UN REGRESO MÍTICO


*Por Guillermo Amor

Así como para las nuevas generaciones el hecho va ganando en amplitud histórica, para los que vivimos aquel momento lo que se acrecienta es la importancia de la emoción de entonces, algo que se puede contar… pero no trasladar. Volvía Perón. El avión no era negro, como había anticipado la anticipada leyenda, pero volvía. Nos habíamos arreglado con mensajes, con “cintas” clandestina y religiosamente vistas. El General se había ido convirtiendo en “el Viejo” ─ así se le atrevían cariñosamente aquellas nuevas generaciones que no paraban de incorporarse a la “obstinación argentina”. El peronismo se había ido convirtiendo en un hervidero de recuerdos de las viejas ilusiones, íntimamente mezcladas con el despertar militante a las nuevas. Y todo centrado en aquel hombre de decir pícaro, llano y muchas veces sabio ─ así lo veíamos. Y allí estaba, de vuelta en la Patria, guareciéndose de la lluvia, alzando, una vez más sus brazos. Seguramente cada uno vio llegar al Perón que quería y eso era lo emocionante. Nada, mucho o todo, puede haber resultado luego de “¿que Perón regresó…?” de lo que había hecho el tiempo con aquel mito viviente. En ese momento solo importaba que el “Perón Vuelve” de las paredes fuera una verdad realizada. El comienzo de una batalla nueva en la vieja guerra por el país que queríamos. Hoy rememoramos ese día, ese hito, esa consagración tan anhelada que se hacía cierta. Congelemos el hecho: celebremos la “vuelta de Perón” con todo su sentido, con toda la esperanza que el pueblo otorgaba a esa vuelta. Rescatemos esa historia y esa emoción sin mezclarla con lo que pudo pasar después. Sobretodo por que mucha falta nos hace que aquel Perón siga volviendo. Mucha falta nos hace que renazca aquella esperanza militante de reconstrucción. Entonces no era gratuita; se había ganado con la resistencia, con la lucha de las “orgas”, con los sindicatos que no habían traicionado. Se podía confiar en muchos dirigentes y podíamos confiar en nosotros mismos. Mucha falta nos hace que ello vuelva a ocurrir. Ahora la esperanza tampoco es gratuita: mucho horror, mucha destrucción y mucha traición sucedió desde aquel 17 de noviembre para que no sepamos ahora en que dirigentes no se podrá confiar jamás. Si nos miramos un poco adentro, si nos animamos a sacar lo mejor de nosotros que aún queda, eso que se remueve y vibra cuando recordamos aquella “vuelta”, entonces podremos también confiar en nosotros mismos.

YA NO SERÁ PERÓN PERO SÍ SU HEREDERO, SU ÚNICO HEREDERO Y DE UNA HERENCIA “PURIFICADA”, LIBRE DE TRAIDORES EXTREMOS Y DE ENEMIGOS DISFRAZADOS. LOS DEMÁS SEREMOS, COMO EN LA ANÉCDOTA, TODOS “PERONISTAS” (*)


(*) Argentinos que sueñan y luchan por una Argentina Socialmente Justa, Económicamente Libre y Políticamente Soberana integrada a la Patria Grande Latinoamericana.

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