GOBIERNO y OPOSICIÓN: una vez más Proyecto K Nacional y Popular contra el gorilaje

(*) RAUL ISMAN

 “quienes se enfrentan al Gobierno les faltan recursos
más sofisticados para ejercer su tarea: ideas, programas,
organización, liderazgos conceptuales”.
Fragmento de un editorial del matutino conservador La Nación.
“Macri
es el huevo de la serpiente”.
Silvia Bleijmar.
Inolvidable y necesaria psicoanalista y escritora


Introducción


Finalizando está el año político 2010 y lentamente se va configurando el año electoral venidero en el cual se van a enfrentar el proyecto nacional y popular- cuya máxima líder es la presidente Kristina Fernández de Kirchner- contra las diversas variantes y pelajes de la feria de vanidades denominada bajo el falaz e impreciso apelativo de “oposición”. En nuestra modesta opinión es mucho más realista y fidedigno denominarlos gorilas, goriloides o gorilaje; ya que no son una única formación enhebrada en base a acuerdos programáticos o aunque más no fuera una sola idea. Además, si se los ubicase por lo que son por la afirmativa quedaría desnudamente expuesta su extrema pobreza conceptual, como reconoce el primer epígrafe que transcribimos. Por ello se encubren en un común denominador oposicionista que sólo da cuenta de a quién desean destruir. Y nada dice sobre que sociedad desean gestar en nuestro país. El joven historiador chubutense Javier Prado- en su valioso volumen Historia del Gorilismo desde 1810, libro ampliado y reeditado en el 2010- explicita un intento de interpretación de nuestro devenir como sociedad en términos del desarrollo en el tiempo de la contradicción pueblo contra oligarquía (gorilismo). Tal lectura es en gran parte coincidente con la nuestra; que ya ha sido desarrollada de modo menos extenso en el artículo El retorno de los gorilas: Zoología y política en la Argentina contemporánea. Para ver el mencionado texto se puede acceder desde:
http://www.avizora.com/atajo/colaboradores/textos_raul_isman/0002_retorn...


En las presentes notas- en las que las referencias centrales se harán hacia casi todas las fuerzas que cuentan con representación parlamentaria- argumentaremos acercas de porqué el proyecto del Frente Para la Victoria es el único de contenido (nacional) progresista y popular para nuestro pueblo y las razones por las cuales las pilosas variantes que se le oponen sólo puede ubicarse en el tenebroso mar del antipueblo. Algún agrupamiento del grupo A quedará fuera de nuestro análisis. Por ejemplo el G.E.N. cuya extraña prédica- un “progresismo” neoliberal- se halla subsumido en la U.C.R. o el P.S; por lo cual criticarlos nos haría caer en la redundancia. O el Partido Nuevo Cordobés; más cerca del humor propio del colorido territorio de marras que de la politología. Por otra parte, los partidos de izquierda- que en su gran mayoría carecen de curules legislativos- como no podía ser de otra manera volvieron a adolecer de desviaciones atávicas; tales como no poder reconocer cuales son los enemigos reales del pueblo. Además, durante la segunda mitad del año- como a lo largo de (casi) toda su historia- se confirmó una vieja máxima jauretcheana: ciertos intelectuales (y fuerzas políticas agreguemos nosotros) se suben al caballo por la sinistra y apéanse por la diestra. De modo que los observadores de la política vimos, una vez más, como los partidos trotskistas son variantes afiebradas del neoliberalismo. Intentaron evitar con toda su fuerza- mediante una lucha minoritaria y desgajada del movimiento de masas- que la universidad funcione y en el caso del Instituto Nacional de Artes lograron su cometido: los estudiantes perdieron el cuatrimestre. En la Universidad de Buenos Aires el retroceso de las citadas agrupaciones resulta cada vez más veloz y evidente; centralmente por el hecho que Menem, Cavallo, Roque Fernández y demás Chicago & Harvard Boys no podrían haber hecho mejor su cometido de impedir al pueblo el acceso al derecho constitucional a la educación.


Un hecho paradigmático del accionar opositor fue la sanción de la Ley del supuesto 82% móvil. Vetada por la presidente; Elisa Carrió auguró más de las dos terceras partes para insistir; so pena que los legisladores del F.P.V no pudieren volver a sus terruños. Sin embargo, debieron consolarse con relatar para los medios como el gobierno sigue su marcha, también con relación a la cuestión jubilatoria. El ejecutivo decidió una bonificación extra para los pasivos y así lo relataba el matutino Página 12: “Los dirigentes de la oposición, en cambio, cuestionaron la iniciativa minutos después de que se hiciera pública. “Es la misma Presidenta que vetó el 82 por ciento. Quedó claro que la plata está”, sostuvo el diputado radical, Ricardo (Raúl) Alfonsín. En el mismo sentido se expresó el legislador de la Coalición Cívica, Alfonso Prat Gay: “Es una gran contradicción. Por un lado se veta el 82 por ciento y por el otro se sacan 500 pesos por decreto. Es sólo una dádiva pensada para las fiestas”, dijo el ex presidente del Banco Central”. Como se aprecia sintéticamente en las declaraciones citadas, la mascara progresista del hijo de Alfonsín se revela en su verdadera dimensión neoliberal por coincidir con Prat Gay, funcionario de la banca globalizada y personero del poder económico. La revista Barcelona completó el cuadro poniendo en boca del Senador y casi precandidato radical Ernesto Sanz declaraciones apócrifas en el sentido que los ancianos se gastarían los 500 pesos de marras en alimento para palomas y viagra. La avalancha de leyes republicanas y consiguientes vetos presidenciales quedó reducida a la antedicha norma. Magrísima cosecha del grupo A (u O, de oposición u orto) que pagó su mediocre perfomance con facturas cruzadas, peleas y acusaciones de corrupción. El próximo año electoral no se unen ni con el mejor cemento de contacto.


Como ya ha sido señalado en numerosas oportunidades, el espectro político argentino se parte en dos hemisferios sociales casi por mitades divididos desde un punto relativamente impreciso de las capas medias. Uno, predominantemente peronista. Y el otro, con predominio antiperonista (gorila). Una de las claves de la próxima elección es la dispersión de la franja opositora-goriloide. La otra, la constituye la muy cierta posibilidad que el F.P.V-P.J. mantenga la unidad de sus bases sociales y apoyos electorales.



Partido Justicialista, Frente para la Victoria y Proyecto nacional.


Si bien el binomio conformado por Néstor Carlos Kichner y Cristina Fernández ha hecho gala de una enorme consecuencia y una notable capacidad de iniciativa al servicio del proyecto nacional y popular; lo cierto es que nadie puede gobernar sin contar con respaldos lo más sólidos posibles en lo económico, lo social y lo político. En el primer rubro, el ciclo de crecimiento más prolongado de la historia argentina ha sido un aliado de fuste. Y no es casual que la derrota electoral sufrida el año pasado haya coincidido con un pasajero detenimiento en el ciclo alcista.

Desde el punto de vista social el gobierno aspira a recrear la alianza histórica del mejor peronismo; es decir clase trabajadora y el empresariado nacional. Por de pronto, cuenta con el sólido apoyo de los trabajadores- sean sindicalizados o no- que reconocen en el ciclo K una etapa de mejoría del empleo, la ocupación en blanco, los salarios y las reivindicaciones del mundo del trabajo en general. No obstante en los aún irresueltos comicios de la Central de Trabajadores Argentinos se verificó el descontento crítico por parte de franjas del universo laboral habida cuenta del no reconocimiento a la central alternativa y el relativo retraso del salario estatal y docente; gremios que son decisivos en la C.T.A. El apoyo fundamental viene de la C.G.T., entidad en la que se alternan leales por convicción o por estricta conveniencia pecuniaria.


Por otra parte no puede omitirse el carácter poco entusiasta y más bien lábil y cartilaginoso por parte de los conglomerados capitalistas. Como dijera en su oportunidad el ministro de Planificación Federal Julio De Vido, existen grupos empresarios nostálgicos del neoliberalismo: es decir, de las etapas en las que debían cerrar sus empresas. Se trata de los estamentos más concentrados y transnacionalizados del capital; que de todos modos cuentan con una impronta más que significativa en el P.B.I.. Los segmentos de lo que otrora fuera una “orgullosa” burguesía nacional son poco más que fantasmas, que el gobierno desea (con escaso éxito) reflotar. Esta última clase social si no está desaparecida del todo, se halla en gran parte invisibilizada. El empresariado potable para un proyecto popular está muy lejos aún de haberse reconstituido luego de la destrucción operada durante la dictadura y en los años menemistas. En estos días está en marcha un acuerdo económico y social que convocare al conjunto del capital y al trabajo. De concretarse con un éxito mínimo alejará las posibilidades que la derecha desgaste al gobierno por medio de un desenfreno inflacionario; una de las armas con que cuenta la reacción para esmerilar nuestro proyecto.


Desde el punto de vista socio-político, el gobierno articula el imprescindible frente (base de toda coalición por la liberación nacional) entre los sectores populares y las franjas de las clases medias; que no se someten a consumir el discurso dominante desde la pasividad del televidente. La construcción de la citada coalición ha sido- además de inacabada- tan errática como ardua y atravesó momentos muy complejos. Al comienzo del gobierno de Néstor Kirchner se hizo una fuerte apuesta por la “transversalidad”, que anclaba en fuerzas de clase media. La cosecha electoral fue mezquina y luego el gobierno (en los comicios de 2007 y 2009) se recostó enfáticamente en el Partido Justicialista; aunque siempre tentando seducir a las esquivas capas medias; básicamente por medio de planes de consumo y otros modos de orientar el gasto público. Se dice que un intendente del conurbano le apuntó a Néstor que la prioridad en la asignación de recursos estatales debía centralmente orientarse hacia los sectores populares; ya que las clases medias igual votaban en contra. Las iniciativas tomadas luego de la derrota electoral (un par de millones de laptops brindadas a los estudiantes de escuelas públicas, el ingreso universal a la niñez, el énfasis puesto en el sostenimiento del crecimiento del mercado interno) son algunos ejemplos de cómo el ejecutivo supo cambiar a tiempo y recuperó la condición de fuerza decisiva en representación de las capas más sumergidas de la sociedad. Por otra parte y hacia las clases medias se hizo visible- antes de la muerte de Kirchner, pero esos días además de visible fue inocultablemente audible- la presencia de fuertes destacamentos militantes en la pequeña burguesía.


Luego de la relativa derrota electoral (junio de 2009) el gobierno- al que sus enemigos mediáticos y políticos daban ya por muerto- comenzó a remontar la cuesta aplicando el (supuesto) consejo del lord mayor bonaerense. Además fue modificada la estrategia hacia los medios de comunicación. Diversos diarios y un programa televisivo (6-7-8) fueron las armas utilizadas en semejante guerra mediática. Decía en un lejano siglo XX el revolucionario ruso Lenín que el periódico partidario constituía el organizador colectivo. La sintonía casi cotidiana en 6-7-8 hace las veces de organizador colectivo pos-moderno; lo cual fue evidente con la marcha organizada por sus seguidores el 11 de marzo de 2010, convocatoria que puede ser vista casi como principio de recuperación de la marcha de nuestro proyecto. De todos modos el aparato comunicacional oficial presenta falencias que deben modificarse. Por ejemplo, el 23 de diciembre de 2010 la runfla desestabilizadora provocó desmanes en la estación Constitución. Más de media docena de horas después, las páginas de INTERNET de los medios proclives al gobierno nada decían de lo que había ocurrido.


El 27 de octubre del mismo año falleció Néstor Carlos Kirchner y ya para esa fecha el F.P.V. lideraba las encuestas. Por cierto que el deceso del ilustre patriota de nuestra América implicó efectos benéficos y aspectos perjudiciales para el proyecto. El más importante de los nocivos es que el ex presidente resultaba insustituible como armador político y disciplinador en las pantanosas aguas del P.J. Sólo puede ser reemplazado- y a medias- por un gran Néstor colectivo. Contrario sensu, la muerte del compañero de vida y militancia de Kristina blindó a la presidente y le permitió pasar el rastrillo electoral por ciertos segmentos refractarios al proyecto desde el prepolítico discurso de la compasión generada por la debilidad de una pobre mujer viuda.


Las claves de lo que puede hacer el gobierno en lo resta hacia los comicios podrían sintetizarse en los siguientes puntos:
1) Reafirmar los ejes de la gestión y hacerlos más refinados buscando la máxima eficiencia. Ello implica minimizar la influencia paralizante de las internas. Por otra parte es preciso e imperioso desactivar la campaña de la reacción. La derecha- que carece de construcción realmente política, como reconoce hasta la Nación- apuesta a desgastar al gobierno desde la inflación, el efecto de la delincuencia y los crímenes políticos. Si el acuerdo social funciona aunque sea mínimamente, la reacción perderá el arma inflacionaria como mecanismo de desgaste. Le queda sembrar de muertos el camino hacia la reelección de Kristina. ¿Hace falta decir que semejante tarea ya dio comienzo?
2) Mantener unido su núcleo más duro de sustentación entre los sectores populares; cosa que aproximadamente se está logrando. Además es preciso ampliar los sectores medios afines lo cual también parece viable.
3) Desarrollar y profundizar la batalla cultural contra las pautas culturales, ideas, prácticas y valores neoliberales; en especial la desarrollada desde los espacios masmediáticos. Lo sucedido desde el episodio de la toma de tierras desnudó in extremis la fortaleza de la reacción en la sociedad civil, ya que sigue dominando la agenda y gran parte de la percepción de los problemas sociales.
4) En el contexto de una campaña que, quiérase o no, ya ha comenzado, resultan inteligibles ciertas aperturas y concesiones discursivas del gobierno hacia la derecha; las cuales han sido hiperbolizadas por los medios. Se trata de un recurso ya usado por Kirchner en el 2007 y procura secar el “agua” en el que nada el conjunto del finado grupo A.
5) Agudizar las contradicciones en el hemisferio opositor. En rigor se arreglan muy bien solitos para ello; pero toda ayuda que se les pudiere brindar aporta a consolidar (electoralmente) nuestro proyecto.



La Unión Cívica Radical:
La vergüenza de (no) haber sido y
el dolor de nunca ser (progresista)



La paráfrasis de tango que hace las veces de título en el presente apartado resulta ilustrativa de la trayectoria radical. Se trata de una formación partidaria que siempre deseó ser progresista. Y (casi) nunca lo logró. Pero por otra parte resulta muy difícil encontrar en nuestra historia patria (y universal) una fuerza con tan nula capacidad para extraer lecciones y enseñanzas del devenir social como la agrupación boiniblanca. Desde su origen aplicó un único diagnóstico para resolver los infortunios populares y los problemas nacionales: una gestión moral resuelve todas las dificultades. Así fracasó en su empresa de “regeneración” el fundador Hipólito Yrigoyen, fue depuesto Arturo Illia por los militares (bajo la mirada cómplice del balbinismo en pleno) el discurso “con la democracia se come, se cura y se educa” fue- además de planteo programático de Raúl Alfonsin- símbolo de una nueva frustración radical originada en las causas ya señaladas. Sólo resta señalar que el último presidente de la más que centenaria fuerza, el inolvidable Fernando De La Rua, se cansó de repetir que gracias a su ético y probo modo de gobernar el modelo neoliberal permitiría eliminar el desempleo, la pobreza y tantas lacras ya conocidas y sufridas por los pueblos del mundo, que por otra parte habían sido creadas en la Argentina por el propio neoliberalismo. Como se ve, una verdadera cuadratura del círculo pretender que la ideología que hace de nave insigna del capitalismo más depredador resuelva los mismos problemas que origina. Pues bien en el acto de presentación de la pre-candidatura de Alfonsín (h) volvió a la carga con la decrépita idea consistente en decir que todo se resuelve con criterios de honestidad y moralidad. Hace más de medio siglo la emergencia del liderazgo del General Juan Domingo Perón demostró que es preciso contar con un proyecto de transformación económico y social, si se desea aportar al bienestar popular. Y lo que Perón implementó en la década del ’40 ya era sabido cuando Yrigoyen llegó al poder en 1916. El “peludo” puede ser disculpado por la carencia de visión muy propia de los contemporáneos de un fenómeno. Pero en los radicales posteriores es preciso aplicar adjetivos más contundentes para calificar su comportamiento político que- como decíamos previamente- resulta incapaz por completo para extraer lecciones mínimas de su propio derrotero histórico.

La U.C. R. cuenta con dos o tres pre-candidatos para las presidenciales del año 2011. El mejor posicionado en las encuestas es Ricardo Alfonsín; cuyo mérito mayor es ser hijo de su padre. El segundo es el Judas vendimiatero, Julio Cesar Cleto Cobos, quién ostenta la extraña virtud de ser vicepresidente de un gobierno al que se opone. Su máxima posición programática es el diálogo y aún le debe a la sociedad explicaciones acerca de porqué el proyecto de los Kirchner era bueno en diciembre de 2007 y dejó de serlo un semestre después. Pero no se moleste don Cleto. Queda claro que usted es un cagón incapaz de confrontar con el poder real, condición muy típica de su fuerza. El poco glamoroso elenco de aspirantes se completa con el senador mendocino Ernesto Sanz; quién no ha garantizado (aún) su participación y en caso de competir aporta el toque gorilón tan ad usum del votante radical. Para caracterizar a Sanz puede decirse algo similar a lo que en su momento declarase el gran actor Federico Luppi; en su caso referido a Susana Gimenez: “caga por la boca”. En rigor, el senador mendocino no es el único referente opositor dado a tan cópricos menesteres. Más adelante nos referiremos a varios más que merecerían el premio soretín oral; pero sus dichos acusando a los beneficiarios de la asignación universal por hijo de gastar el dinero de marras en juegos de azar y drogas muestra la condición irrefutablemente gorila de su fuerza; ya que el beneficio citado integra la plataforma de la U.C.R.. Pero, si lo implementa el F.P.V. ya no es recomendable porqué carece de las condiciones morales que distinguen a los seguidores de Alem e Yrigoyen. Además la hipocresía discursiva- adjudicándose el lugar de lo moral- del más que centenario partido ha sido realzada hacia fines del 2010 por el ex dictador Jorge Rafael Videla, quien en su alegato en sede judicial resaltó la complicidad de Ricardo Balbín con el golpe genocida de 1976. Diversos dirigentes radicales reaccionaron ofendidos, cual vírgenes vestales. Pero- sin entrar a polemizar acerca de la veracidad del testimonio del asesino- los dichos del criminal resultan perfectamente verosímiles, habida cuenta de su estricta coherencia con otros pronunciamientos pro-dictadura de quien fuera por casi cuatro décadas conductor del Radicalismo. 



Recordemos que fue imposible extraerle una declaración contra la barbarie militar; ni siquiera frente al cadáver torturado y atormentado de Mario Amaya, legislador Radical muerto luego de ser detenido y atormentado por la dictadura genocida, a la cual el partido le proveyó de muchos cuadros de gestión. O sus llamados a terminar con la “guerrilla fabril” (en realidad, sectores alternativos en el movimiento obrero) y su viaje al exterior para defender las posiciones de la dictadura.

Sin necesidad de recurrir a complejas teorías socio-económicas resulta muy fácilmente refutable la interpretación (radical) moraloide acerca de cómo resolver los problemas nacionales y populares. Fue el cantante de rock “Indio” Solari quién dijo “Me gusta ver una presidenta que hable de la manera que lo hace en la ONU, y por fin tenemos un gobierno con los cojones para enfrentar a todas las corporaciones al mismo tiempo". Con lo cual, el pop-star, al decir “corporaciones”, hizo referencia al poder real, es decir los monopolios ligados al gran capital globalizado. Ninguna fuerza política puede hacer algo (aunque fuera) mínimo en favor del pueblo sin afectar, limitar y perjudicar a las fuerzas reaccionarias mencionadas. Y ya no es tan importante debatir acerca de si Hipólito Yrigoyen no pudo o no quiso confrontar con el poder real. Lo que está fuera de toda discusión es que en la actualidad todas las líneas internas radicales se pelean por alinearse incondicionalmente con la derecha más antipopular: más allá de la hipócrita retórica progresista que exhiben. Es que la fuerza fundada por Alem se hallaba en estado catatónico cuando la feroz ofensiva golpista desplegada a partir de marzo del 2008 le permitió una mínima reconstitución. Al poder económico- detrás del cual se parapetaron- le deben su modesta recuperación y le pagarán siendo garantes de una muy gravosa, para el pueblo, restauración conservadora; en el lejano caso que pudieren ganar los comicios. No es casualidad y mucho menos se trata de un error el hecho de contar en el Partido con legisladores amigos y cómplices de la dictadura (Oscar Aguad, fotografiado junto a Luciano Benjamín Menéndez), punteros al servicio de los grandes medios (la clarinuda Silvana Giudice) o indigentes en lo intelectual absolutamente funcionales a la reacción (Senador Gerardo Morales). Nos hemos limitado a exponer sólo algunos casos muy significativos. La dirigencia radical cuenta en sus filas con un sinfín de esbirros de la reacción. Faltaría decir que la U.C.R. llevó al parlamento a varios connotados agrogolpistas, inclusive a alguno que reivindicó la etapa previa a la asonada pinochetista de 1973 o a otro que dijo que si el parlamento convalidaba la resolución 125 debía ser clausurado. Fácil es ver que la dependencia estructural con la derecha más reaccionaria lo inhabilita para desarrollar cualquier perspectiva progresista favorable al pueblo. Y en el Congreso Nacional los diputados y senadores radicales hicieron alianzas con fuerzas tan antiprogresistas como el PRO, el menemismo, el reutemismo, el duhaldismo, el denarvaezismo, la coalición cínica y otros subproductos de la derecha.


Al principal de sus candidatos es imposible extraerle un pronunciamiento mínimamente crítico contra el conglomerado del poder real; en especial si se trata de cargar contra Clarín. Su padre, vilipendiado por “el gran diario argentino”, debe haberse sacudido en su tumba con la imagen servicial del hijo homenajeando monikolewineskamente a Héctor Magneto, en ocasión que el mencionado ejecutivo del matutino se hiciera laurear. En síntesis, la fuerza más importante de la oposición se halla atada de pies, manos y conceptualmente a los enemigos del pueblo. Si este lo consagrare ganador en los comicios del 2011 no tardará mucho en sufrir las consecuencias dolorosas de su error. Por otra parte, la historia de la actual etapa democrática argentina resulta más que suficientemente ilustrativa al respecto.



El Pro: ¿hacemos política o actuamos?
Nada de esto fue un error



En la aparición del Pro como destacamento partidario no hay casi nada de construcción política. Centrado en la promoción del actual jefe de gobierno, sus militantes carecen de ideas y compromiso militante. Desde el jefe hasta el último asistente actúan movidos por el guión escrito por el gurú ecuatoriano; por lo cual puede decirse que la fuerza derechista completó la transición que va desde el marketing electoral hacia el casting para una comedia vulgar y ramplona. Macri saltando el bache en una campaña… para diputado nacional o la claque PRO con linternas en calles oscuras son ejemplo de lo que decimos.

El triunfo del “niño” Mauricio Macri en las elecciones de 2007 a jefe de gobierno en la ciudad de Buenos Aires hizo albergar en ciertos analistas la (ingenua) creencia que al fin se había constituido en nuestro país una derecha democrática. O peor aún: que todo el amplio espacio de la reacción derechista se había vuelto cultor de las formas jurídicas y las prácticas democráticas. Sólo hizo falta esperar al festejo por el triunfo electoral para ver como Macri archivaba el discurso conciliador y reclamaba impunidad para los genocidas que mataron para que él y su clase cebaran sus ganancias. Y desde entonces alterna el hipócrita parloteo de la conciliación- lógicamente guionado- con otros momentos en que da rienda suelta a sus verdaderas convicciones. Hay un sinfín de ejemplos, pero sólo haremos mención a cuando dijo que arrojaría a Néstor Kirchner por la ventana para llegar a la presidencia. La coincidencia de los dichos del jefe PRO(cesista) con las prácticas policiales en muchos países del mundo consistentes en asesinar prisioneros arrojándolos al vacío no es mera coincidencia, si no identidad sustancial entre los métodos ilegales de las fuerzas represivas y el proyecto de las derechas. ¿O acaso alguien puede suponer que se trata de una casualidad que el jefe de policía escogido por Mauricio haya pasado, casi sin transición, desde el cargo jerárquico de marras a un calabozo acusado por encubrir uno de los crímenes masivos más siniestros (la b
omba en la A.M.I.A., hecho ocurrido en 1994) de toda la historia argentina?


El triunfo de Macri demostró las enormes dificultades del conjunto de la derecha para sostener una coalición de gobierno duradera, ya que luego de las promesas electorales- obviamente incumplidas- el núcleo duro de la gestión se dedicó con exclusividad a favorecer a los sectores poderosos. Para dar continuidad a una coalición más amplia es preciso hacer concesiones hacia otros sectores sociales. No obstante la derecha amarilla PRO se arrojó sobre el presupuesto porteño con desesperación desenfundando sus hambrientos colmillos. Ni siquiera recordaron el no tan lejano ejemplo del duhaldo-menemismo que gobernaba haciendo ciertas concesiones a los sectores populares, ciertamente sus víctimas dilectas.

No es este el texto encargado de balancear los tres años de la gestión Macri. De hecho ya lo ha hecho el propio pueblo porteño que, sin dudas, no lo reelegiría en su cargo. Por ello el ingeniero planea una fuga yendo(se) hacia la elección presidencial; lo cual le permitiría no dar explicaciones por su segura derrota en la ciudad. En los días que corren cuenta con aproximadamente un 30% de intención de voto en la ciudad. Pero no consigue ni un sufragio más por fuera del tercio que constituye la marca histórica con que cuenta la derecha porteña. Y para empeorar sus posibilidades, el PRO deberá disputar el espacio derechoide con más candidatos afines que ya están en la grilla o se anotarán en el futuro cercano.


Para peor, en la campaña electoral deberá extremar un ejército de soplones en caso que debiera defender su raquítica obra de gobierno contra cualquier adherente al proyecto nacional. Pero si la contendiente fuera Cristina Fernández- oradora de fuste si las hay- el debate semejaría el tanguero juego entre “el gato maula contra el mísero ratón”, habida cuenta de la más que franciscana pobreza de ideas típica de los PRO en general y del ingeniero en jefe, en particular. El público televidente de todo el orbe pudo observar como necesita que le susurren al oído lo que debe decir. Quienes no siguen al día lo que ocurre en nuestro país pueden ver el apuntador de Macri desde
http://www.youtube.com/watch?v=x1T0YdIgGec


Las (casi nulas) chances del jefe de gobierno en un comicio nacional pasan por lograr que el peronismo disidente- frente a la soledad absoluta de sus candidatos propios hacia la cosecha electoral- clame porque Macri fuera su cabeza de lista. Pero las encuestas pronostican similares marcas de nulidad para Duhalde, Das Neves, Felipe o el ingeniero PRO. En la ciudad, donde cuenta bases más sólidas, cualquier candidato que llegase a la segunda vuelta tiene amplias posibilidades de quedarse con el ejecutivo. En primer lugar el F.P.V., que cuenta con tres precandidatos y se halla favorecido porqué Pinedo Solanas parece haber escogido la lucha por la presidencia y deja en la ciudad una figura de 5% de intención de votos; el impresentable diputado nacional Claudio Lozano.



El Peor peronismo
(como el enmascarado) no se rinde



Las fracciones más significativas y numerosas del peronismo están encolumnadas con el Kirchnerismo Kristinista sea por convicción, por conveniencias mutuas o porqué no les quede más remedio. Pero existe un conglomerado de seguidores de Perón refractario a seguir las orientaciones y conducción que hoy ejerce la presidente. Se trata de las reliquias (reliquo: lo que queda) del menemismo, el duhaldismo, las variantes favorables en el justicialismo a la dictadura militar (en el acto de presentación de la candidatura presidencial del macrocéfalo ex intendente de Lomas de Zamora refulgió con luz propia Cecilia Pando de Mercado, apologeta del genocidio y del robo de bebes) y corrientes aún mas fascistas. Se los llama peronismo disidente, federal u otros nombres. Su cabeza más destacada es Eduardo Duhalde, quién se opone al Kristinismo (igual que el resto de su espacio) por razones económicas, sociales, políticas y también personales. Entre las primeras no podemos dejar de señalar que los referentes de la corriente de marras no saben como posicionarse en el debate que se da entre economías (neo)liberales contra keynesianos. Hay allí liberales puros (Menem); keynesianos impuros (Duhalde quien apuntaló desde su aparato bonaerense y gobernación el latrocinio de los ’90 y luego habla de defender la producción como si en la década infame de marras él hubiese orbitado alrededor de Plutón); keynesianos en su territorio y neoliberales a nivel nacional (los Rodríguez Saa brothers) más algunos referentes que o bien no desean pronunciarse acerca de los citados posicionamientos o bien se hallan demasiado ocupados con cuestiones escatológicas (el senador Reutemann, quién recomendó colocarse su candidatura a presidente en cierta parte del cuerpo; fuente de placer o de dolor, según fueran las orientaciones sexuales de los interlocutores).

En lo social se trata de figuras ligadas a las clases dominantes sea por puro seguidismo o- no pocas veces- por vínculos materiales muy orgánicos. Los terratenientes Reutemann, Juan Carlos Romero, Sonia Escudero, el agroindustrial Ramón Puerta o el empresario por herencia Francisco De Narvaez son sólo algunos ejemplos de las raíces primigenias de una tendencia, de la cual ningún sector popular podría esperar razonablemente algo que favorezca ni siquiera desde lejos el bienestar de los sumergidos. El modo descarado con que durante la breve presidencia Duhalde fueron licuadas- a costa de los sectores más pobres de la sociedad- las deudas del grupo Clarín y otros Holdings de negocios no es más que un ejemplo de lo que decimos.


En política los orígenes de las diferencias entre el peronismo vomitivo de la derecha y el Kristinismo pueden rastrearse a comienzos de los ’90, cuando Menem indultó a los genocidas presos y Duhalde se extralimitó en la misma situación perdonando delincuentes comunes. Tal es el origen de las discrepancias políticas sustanciales: una cosa es respetar y cumplir la ley. Otra muy diferente es sacar de prisión a delincuentes comunes, torturadores, ladrones de bebés y demás genocidas. Arrancan allí las diferencias políticas, que se profundizaron con la marcha de las gestiones K. De un lado, los organismos de derechos humanos. Del otro, las Cecilia Pando. O el impulso al matrimonio igualitario contra el seguidismo hacia lo peor de la jerarquía eclesiástica.


Desde lo personal el odio de Duhalde se origina en el hecho que Néstor Kirchner y luego su compañera y sucesora le vaciaron el espacio político y le quitaron el liderazgo en el P.J.; particularmente en la provincia de Buenos Aires, territorio considerado como feudo propio por el matrimonio de Lomas de Zamora.


El peronismo disidente es un conjunto de caciques carentes de indiada seguidora y su aspiración de máxima es enturbiarle la elección al proyecto nacional. Reutemann, Das Neves, Duhalde o mejor Felipe (que en cualquier momento se transforma en mejor un mignón) son candidatos que no mueven el amperímetro electoral ni con el auxilio de una troupe de forzudos galeotes. Se sentirían felices si el porcentaje que obtuvieren en la próxima contienda electoral forzare una segunda vuelta, lo máximo a lo que pueden aspirar. En el plano de las ideas sus propuestas no se sabe si mueven a risa o a lástima. La Senadora Hilda González de Duhalde repitió en la campaña electoral del 2005 las mismas naderías carentes de significado pronunciadas por ella en la elección de 1997: “los bonaerenses van a castigar a figuras provenientes de otros distritos”. En ambos casos la castigada fue la propia Chiche.


Felipe Solá suele comentar entre amigos que el conjunto del espacio carece de ideas, militantes o inserción territorial. Francisco De Narvaez afirma- como máximo pronunciamiento además de su clásico machacar con la inseguridad- que el próximo presidente será moderado: como si la moderación fuera una virtud en si misma. El extraño resultado de la elección del 2009 sólo puede explicarse desde una constelación de causas que van desde la crisis económica mundial y su repercusión en la Argentina hasta la caterva de mentiras mediáticas sembradas por las grandes corporaciones de la comunicación; pasando por la condición legislativa del comicio en cuestión y la (muy pasajera) influencia del pelirrojo bailarín de reggaetón. La centralidad de De Narvaez quedó opacada y licuada muy rápidamente por la Asignación Universal por Hijo, el programa social más importante de toda América Latina, que separó al empresario de sus votantes más pobres. De modo que la principal peligrosidad del conjunto del peor peronismo reside no en el debate conceptual- para el que están menos dotados que una tortuga para una carrera de cien metros llanos- si no es su reconocida gimnasia para provocar disturbios en el camino de desestabilizar gobiernos. El momento de máxima exacerbación de la discontinuidad entre el discurso contemporizador que machacan cual letanía y la realidad de su práctica fue en ocasión del ya célebre golpe descerrajado por la diputada Graciela Caamaño de Barrionuevo al legislador del F.P.V. Carlos Kunkel. Agravado por ser la pugilista presidente nada menos que de la comisión de asuntos constitucionales de la cámara baja, la agresión no mereció crítica ninguna por parte de la oposición en general o del facho-peronismo, en particular. Los modales concertadores los mandaron al ring side.



La Coalición Cínica y gorila: compitiendo
por el premio Soretín Oral



La Coalición Cívica- que nosotros hemos rebautizada cínica- fue la ultima micro-pyme intentada por Elisa Carrió con la finalidad de hacer refulgir la figura de la dirigente chaqueña y proyectarla al estrellato mediático y, en caso de ser posible, a la titularidad del Poder Ejecutivo Nacional. En su debut electoral en la presidencial del 2007 capitalizó el lugar de oposición derechista y logro el segundo puesto, lejos de Kristina. Es que el candidato del Pro, el hirsuto economista neoliberal Ricardo López Murphi, no seducía ni siquiera a una viuda con varias décadas viviendo en el desierto, por añadidura. De allí que la opinión reaccionaria y goriloide se hubiera inclinado por “Lilita”, no sabemos si como mal “menor” o “mayor” frente al proyecto nacional.

Hubo un tiempo (¿qué fue hermoso?) en que Elisa Carrió intentaba construir una fuerza de centro-izquierda. El idilio de la corpulenta legisladora con los sectores progresistas rompiose cuando Néstor Kirchner llegó al gobierno y comenzó a realizar gran parte de los programas correspondientes al espacio de marras. Ello fue suficiente para que Carrió desencadenase una campaña opositora embustera, hipócrita, mal intencionada, alejada por completo de la realidad y- simultáneamente- diese un giro copernicano a su orientación para alojarse en los extremos mas reaccionarios del espectro político. Desde la acusación a Kirchner de nazi hasta su prédica Mirtalegrandiana (la gente en la calle nos pide que los matemos, llegó a proferir) pasando por embustes tan banales y carentes de fundamentos como decir que la crisis energética se originaba en el hecho que el extinto presidente y el ministro De Vido “se robaban la energía”; todo fue vomitado como para merecer el premio Soretín Oral al nivel de un Nobel. Pero no puede permanecer oculto que el objetivo central es invisibilizar al poder económico, el verdadero causante de los infortunios populares. En una de sus declaraciones más desopilantes llegó a decir que la oligarquía terrateniente no existe y que sólo merecen llamarse oligarcas los políticos que esquilan al pueblo. Más allá de la hojarasca queda muy clara la complicidad ya sin retorno con la reacción. Los referentes más a la “izquierda” de la Coalición Cínica (el ex piquetero Toty Iglesias, la diputada Fernanda Gil Lozano) son nada más que taparrabos “progresistas” en una orientación marcadamente antipopular. Otro tesonero trabajador en pos de su propio soretín oral es el diputado nacional Fernando Iglesias, quién derrama efluvios diarreicos por la boca incesantemente, ni bien tiene un micrófono mediático frente a si.


Contra lo que pudiere ser una interpretación psiquiátrica (aún entre muchos de sus seguidores y militantes se afirma que de la conducta política de la chaqueña es propia de una loca) se trata de un discurso completamente racional. No hay dudas que atraviesa al conjunto del Pan-Radicalismo la idea que una medida puede ser progresista, pero si la ejecuta un gobierno peronista debe ser rechazada y combatida; aún cuando fuera parte del programa o plataforma partidaria. Por otra parte, el contenido casi excluyente del discurso de “Lilita” es la denuncia de la corrupción y la prédica (auto-adjudicataria) de la moralidad republicana. Como se ve cuestiones plenamente enraizadas en la cosmovisión radical. De modo que la mirada psiquiátrica no la descartamos, pero carecemos de conocimientos como para explorarla. Y en lo que es estrictamente politológico, Carrió es una verdadera radical, partido en el cual hizo algo más que las divisiones inferiores de su formación de dirigente. Y sólo hace falta preguntarle a un adherente boiniblaco su parecer acerca de la mirada carrioista sobre los problemas nacionales y- por delirantes que fueran las opiniones de “Lilita”- la coincidencia será completamente total.


Por otra parte, el modo de construir de su máxima dirigente es el acuerdo personal con los diversos referentes y figuras que se ven beneficiadas con la unción del óleo sagrado impartido por la adiposa referente. Es ella la que logra que un economista neoliberal- que en su momento intentó el poco moral proyecto de rebajarle los salarios a los docentes- resulte favorecido por el ungüento de los elegidos. También a su decisión se debe que los máximos conductores del proyecto que le devolvió las esperanzas al pueblo ocupen por siempre el sitio de réprobos. Lo mismo puede decirse de la oportuna elevación de una mercachifle al servicio de la reacción (Patricia Bullrich) a la condición de vigía y custodia de las virtudes republicanas. La Coalición Cínica es una fuerza compuesta en exclusividad por dirigentes, que paradójicamente carecen de dirigidos. Como mucho cuentan con fieles empleados. Como el asesor de la Coalición Cínica que durante años machacó con la idea de realizar una reforma agraria, concepto que guardó donde cupiere al obtener un ingreso como asesor parlamentario de las huestes republiquientas. Por si fuera poco, la fuerza debe cargar con el sello personal de su fundadora. Su verdadero modus operandi consiste, en el decir del periodista Eduardo Aliverti, en la no-construcción (o deconstrucción) por parte de Carrió de todo espacio político con aspiraciones para gobernar. En efecto, todo dirigente político aspira a sumar adherentes para una coalición; cuyo objetivo es- en última instancia- la toma del poder. Pero la chaqueña se empecina en bombardear todo edificio al cual haya contribuido a erigir; operación que realiza desde su megalomanía personalista, los espasmos y diarreas morales que la aquejan, el uso vomitivo de los medios de comunicación o sus habituales delirios místicos. Paradójicamente y contra su voluntad podría cumplir un papel favorable al proyecto nacional; en caso de ir por la presidencia dividiendo los sufragios gorilas. Ello ocurrirá si mantiene su candidatura al ejecutivo nacional. Si se aviene a (re)ingresar al Acuerdo Cívico y Social le podría corresponder la competencia a jefe de gobierno en la ciudad autónoma de Buenos Aires. En caso de demorar mucho la resolución, le pudiera tocar una concejalía en algún pueblo chaqueño. Carrió suele mantener largos soliloquios con Dios. Sus designios suelen ser tan inescrutables como los de su altísimo y todopoderoso interlocutor.



El Partido Socialista:
por el sendero de (norte)Américo Ghioldi.



La fuerza fundada en la lejana centuria decimonónica por Juan B. Justo, entre otros, mantuvo ciertas desviaciones a lo largo de casi toda su existencia que, en la candente situación política de la Argentina del siglo XXI se vuelven ya una carga insoportable y le enajenen a la fuerza vínculos con el pueblo que resultan fundamentales para toda fuerza progresista. No se trata de reiterar contenidos ya sabidos: el librecambismo del fundador, el grosero anti-Yrigoyenismo y consiguiente golpismo en los ’30, la alianza impresentable con la oligarquía y contra el peronismo en mediados de los ‘40, la complicidad con la furia criminal de la reacción en el ‘55. En este último punto, los asesinos de la libertadora utilizaron al conspicuo dirigente del partido, (norte)Américo Ghioldi, como vocero de su inmisericordia y furor genocida en una declaración que hizo época: “se acabó la leche de la clemencia” dicha nada menos que frente a un baño de sangre pergeñado por el poder. Curioso derrotero el de este “socialista” (que debería avergonzarse del apelativo de norteamérico, aunque no hay constancias de ello), ya que también fue embajador del gobierno más antipopular de la historia argentina, la infame dictadura procesista comenzada en 1976. Tales fantasmas del pasado se reactualizaron cuando, una vez más, la mayor parte del P.S escogió el seguidismo hacia la oligarquía en la pelea entre nuestro gobierno y las patronales agropecuarias por las retenciones del año 2008. Es decir que contra el proyecto más progresista de la historia de la democracia recuperada en 1983 escogieron a los gauchócratas, que ni siquiera ocultaban que seguían siendo los mismos golpistas de épocas pretéritas.

Las erradas opciones de los años ’40 y ’50 fueron parte de las causas que contribuyeron a provocar escisiones y dispersión en el Partido, circunstancias que se prolongaron por casi tres décadas. Pero el sentido de construir la unificación no era otro que lograr una fuerza con capacidad de incidir en la arena política nacional y en los territorios con una orientación progresista. En rigor, el P.S. se constituyó de modo muy cercano (casi satélite) a la U.C.R., con la cual compartió sectores sociales sobre los cuales crecía (clases medias), contenidos culturales (denuncia de la corrupción, ejes moralistas en la prédica) y fundamentalmente el arbitrario y elitista antiperonismo goriloide que distinguió a ambas fuerzas desde la propia aparición del movimiento fundado por el coronel sonriente. No puede escapar a nadie que una fuerza progresista en la Argentina no puede tener como eje de articulación conceptual un contenido fuertemente anti-obrero. Y el antiperonismo cerril e irracional tan fuerte en las clases medias es un modo argentino de manifestación para el antiobrerismo. No se trata de defender tantas lacras existentes en el peronismo. Pero tampoco puede ocultarse que si se hacen acuerdos con fuerzas sociales y políticas inevitablemente opuestos al pueblo, se sirve a semejantes intereses. Por ese camino, la afirmación de orientaciones “progresistas” no pasa de la condición de cuestiones puramente retóricas y declamativas vacías de fuerza social capaz de articular políticas favorables a los trabajadores y demás sectores populares. Hubo muchos hechos que marcaron simbólicamente lo que decíamos líneas arriba. Pocos más locuaces por si mismos que la imagen del Senador partidario por Santa Fe, Rubén Giustiniani, en una foto aliado con Chiche Duhalde, Rodríguez Saa y otras alimañas reaccionarias.


No obstante, la responsabilidad por el rumbo derechista no recae con exclusividad sobre la dirigencia del P.S.. En Santa fe, provincia en la cual el Partido ha llevado adelante una paciente tarea de construcción política y de gestión progresista en la ciudad de Rosario, el ex presidente Néstor Kirchner cometió en el 2005 el error de privilegiar la alianza con el P.J. territorial, que en el casi cuarto de siglo que gobernó la provincia no dejó desaguisado por cometer. Ahora carece de importancia intentar pensar como hubiera sido la historia provincial si un acuerdo del F.P.V. con el P.S. hubiere garantizado otro rumbo, pero sin dudas que la alianza con el decadente Reutemann no era el único camino posible y el Kirchnerismo pagó el error con la defección (o defecación) del poco locuaz senador en el crucial año 2008. Luego el rumbo del P.S. santafecino quedó ligado a la U.C.R. de modo casi indisoluble. El partido necesita la alianza con los radicales para conservar la provincia; lo cual condiciona sus prácticas y discursos. Y para peor, la interna socialista y la ampliada con la fuerza boiniblanca no le asegura a Binner absolutamente nada, a menos de un año de la renovación del único cargo ejecutivo detentado por los socialistas. Binner necesita el acuerdo con la U.C.R. para ganar Sante Fe, los radicales consideran imprescindible su lugar como vice en la fórmula presidencial (¿Será que no confían en un segundo de su propio palo?) como mascarón de proa “progresista”. Se puede mantener la alianza o puede romperse. El escenario es harto complejo y sigue abierto.



Pinedo Solanas o la patética impostura:
un “nacional y popular” mimado por Clarín.



El candidato a la presidencia por Proyecto Sur, Fernando Ezequiel “Pino” Solanas es no sólo la personalidad más descollante del conjunto del espacio mencionado. Es la única destacada. Puestos a analizar la figura del talentoso cineasta realizador de “La hora de los hornos”, resulta por completo imposible separar las críticas personales de un análisis político no contaminado de tales cuestiones individuales. En efecto, si bien cuenta con más de medio siglo de adscripción al espacio nacional y popular los cuestionamientos a la escasa consecuencia del director con los postulados y discursos de la citada franja (que afirma defender) son también bastante remotas en el tiempo. Nos limitaremos a referirnos a algunas que daten de no más de dos décadas, so pena que este ya no tan corto escrito no se transformare en una enciclopedia. Muchas personas que compartieron su militancia a comienzos de los ’90 relatan que Solanas es una figura más dada al histrionismo dramático más efectista que a la construcción política de largo plazo. Y- en nuestra opinión- un testimonio decisivo es el del fallecido histórico militante peronista, el abnegado Envar El Kadri, quién rompió todo vínculo (amistoso, político) con el realizador harto de su personalismo y veleidades inconducentes.


En rigor nadie que se reivindique nacional, popular, progresista o de izquierdas puede favorecer a la derecha con su prédica, acciones o discursos. De modo que debe quedar claro que si no contamos con fuerza política para imponer todo el programa, al menos debemos obstaculizar que la reacción logre sus objetivos propios. Y las alianzas con fuerzas, al menos, similares (aunque no “califiquen” 100 % en las apetencias de los “consumidores” más refinados) son casi obligación, siempre y cuando no se desee aparecer confundidos con el grotesco impresionismo que caracteriza a las sectas del trotskismo vernáculo. Es muy difícil encontrar diferencias discursivas entre Vilma Ripoll y Mauricio Macri; por lo cual no puede extrañar que no se sonroje al fotografiarse junto a los agrogolpistas sojeros ni que movilice a sus (menguadas) huestes tras la conducción oligárquica. Y en la introducción de estas notas subrayábamos la coincidencia práctica entre el Partido Obrero y los economistas neoliberales que asolaran nuestro país durante más de un cuarto de siglo. Pero coquetear con la reacción es un camino sólo de ida que nadie que se precie de progresista, nacional, popular o de verdadera izquierda debe ni siquiera imaginar en transitar.

Para no abrumar al lector con demasiadas referencias a los desvaríos de Solanas, recordemos que su prédica a favor del rescate de nuestros recursos naturales no se dirige a la tierra contaminada y esterilizada por el glifosato. Es que Pino es un productor (eufemismo por terrateniente) sojero; lo cual es muy aleccionador acerca del modo con que Solanas y su lugarteniente Claudio Lozano militaron contra el gobierno durante los días de la resolución 125. Es fácil jugar a la defensa extrema de la naturaleza; mientras se concilia con el poder económico en sus diversas variantes. ¿Acaso hay otro beneficiario de la destrucción del eco-sistema y del saqueo de la minería y el petróleo que la reacción globalizada? Además Solanas es una veleta. Durante años despotricó contra Néstor Kirchner, igualándolo a Menem, para rendirle homenaje una vez muerto. La muerte no borra lo que hicimos en vida; de manera que o semejante honra o es marca de la más ramplona hipocresía o el cineasta es capaz de rendir pleitesía a Hitler o Mussollini en la última hora. En todas las cuestiones decisivas el cineasta, si no manifestó completo acuerdo con la derecha, al menos se mostró dubitativo y vacilante. Pongamos como ejemplo que, cuando fue decretada la caducidad del monopolio clarinudo para el acceso a INTERNET, manifestó volverse loco sin FIBERTEL. Haga la prueba cualquier lector y comprobará que es imposible encontrar mención crítica alguna a Clarín por sus prácticas monopólicas. Ni siquiera registra pronunciamientos acerca de los hijos de la propietaria del medio citado, quienes vienen eludiendo hace casi una década los análisis reclamados por la justicia. Tales pruebas podrían clarificar de una buena vez si los citados son hijos o no de desaparecidos. Tal es el modo con que paga el conjunto del conglomerado Proyecto Sur el generoso espacio que reciben en los medios de la derecha. Pero lo central es la existencia de un acuerdo de hecho con la reacción; a la cual Pinedo Solanas le aportó los votos de su espacio en diputados las veces que lo necesitó. La magra cosecha del grupo A se debió más que nada a la escasa ductilidad de la alianza mencionada (un conjunto de atolondrados, pero inútiles capturadores de puestos y recursos públicos); más que a la falta de voluntad de Solanas.


Un criterio fundamental para la toma de decisiones- en especial, electorales- resulta de sopesar y analizar concienzudamente desde que lugar se inflinge mayor daño a las derechas. No es un secreto para nadie que el cineasta cuenta con nulas chances para alzarse con la presidencia de la nación. En vastos sectores del interior no sólo se lo desconoce como político. También lo sepulta el pesado mar del anonimato como cineasta. Una buena perspectiva hubiere sido la postulación para jefe de gobierno en la ciudad. Pero allí cuenta con serias posibilidades de ganar y en ese caso no contaría con casi ningún cuadro de gestión, habida cuenta de la condición aventurera de muchas de las fuerzas que lo siguen. Por otra parte, sus escasos apoyos fuera de la Capital Federal necesitan de su postulación nacional para aspirar a cierta cantidad de escaños legislativos, de modo que todo parece encaminado a que Pinedo Solanas presente una intrascendente candidatura a presidente. Para enojar más su ego- en la opinión del respetado teórico Ernesto Laclau- sus escasos votos no los obtiene del Kirchnerismo; con lo cual la derecha no deberá agradecerle una hipotética segunda vuelta; en caso de ser veraz el análisis del científico citado.



Conclusiones: el Kristinismo Kirchnerista o
la restauración conservadora



Habíamos dicho en varios textos en el septenio previo a estas notas que el matrimonio Néstor-Kristina ha constituido un raro ejemplo de consecuencia e iniciativa política en un mundo y en un país en que muchas fuerzas políticas son progresistas y de izquierda hasta el momento en que arriban a posiciones de poder. Por añadidura en nuestra argentina fue formulado el célebre teorema de Baglini, en alusión a un legislador (cuando no) radical que teorizaba con semejante postulación que la capacidad de resistir a la reacción por parte de una fuerza política era inversamente proporcional a su cercanía con el poder político. Los K- por el contrario- ni en los peores momentos arriaron sus banderas y siempre en la derrota (125, elecciones 2009) salieron hacia delante y por izquierda. Por el contrario, el bricolaje denominado oposición puede muy bien ser definido por las características enunciadas por el editorialista de La Nación y que ha sido utilizado como epígrafe en el presente texto. Transcribimos la frase: “quienes se enfrentan al Gobierno les faltan recursos más sofisticados para ejercer su tarea: ideas, programas, organización, liderazgos conceptuales”. La contundencia de los dichos de quienes se hallan interesados más en sobredimensionar que en minimizar los rasgos del conglomerado oposicionista nos eximen de mayores argumentaciones. Por ende la elección presidencial del 2011 se resuelve entre el proyecto nacional y popular que conduce Kristina o cualquier variante del impresentable aquelarre oposicionista.

El gobierno no sólo cuenta con un proyecto tan sólido como para provocar que sus enemigos se dediquen a farfullar sobre tonterías; ya que no toleran un buen debate de ideas. Además cuenta con una historia de siete años en los cuales desarrolló una acción de gobierno que se halla muy bien sintetizada en una nota altamente recomendable, cuyo enlace se encuentra al comienzo del presente texto.


Otra de las virtudes del Kirchnerismo-Kristinismo que lo colocan a años luz- conceptualmente hablando- de la desangelada oposición que lo enfrenta es la capacidad para pensar (auto)críticamente el pasado. En nuestra opinión hay dos ejes decisivos desplegados por el matrimonio K en los pasados tiempos, a saber:
1) Se realizó por vía de los hechos el balance de los errores cometidos por el ala revolucionaria del peronismo de los años ’70; es decir del intento de desbordar por izquierda al propio Perón. El discurso enunciado por Néstor Kirchner el 25 de mayo de 2003 al asumir la presidencia señala un proyecto y sus límites estratégicos: un país “normal”, con masas convertidas en sujetos de plenos derechos (sociales); es decir, un capitalismo con la máxima equidad e integración social posibles.


2) Por otra parte, también el proyecto K realizó también la auto-crítica por la defección del peronismo durante los ’90. En rigor logró revertir ejes centrales del neoliberalismo instaurados en el país, ya con la dictadura comenzada en 1976. Para no abrumar al lector con largas listas destacaremos sólo dos: que el estado recuperase capacidad de intervención en la economía y que los trabajadores se (re)constituyeran como sujeto colectivo; tanto en la negociación por razones corporativas (laborales) como en la puja política. Agreguemos también como contenido irrenunciable la cuestión de memoria, verdad, justicia, defensa de los derechos humanos, aspecto en el cual nuestro proyecto se opone por el vértice con el facho-peronismo, la U.C.R. la Coalición Cínica y otras ignominias.


Octubre del 2011 es tiempo electoral. En una elección franca y transparente “ganamo’ por afano”. Si la aviesa acción de desgaste operada por los conocidos de siempre da sus frutos y gana algún personero del aquelarre oposicionista es para pensar que no es veraz la frase que enuncia algo tan simple como “ningún pueblo se suicida”.




*Docente. Escritor.
Columnista del Noticiero televisivo
Señal de Noticias y
del programa radial
“Avivados por Juaretche”
(Radio LT14. Paraná. Entre Ríos)
Colaborador habitual del
periódico Socialista “el Ideal”
Director de la revista
Electrónica Redacción popular.


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