Los efectos de la senectud han alcanzado a Fontevecchia, quien esta semana salió al cruce de la Juventud que acompaña el Proyecto Nacional y Popular encabezado por la Presidenta Cristina Fernández, a través de una publicación en la Revista Noticias.
Demonizar el acceso de los jóvenes al poder, es moneda corriente en aquellos que se han quedado a la retaguardia de la vanguardia, olvidando que alguna vez fueron jóvenes y militaron por un proyecto de país, fuera cual sea su ideología.
Para los que no lo saben o no lo quieren reconocer, las grandes revoluciones de la historia fueron hechas por jóvenes; porque ellos son la fuerza, el motor de cambio de todas las generaciones.
No se puede hablar de perpetuación en el poder, por parte de un grupo de pibes, que lo que hacen es defender un ideal, un modelo de país, y que ni siquiera han accedido todavía, a un cargo público…o se referirá a los “muchachos” de su generación, que hace 25 años que han pasado por todos los cargos habidos y por haber, y que obstaculizan el recambio generacional que está en marcha?...Les dejo la inquietud para la reflexión.
A pesar de los palos en la rueda, no es menor destacar, que aun hay esperanzas en lo que respecta a la revolución inconclusa, que reside nada más y nada menos que en los jóvenes que aman esta tierra, y que bregan por un país e inclusive un mundo mejor…por supuesto, con las comillas que se merecen algunos, que especulan con los sueños de otros; pero como en la viña del señor hay una fauna interesante, es lógico que nos encontremos con diversos especimenes, con distintas ambiciones y objetivos.
Estos “viejos muchachitos”, son los mismos que dicen que la juventud está perdida, que se droga, delinque y por ende no tiene futuro, y que cuando ve jóvenes que participan y se comprometen desde su rol de ciudadanos mandantes, se asustan porque piensan que les van a serruchar el piso; y ahí es cuando entran en la grosera comparación entre los ´70 y el 2011, evocando la teoría de los dos demonios.
*Directora Revista Ida & Vuelta
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Nelson