QUEDAR PARA SEMILLA

*Por Juan Perone

Mi abuela decía –con un pragmatismo inquebrantable- que “nadie queda para semilla”.  Creo que algunos desafían esa definición.  La rompen.  La invierten.  Existen hombres y mujeres en este mundo, en este país, que están llamados a liderar procesos, a dejar descendencia.  Existen hombres que saben dejar mandatos por cumplir, tareas por hacer, metas por alcanzar.  Néstor Kirchner, es uno de ellos.  Directa o indirectamente, por afinidad y diferencia, empujó a los argentinos a pensar la política, a saltar el capítulo que hablaba del fin de las ideologías, a tomar posiciones, a discutir, a defender, a cuestionar.

Fue, quien desenterró lo “nacional y popular” de las fosas comunes de la historia nacional.  Y habló de militancia, liberación, soberanía, clases sociales, de la democratización de la palabra que se dicta a través de los medios y puteó a los oligarcas como pocos en los últimos tiempos. Y obligó a los “siempre privilegiados” de este país a salir de sus cuevas.  Y los puso enfrente.  Y no les dejó otra que definirse.  Y nos dejó la pelea con el primer round a favor, pero sólo el primero de muchos que restan.

Sí.  Creo que hay hombres que quedan para semilla.  Que saben hacerlo tempranamente porque saben que el tiempo es poco y el corazón no aguanta todo lo que uno quisiera.  Saben que los procesos del pueblo exceden plazos de los hombres.  Entonces preparan el terreno, desde el poder, desde la militancia, desde la insolencia de sus planteos.  Y entonces no temen al vértigo de su tarea porque saben que habrá relevo.  Y tiran del carro de la historia hasta que el cuerpo dice basta y quedan ahí, dejando la posta.

En ese punto estamos.  Mirando con expectativa el campo sembrado que reverdece tempestivamente.  Sobran esperanzas.  La cosecha será buena.  Muy buena.  Será nacional y popular o no será nada.  Nacional, porque pone el Estado al servicio de la comunidad organizada para que se exprese en su verdadero ser y popular, porque en este proceso o se incluye y se salva todo el pueblo o no se salva nadie.  En este punto estamos, llamados a aprender, a discutir, a defender y a custodiar.

La Presidenta de la Nación perdió a su compañero pero ganó millones.  Porque ese fue el mandato del hombre que vivió para ser semilla. Y esta es la razón de ser de la semilla.    

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