CRISTINA Y LOS JÓVENES

*Por Adriana Puiggrós


La muerte de Néstor Kirchner duele y seguirá doliendo. Le seguirá doliendo al Pueblo. Empero, muy lejos de posiciones populistas ingenuas, podemos decir con ganas "ese Pueblo maravilloso" recordando a Evita y siguiendo la mirada de Cristina en el primer acto posterior a la muerte de su compañero, que eligió hacer con los trabajadores. Ese Pueblo maravilloso, que esperó con paciencia su turno durante horas para darle un último adiós a quien crecía en esos momentos como su indiscutible líder.

Ese Pueblo maravilloso, que esperó también horas para decirle a la Presidenta "Fuerza Cristina" y "Cristina es nuestra conductora", estaba representado en su mayoría por gente joven. Mucho se ha dicho sobre la novedad política que significa miles y miles de jóvenes saliendo de los mundos a los que se habían habituado para pararse en la escena política, un lugar que no entraba en sus cálculos. O tal vez ya latía en ellos la necesidad de la política, pero ese hecho no estaba en los cálculos de los adultos, ni de los dirigentes políticos, ni en el imaginario político de la sociedad. Era ignorado como potencial fenómeno colectivo.

Hace unos meses, sin embargo, los estudiantes secundarios de la ciudad de Buenos Aires estallaron reclamándole al gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que cumpliera con el elemental deber de arreglar los edificios escolares que ya estaban inhabitables. Por supuesto la respuesta del macrismo fue torpe e insuficiente y asistimos a la mayor movilización estudiantil de secundarios que se produjo desde hace cerca de cuatro décadas. A poco se sumaron tomas de facultades que ya no respondían a un movimiento centralmente espontáneo y reivindicativo, sino al accionar  sin destino de los partidos de ultraizquierda.

En los días previos al 16 de septiembre, aniversario de la "Noche de los lápices", algunos percibimos con preocupación que se iba generando una bola de nieve alimentada  por el irresponsable  programa de acción que la mencionada ultraizquierda propone a los jóvenes que ya se iban acercando en busca de una inserción política. En el discurso de la ultraizquierda se encuentra otra versión de aquello que los había alejado de toda militancia, es decir el "que se vayan todos" que ocupó los discursos de recientes progresistas- de rápido tránsito hacia la derecha, como el ARI-, y que canalizó toda clase de resentimientos políticos y sociales. Sobre todo, el "que se vayan todos" se sumó como aversión al miedo a la militancia política heredado de la Dictadura, cuyas huellas seguían (siguen) todavía  marcadas. El llamado a la insurrección contra toda política que no sea maximalista conduce a los jóvenes a derrotas permanentes, al mismo tiempo que, como se vio lamentablemente con el asesinato de Mariano Ferreyra, los expone a las fuerzas más oscuras que actúan en la política argentina.

El miércoles  27 de octubre los jóvenes se enfilaron tras la imagen de Néstor, un dirigente que habló permanentemente de "proyecto" y que no sólo puso en marcha, sino que ofreció hacia el futuro, un "modelo" de cambio del país. Que encabezó con su compañera Cristina políticas de inclusión social sin precedentes, a la vez que exitosas desde la economía, el empleo, los programas sociales vinculados al trabajo -como corresponde al peronismo-, la inversión en educación.  Muchos referían como un momento que los había marcado aquel en que sus familiares habían perdido el trabajo, a la vez que el hecho de su recuperación, como consecuencia del proceso que comenzó en el 2003.

La Presidenta abrió los brazos a los jóvenes en su primer discurso posterior a la muerte de su compañero. Ahora es necesario trabajar junto a ellos para generar espacios de militancia en cada partido, organización social,  programa, que tiene existencia en el kirchnerismo. Es un tema muy serio, que tiene relación con las dos principales demandas que contiene la irrupción juvenil en ese terreno político: seguir mejorando el empleo juvenil y mejorar la política de educación superior. La creación de nuevas universidades en territorios sociales que lo demandan es un avance importante.

La inversión edilicia en muchas universidades e institutos de enseñanza superior lo es también.
Ahora urge una nueva idea del destino de la educación superior, el planeamiento del conjunto de ese sistema y la legalización de medidas que, como el boleto estudiantil accesible o gratuito, son parteaguas de la permanencia y egreso de los jóvenes en las instituciones de educación superior. Esa medida debe formar parte de un paquete que impacte sobre el bienestar estudiantil, teniendo en cuenta las características demandas de las distintas regiones e instituciones.

Los jóvenes no esperan, necesitan que los brazos generosos de la Presidenta los contengan en un movimiento que puede ser sin duda uno de los más importantes apoyos del proyecto nacional y popular.

(*) Diputada Nacional, vicepresidenta del Frente Grande, en el Frente para la Victoria. Presidenta de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados de la Nación.

Publicado en: Diagonales el miércoles 10 de noviembre de 2010

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