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