LA HIPOCRESÍA EN EL USO DE LAS PALABRAS

*Por Eliana Valci

Las últimas semanas hemos escuchado decir a la prensa canalla, ¡que desubicado estuvo Maradona al putear en una conferencia internacional! Es cierto, que no es la mejor manera de combatir a aquellos que lo han denostado, pero tampoco es menos cierto, que las puteadas son inherentes al lenguaje de los argentinos.

Quien mejor que Fontanarrosa para respaldar lo que sostengo. Nuestro querido Negro, dijo en el III Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE): “¿Por qué son malas las palabras? ¿Les pegan a las otras? ¿Son malas porque son de mala calidad?”, se preguntó. “Tienen actitudes reñidas con la moral, pero no sé quién las define como malas palabras, pero parecen los villanos de la película.” Fontanarrosa opinó que las “palabrotas” con aumentativos no dejan de ser un reconocimiento.

(...) “Las malas palabras sirven mucho para expresarse”, explicó. “También se dice que el idioma es vulgar. No sé quién define lo que es vulgar o no. Tampoco sé cuál es el origen de las malas palabras.” Finalmente, exigió que se reflexionara sobre la condición terapéutica de las malas palabras, que sirven para descargarse, según se lo aconseja su psicoanalista. “Pido una amnistía para la mayoría de las malas palabras e integrémoslas al lenguaje.”…(Sic Página 12)

Claro está, que los periodistas políticamente correctos, han borrado de su memoria las palabras del célebre Rosarino, y se horrorizan cuando un morocho proveniente de un barrio humilde, se expresa mediante un lenguaje soez, como si nunca en su vida hubiesen dicho una palabrota.

Ahora me pregunto…y los improperios dichos por De Narvaez, Carrió, Reuteman, etc., etc., no son tan condenables como los de Maradona?, digo…como para equilibrar la balanza ¿no?.

Por su puesto que no!, porque estos “cultos”, señores y señoras, son funcionales a los intereses de los antes nombrados, y por esa razón hacen un rito de la hipocresía en el uso del lenguaje, como en tantas otras cosas.

Vale aclarar, para quienes interpretan lo que se les da la gana, que estas líneas no pretenden ser una defensa a Maradona (porque él sabe hacerlo solo, y muy bien), sino de nuestra herramienta de trabajo, LA PALABRA, que ha sido tantas veces vejada, manipulada y distorsionada.

Nadie, es dueño de la palabra, todos tenemos derecho a expresarnos y decir lo que sentimos libremente, sin ser condenados por ello; es por esto, que hoy tenemos una nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, para que todas las voces puedan ser oídas, para debatir si no estamos de acuerdo con las expresiones vertidas, pero no para señalar con el dedo acusador.

Y a los que nunca hayan puteado en su vida, pues entonces, les digo que arrojen la primera piedra.


*Directora Revista Ida & Vuelta

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