“Con Maurizio y con Gabriela
Va a estar bueno Buenos Aires”
Evanecente promesa de campaña electoral PRO.
Introducción
En ocasión de haberse cumplido el pasado 10 de diciembre de 2009 dos años que la barbarie (PRO)cesista asumiera el gobierno de la ciudad autónoma de Buenos Aires quedó muy claro que todas las prevenciones realizadas por los espacios de las izquierdas, progresistas y nacionales y populares durante la campaña electoral del 2007 y después quedaron muy cortas. Sólo un día después del nefasto aniversario asumió- por el sumario período de una docena de días- el ministerio de educación porteño un troglodita que a su derecha no puede tener ni siquiera la pared. Abel Posse, escritor fascistón, misógino consumado y apologeta de barbaries diversas, actualizó una antigua e iluminista profecía de los muy queridos Les Luthiers.; quienes en su parodia de los noticieros cinematográficos de comienzos de los años ’70 anunciaban la jura de un sargento primero Anastasio López en la cartera educativa. En este caso se trató de un civil; pero al lado del cual el suboficial mentado por los humoristas en su chistoso tema se destacaría por un humanismo más que entrañable.
En rigor, la frase utilizada como epígrafe no es falaz si no incompleta. Al contenido Va estar buena Buenos Aires sólo le falta una simple precisión: que la ciudad va a estar buena para gorilas, represores, chetos, fascistas, derechistas de diverso pelaje, grandes empresarios, pequeño burgueses estreñidos, neoliberales que no se enteraron de la crisis global ligada a sus propias orientaciones, arribistas que se enriquecen con los peculados PRO y otros reaccionarios. Nada percibieron de bueno- y nada obtendrán en el bienio que resta- los maestros, los trabajadores, los estudiantes de las escuelas porteñas, los usuarios de los hospitales, los cartoneros, las personas que viven en la calle, los artistas, los participantes de los centros culturales, los profesionales de la salud y demás sectores populares.
Desaparecida en la inacción, Gabriela Michetti, ex vicejefa de gobierno y actual diputada “para defender los intereses de la ciudad”, ya no pasea su imagen de Madre Teresa de Calcuta posmoderna entre doliente y con sonrisa glamorosa y tuvo una sola aparición mediática para reconocer que la gestión PRO tuvo “errores”. En realidad debió haber dicho- si la autocrítica hubiera sido en realidad sincera y profunda- que encabezó una gavilla de embusteros que se parapetaron en un discurso cínico para encubrir sus verdaderas intenciones. Es que no pueden llamarse errores a las consecuencias inevitables de una orientación política completamente reaccionaria.
En realidad, las causas que permiten explicar el triunfo PRO hace dos años son complejas y diversas: de modo que trataremos de volcarlas sucintamente.
1) Un déficit en las gestiones /mas que) tenuemente progresistas desarrolladas en los primeros tiempos de la autonomía de la ciudad. El hecho que Aníbal Ibarra debió afrontar la peor crisis de la historia argentina no deja de ser cierto. Pero no le interesa al votante no politizado que exige logros plausibles; que su gobierno no podía exhibir más que parcialmente.
2) Por otra parte, no puede negarse la existencia de una “Argentina” larvádamente cretina y éticamente miserable que fue canalizada hacia el voto a Macri. Quienes durante la dictadura genocida decían “por algo será que se los llevan”, cuando las patotas genocidas secuestraban a los compañeros para conducirlos a la tortura y a la muerte sin tumba. Luego esos mismos cínicos ponían cara de tontos para decir que “nada sabían” hacia los ’80, cuado el morbo massmediático se solazaba con el espectáculo de las fosas comunes. Las personas que- ya en el siglo XXI- habían votado a Domingo Cavallo, para jefe de gobierno, un esforzado deconstructor (destructor) de la autonomía nacional y del bienestar popular, emergieron sonoramente en los cacerolazos reaccionarios del 2008; que incluyeron insultos a la femineidad de la presidente (“conchuda montonera, renunciá.”). La patética consigna “que se vayan todos, que no quede uno solo” alcanzo su verdadero significado en la ofensiva destituyente que aún no ha cejado. Pueden rastrearse más antecedentes históricas de esta “Argentina” humanísticamente deleznable. Sin ir más lejos, en la elección que permitió a Néstor Kirchner acceder a la presidencia, la suma de los dos candidatos neoliberales (Menem y López Murphi) daba más de 40 % de los sufragios. Es preciso tomar en cuenta lo reciente por entonces del estallido del 2001- causado por la debacle neoliberal- para mensurar la influencia que el bloque dominante ejercía- y por cierto aún ejerce- sobre vastos destacamentos de los sectores populares y de las clases medias. El electorado derechista rara vez desciende por debajo de un tercio del padrón. Y cuando puede ampliarse mucho tenemos dadas las condiciones para que semejante núcleo central sea la base para un triunfo del PRO o cualquier otra camándula reaccionaria. Por otra parte resulta un lugar fácil y común criticar a Fernando De La Rua. Pero se olvida que durante casi tres décadas fue la encarnación de los mejores atributos (serenidad, ecuanimidad, moderación) del “buen” político, básicamente para amplios segmentos de las clases medias.
3) No puede soslayarse que la vigencia de un discurso despolitizador y apolítico, instalado por un sentido común difundido por los grandes medios, fue hábilmente canalizada por la campaña de Macri, colocándose el candidato desde un inventado “afuera” de la política; para prometer una gestión aséptica que resolviera los problemas de los buenos “vecinos”, acosados por la corrupción, los piqueteros, los delincuentes y más plagas bíblicas argentinas.
Maurizio Macri no espero siquiera la noche de su triunfo electoral para despojarse del discurso lavado de la campaña y exigir la impunidad de los genocidas. Semejante cinismo sólo puede sorprender a los ingenuos. ¿Acaso podía olvidar que los chacales procesistas habían torturado, robado niños y asesinado militantes y aún gente del común para que él y sus congéneres de clase acumulasen enormes ganancias?
Al imponerse la fuerza reaccionaria se especulaba con la posibilidad de que en la Argentina se construyese una derecha democrática; que pudiera disputar leal y legalmente la hegemonía política con otras variantes. Pero quines así argumentaban no pensaron en un límite tal vez insalvable para los habitantes del andarivel que solían transitar los inolvidables Garrincha y Corbata. Tal límite reside en que toda construcción política requiere la necesidad de negociar y proponer concesiones hacia otros conglomerados sociales; lo cual es muy PRO en épocas de campaña. Pero llegados al gobierno; a nuestros reaccionarios les brotan más rápido que despacio los colmillos de la codicia y creen que el presupuesto público es un coto de caza de exclusivo acceso para grandes empresarios. Ciertamente en lo antedicho tenemos las causas del reducido vuelo de toda edificación derechista. Y lo dicho no es sólo para la Argentina.
Por otra parte, el elenco Pro tiene por uno de sus objetivos fundamentales esmerilar la marcha del proyecto nacional que conducen Néstor y Cristina Kirchner. En tal sentido, Macri y seguidores no hacen más que cumplir las órdenes del poder económico; al que ni siquiera representan ya que son en realidad su verdadera encarnadura. En las líneas que siguen serán brevemente analizadas algunas de las áreas en las que se verificó el tránsito de las promesas electorales a la dura e impiadosa realidad de un gobierno que sólo sirve de modo desembozado al gran capital Pero en principio anticipemos algo que rara vez se destaca. La ciudad de Buenos Aires se halla (pro)fusamente iluminada en las franjas territoriales más pudientes y distinguidas. Y cuando más pobre es el barrio, más oscuro es el tránsito de los vecinos por las calles. Denunciar la oscuridad con linternas fue un buen método de campaña. Pero ya en el gobierno sólo quedó una orientación tan marcadamente de clase que parece, en rigor, una orientación diseñada por un manualista vulgar de materialismo histórico; ya que queda muy claramente expuesto que sólo sirve a los sectores poderosos. Iluminar ostentosamente los barrios más distinguidos y dejar a oscuras los territorios postergados es muy PRO.
La educación como práctica
del autoritarismo es PRO
Los memoriosos recuerdan que en la campaña del 2007 se mostraba el rostro de Gabriela MIchetti augurando que el “va a estar bueno Buenos Aires” significaría una aplicación eficiente de los recursos de la educación pública al servicio de los vecinos; es decir, del pueblo. La noche del triunfo Maurizio adelantó el verdadero contenido cuando abandonó los modales dietéticos y con tono cuartelero apuntó a diferenciar al docente que trabaja del que no. Actualizaba de semejante modo una antigua provocación de los mandatarios neoliberales, que buscan despojar a los trabajadores educativos de derechos históricos (por ejemplo, las licencias por maternidad, centrales en un universo laboral con fuerte presencia femenina). Lo dicho la noche del apoteosis fue nada más que un anticipo. Al poco tiempo el jefe llamó vagos a los docentes; lo cual proviniendo de un niño “bien” que jamás trabajó no es sólo una ironía de mal gusto. Es una sintética puesta en escena del ideario PRO. Quienes aceptan con estoica resignación o con sonrisas el despotismo derechista son aceptados en el universo glamoroso y cool; tan repleto de flores de plástico, como las que ornan los decorados de las añosas divas televisivas. Sólo faltan los enanos de jardín. Tales divas son las que hacen campaña, de modo molecular y cotidiano, por el conglomerado neoliberal a fuerza de embustes, exageraciones, desmesuras lingüísticas, tremendismos y otros modos de deformar la realidad.
Con respecto a la muy cara y onerosa publicidad oficial, en rigor no puede saberse en si es demasiado cínica o sencillamente diseñada por un colectivo de creativos autistas. En principio no puede dejar de señalarse que una promesa de campaña residía en no utilizar el presupuesto público para finalidades partidarias. Promesa que se metieron en cierto sitio muy caro al senador Reutemann; ya que todos los afiches del gobierno porteño son de color amarillo, “casualmente” el color PRO. Así, una campaña callejera asevera que “nadie hizo tanto en diez años” (en beneficio de la reacción deberíamos agregar). Y a continuación afirma haber dotado a todas las escuelas públicas de calefacción y refrigeración. Lo que por cierto no aclaran debidamente es que los acondicionadores de aire son sumamente naturales y dan paso a un terrible frío polar en la temporada invernal y calefaccionan de modo tórrido en la canícula. Es que para ser un buen estudiante PRO es preciso transpirar la camiseta, algo que logran sobradamente los educandos gracias a la gestión que “cambió la historia”. Pero en rigor, los verdaderos chicos PRO son los- por lo general blancos- estudiantes de las escuelas privadas; favorecidas de modo avieso y cínico durante el bienio macrsta.
Pero lo más siniestro del PROPLAN educativo fue el hecho que el espía Ciro James, agente 0069 de inteligencia, revistaba en el Ministerio Educativo Porteño; desde donde desplegaba sus dudosas artes de fisgoneo sobre docentes, padres, sindicalistas, familiares de víctimas de la A.M.I.A. y aún miembros menores de la dinastía Macri. La pretensión de culpar al gobierno nacional desbordó verdaderos récords anteriores en petrofacialiad. No fue ni un error ni un exceso, es la concepción que tiene el Macrismo del proceso educativo; al que conciben subordinado al eje represivo. El primero de los ministros PRO, Mariano Narodowski, un académico de cierta trayectoria en el ambiente pedagógico, hizo el centro fundamental de su accionar en la practica de relegarle un sinnúmero de espacios correspondientes a la educación pública a las instituciones privadas, en general. Y a las religiosas, en particular. Lo que tal vez permita comprender el silencio de la clerecía frente a muchas aberraciones PRO. Por ejemplo, el alevoso recorte de las becas para estudiantes pobres operado en los comienzos de la administración Macri.
Caído Narodowki de su cargo, su equipo continúa al frente de la nave ministerial, habida cuenta que Posse carece de vínculos con el mundo educativo y equipos técnicos para conducir el área. Lo suyo desmiente las promesas de campaña que con el Macrismo llegarían a los espacios públicos verdaderos idóneos en cada especialidad. En efecto, Posse sabe tanto de educación como un consumado melómano de eventos pugilísticos en categoría peso pesado. Su nombramiento, y estadía en el puesto, que duró menos que un suspiro, obedece a la más ramplona y tradicional picaresca política. A saber:
1) Uno de los propósitos fue sin dudas, enviar una señal al electorado más cínicamente derechista: la mano “dura” frente a las protestas docentes persiste en el ideario PRO. Los jóvenes educandos son sujetos que deben merecer palos y no ideas para construir su futuro en el marco de la mayor libertad posible.
2) El otro objetivo fue tratar de dar continuidad a la compleja y cambiante alianza ideológica que sostiene Maurizio con Eduardo Duhalde, gran patriarca de la derecha telúrica. E intentar que la coalición fructifique en el plano político. En efecto, Posse es pollo (o toro de riña) del duhaldismo; pero su ministerio naufragó a menos de una docena de días hundido por su torpeza e incontinencia lingüística. No comprendió que para la derecha telúrica es muy plausible el hecho de ser reaccionario, pero es preciso tratar de no parecerlo.
La síntesis de los desvaríos PRO en el ámbito educativo la provee el título del parágrafo que estamos finalizando. Ek gran pedagogo brasileño Paulo Freire escribió hace más de tres décadas su celebre “La educación como práctica de libertad”. Y no hay dudas que la educación como práctica de autoritarismo es PRO.
Espacios públicos para los vecinos
de PRO (a palos ucepistas)
En el plano de los espacios públicos la gestión Pro osciló en dos planos: el sustantivo (la U.C.E.P.) y el más formal y ornamental que encubría lo anterior. En efecto, el centro del accionar macrista fue hacer realidad una utopía reaccionaria: tan al gusto de los sectores oligárquicos y de las clases medias estreñidas: “es inevitable que haya pobres, pero que no se vean”. Por eso la Unidad de Control de Los Espacios Públicos (U.C.E.P) se dedicó sistemáticamente a pegarles y desalojar a los indigentes que habitan viviendas precarias. O a los que tienen por dormitorios los espacios callejeros: llegando al extremo cuando la golpiza a una embarazada le produjo desprendimiento de placenta. El criminal acto fue silenciado por la muy PRO cadena nacional de medios privatizados. De todos modos, semejante cobertura mafio-comunicacional no pudo evitar que la justicia dispusiera que la U.C.E.P tuviera que pedir autorización judicial para realizar sus acciones. Mientras tanto, Maurizio se deshacía en elogios para el grupo de choque y el obispo Jorge Bergoglio (arquitecto en las sombras de toca construcción opuesta al proyecto nacional) “omitía” la defensa de la vida en el caso antes descripto.
En lo cosmético, la gestión del área se completa con algunos arreglos de veredas, calles y plazas de modo ornamental y espectacular: pero con escaso disfrute para los vecinos. Y menor uso del presupuesto, cuanto más al sur de la ciudad se trate. Como es sabido, hacia el norte se ubican las franjas sociales más acomodadas. Y en el área meridional los menos favorecidos. Que los recién citados reciban menos recursos no es casualidad permanente. Es muy PRO.
La salud
de los enfermos
El espacio de la salud pública es uno de los que operó desenmascarando de modo más evidente los rasgos de clase del PRO, así como la complicidad de los massmedia con la desastrosa orientación que estamos realizando. Lo primero que hizo Maurizio fue pretender marginar a extranjeros y habitantes del conurbano del derecho a recibir atención sanitaria. Luego se dedicó a desabastecer a los hospitales de los insumos más importantes para funcionar. Los medios no dijeron nada, como la tampoco la iglesia: tan ofendida por el “escándalo de la pobreza” si el destinatario de las críticas es el gobierno nacional. Los dignatarios eclesiales deben creer que los pobres curan sus dolencias con rezos y baños en agua bendita: de otro modo no puede entenderse su (sonoro) mutismo contra el escandaloso acto de gobierno PRO (enfermedad).
A continuación la aplanadora neoliberal atacó a los directores de hospital más consustanciados con la defensa de la condición pública de los centros de salud. En algunos casos, la lucha de profesionales y usuarios logró que la justicia restituyera al personal cesanteado. Diversos profesionales de la salud recibieron “aprietes” y “patoteadas” buscando su renuncia. Algo muy alejado con la imagen “cool” que vende el PRO. Pero en rigor más cercano a las fuentes procesistas inseparables del ideario macrista. Pero el objetivo verdadero es poner la piedra fundamental de la gran inmobiliaria PRO que con los terrenos públicos de los hospitales de salud mental planea hacer una revolución edilicia en beneficio de los grandes intereses inmobiliarios ¿Dónde deben meterse sus ilusiones quienes votaron por Maurizio sinceramente convencidos que así se beneficiaba la salud pública? Omitimos de modo piadoso la respuesta, en razón que no nos gusta recurrir a expresiones escatológicas ofensivas para el buen gusto y el decoro. Si alguien no comprendió el sentido de las palabras recién enunciadas, que averigüe donde recomendaba el senador Reutemann colocarse la candidatura.
Policía Pro:
Corrupción, escuchas, (sin)sexo, y videos
Un clásico modo de hacer política de las derechas en todo el mundo es la denuncia de la “inseguridad”; magnificando sus consecuencias, cuanto más popular es el gobierno al que desean esmerilar. Es un clásico recordar que cuando las hordas de asesinos de la dictadura mataban y torturaban, ningún medio hablaba de “ola de inseguridad”; como en los tiempos que corren en que diarios, radios y canales televisivos hacen desayunar compulsivamente sangre, lágrimas y sufrimiento a sus audiencias.
La ley que autorizó la creación de un cuerpo de Policía Metropolitano no fue más que el reconocimiento a la voluntad popular expresada en los comicios del 2007. Las tres primeras fuerzas en la primera vuelta la postulaban. Pero sin dudas preocupaba a organizaciones sociales, entre otras, el modo atávico con que en el PRO se defeca en la temática de los derechos humanos.
No podía sorprender entonces que el primer jefe del (aún no nato) cuerpo de vigilancia fuera Jorge “el fino” Palacios, apologeta del terrorismo de estado y cómplice de delitos muy serios (gentil comunicador a sospechosos por el atentado de la A.M.I.A que serían allanados, espión de familiares de víctimas del citado atentado y por si fuera poco presenta vínculos con traficantes de autos robados y bandas de secuestradores, entre otros ilícitos). Semejante alhaja fue defendido a capa y espada por el jefe; hasta que debió renunciar, para ser reemplazado por su subjefe, Osvado Chamorro. Este debió seguir el mismo camino del fino: la renuncia y unas vacaciones por cuenta del estado en penales diversos, como el primer jefe. La elección referida demuestra el concepto de legalidad de la derecha. Les molestan los delitos producidos por personas provenientes de las franjas más sumergidas de la pirámide social. Pero no los que realizan burgueses evasores de impuestos, banqueros fugadores de divisas, sacerdotes empomadores o represores que han torturado, asesinado y desaparecido personas en PRO de los empresarios. Es el doble rasero con que la reacción mira la realidad lo que nos permite pronosticar que la nueva policía “combatirá” al delito por medio de diversos ilícitos: torturas, condenas “informales”, muerte por gatillo fácil de pobres. La síntesis del ideario PRO la brinda la impresentable diva televisiva Susana Giménez; quien dijo refiriéndose a un asesinato “el que mata debe morir” y carece del mismo énfasis para solicitar condenas para evasores impositivos, como ella misma.
Los dos jefes policiales citados, junto a un responsable administrativo ayudaron a configurar un verdadero record mundial PRO: una fuerza policial que pierde tres cabezas jerárquicas sin tener un solo agente en la calle. No obstante, pese a semejantes desventuras la fuerza policial PRO puede ostentar marcas muy loables… para los amigos que se beneficiaron durante su implementación. Los suministros para el cuerpo represivo ostentan marcas que rayan a gran altura en el Ranking universal de corrupción. Por ejemplo, una gorra cuesta tres veces más que un puesto callejero. Por añadidura, las compras fueron decididas sin licitación. Pero esto es sólo la hojarasca, lo decisivo es la pretensión del Macrismo consistente en configurar una fuerza represiva sometida al menor control político-legal posible. Semejante orientación continúa con el nuevo jefe, Eugenio Burzaco, asesor del ex gobernador de Neuquén Jorge Sosbich en tiempos del asesinato del docente Carlos Fuentealba. Lejos de ser una casualidad, se trata de una causalidad. Para el Pro, asesinos son los pobres que matan. Si un docente es muerto en una protesta social se trata nada más que de un “daño colateral” y si un represor desaparece a un militante político es sólo parte de un pasado doloroso que es mejor dejar en las nieblas del olvido.
(In)Acción social
Beneficiar a los pobres no es PRO
Sólo una persona cargada de la más atávica ingenuidad podría sorprenderse del hecho que el gobierno Macri haya reducido los recursos públicos destinados a ayuda social. Se trata de otro corolario del principio ya citado líneas arriba “que haya pobres, pero que no se vean “. Y si no se los ayuda se irán más rápido que despacio; dejando de enturbiar con su antiestética presencia el paisaje urbano porteño. La pobreza no es ni cool ni PRO y los fragmentos del presupuesto orientados a favorecer a los indigentes bien pueden ser destinados a negocios rentables. Desaparición del presupuesto más la U.C.E.P (palos contra los pobres) son el eje sustancial de las políticas en curso acerca de la pobreza; sin que los obispos se escandalicen ni Gabriela diga media palabra.
En idéntico sentido marcha la política de construcción de viviendas populares equivalente a la nota que merece un estudiante sorprendido copiándose en un examen. Es natural, todo buen vecino (PRO) se compra su vivienda. Y si no puede, alquila su habitat dándole posibilidad a los monopolios inmobiliarios para realizar sus jugosas rentas. No sólo no se edifican viviendas populares, si no que se desalienta la permanencia de sectores poco pudientes en aquellas áreas de la ciudad que van cayendo en la mira de los intereses inmobiliarios (San Telmo, Barracas, La Boca). Además si la erradicación de villas miseria no avanza más no es por falta de voluntad; si no por ausencia de condiciones políticas. Lo dicho antes, si el proyecto PRO se consolida, va estar bueno Buenos Aires… para los chetos, derechistas y demás alimañas reaccionarias.
Algunas conclusiones
necesarias
Nos faltaría desarrollar la política PRO contra los centros culturales o el veto de Macri contra la ley de medicamentos genéricos; no fuera cosa que se perjudicasen los monopolios de la farmacopea. Pero de todos modos creemos haber demostrado fehacientemente las raíces de clase del PRO; así como el rumbo inequívocamente derechista de Macri y sus secuaces (seguidores). De modo que para finalizar el presente trabajo extraeremos algunas conclusiones.
1) El Macrismo-PRO es una orientación originada en el núcleo central del poder económico. No se trata de su mera representación si no de su directo ejercicio. Aunque parezca repetitivo y perogrullezco, los hombres (y mujeres) del poder ejercen el poder. O para decirlo con palabras más de barrio “la casa atendida por sus dueños”. En tal sentido es un “digno” y merecido conminador de la dictadura (PRO)cesista y del menemismo. Maurizio Macri supo abrirse para construir una amplia coalición de hecho en la campaña electoral, pero al acceder al gobierno quedó descarnadamente desnudo su condición de clase
2) Tal parece ser una limitación muy marcada de las derechas; que al acceder al gobierno pierden toda habilidad de trascender el universo social de las clases poderosas.
3) Los ejes del disciplinamiento social permean el total de su acción de gobierno. Son, en rigor, su contenido fundamental. Así elige a un Posse para educación que promete represión a los maestros, homenajes para los genocidas y comprende al rock nacional con la misma fina sutileza que un luchador de sumo puede apreciar una conferencia filosófica sobre el pensamiento de Jacques Derridá. Las tribulaciones de la puesta en marcha de la policía de la ciudad no le hicieron modificar un ápice la orientación previamente trazada: represión para las demandas populares, lo menos sujeta a la ley posible. En tal sentido no puede decirse que haya incumplido las promesas: la U.C.E.P. y sus vandalismos fascistas demuestran la condición de terrorismo de estado del macrismo de manera irrefutable.
4) Queda muy claramente expuesto y demostrado que nadie que no fuera un poderoso empresario puede esperar nada bueno de Macri, Michetti y toda la camándula PRO.
En realidad se abre la etapa de la construcción política post-PRO. Un camino complejo, escarpado y dificultoso. Pero necesario. De la capacidad para construir de los sectores nacionales y populares, de izquierda y progresistas depende que la ciudad de Buenos Aires deje en 2011 de ser PRO.
*Docente. Escritor.
Columnista del Noticiero televisivo
Señal de Noticias.
Colaborador habitual del
periódico Socialista “el Ideal”
Director de la revista
Electrónica Redacción popular.
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