NO ES SOLO LA POBREZA EL PROBLEMA SOCIAL


*Por Pablo Chena


En la actualidad, los estados y los organismos internacionales gastan importantes sumas de dinero en medir la pobreza, mediante diferentes métodos estadísticos. Esta tendencia tiene su correlato en el debate político, donde se reconoce la importancia de "combatir la pobreza". Sin embargo, poco se discute sobre la necesidad de analizar y problematizar la otra cara de la moneda: la riqueza, del mismo modo que la corporación mediática señala al corrupto pero no al corruptor.

Esto muestra que son pocos los gobiernos preocupados por los niveles de desigualdad que genera el capitalismo a nivel global y, muchos menos, aquellos que están atentos a la concentración de la riqueza que existe hoy en el mundo, depositada especialmente en paraísos fiscales. Más aún, los gobiernos liberales suelen justificar dichas iniquidades por diferencias de productividad. Bajo esta lógica, los dueños y gerentes de grandes firmas, capitales financieros y terratenientes son más ricos que los trabajadores porque son más productivos socialmente.

Como señaláramos más arriba, la idea de que la pobreza es un problema social pero la riqueza no, se refleja institucionalmente en el desarrollo de un sistema estadístico público y privado sofisticado para medir la pobreza pero miope a la hora de dimensionar la riqueza y sus consecuencias.

En el caso de Argentina, si bien la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) subestima los ingresos provenientes del capital y de las rentas de la tierra y financiera, nos alerta de que la diferencia de ingresos entre el 10% más rico de la población y el 10% más pobre fue de 17 veces en 2013, mientras que en las puertas del golpe de estado neoliberal de 76 era de 9,5 veces (1974) y llegó al pico de desigualdad de 40 veces en la crisis de 2001-2002.

Respecto a la riqueza exteriorizada por los argentinos, la revista Forbes señala que en 2014 los 15 argentinos más ricos alcanzan, conjuntamente, una fortuna de U$S 26.850 millones, recordemos que las reservas internacionales que tiene el Banco Central para respaldar nuestra moneda suman en total U$S 27.412 millones.

En lo que hace al movimiento de riqueza, los datos de la posición de inversión internacional de Argentina muestran que los activos de los argentinos en el exterior fueron en aumento. Por ejemplo, en 1991, los activos externos del sector privado no financiero acumulaban U$S 50.063 millones en 2002. Esta cifra ascendía a U$S 109.166 millones en 2007 y en 2013 llegó a U$S 202.561 millones.

Esta astronómica fuga de divisas al exterior se agrava si tomamos en cuenta que el gobierno de Francia, por ejemplo, habría entregado a la AFIP información sobre cuentas bancarias no declaradas de 3900 argentinos en Suiza y, según surge de declaraciones del jefe del organismo recaudatorio, "desde marzo de 2013 hasta agosto de este año, 2.312 contribuyentes rectificaron sus declaraciones juradas de ganancias y bienes personales reconociendo bienes en el exterior por $ 7918 millones".

En este contexto, los destinos preferidos por los argentinos para evadir impuestos serían, en el caso de las cuentas bancarias, los Estados Unidos y Suiza; para el caso de inmuebles Uruguay, España y Estados Unidos, y para las sociedades no declaradas, Uruguay, Panamá y Estados Unidos.

Los pocos datos existentes muestran la importancia de avanzar en el desarrollo de instrumentos de información que permitan detectar las acumulaciones de riqueza, no sólo por lo que implican en términos de evasión fiscal, sino también por los efectos desestabilizadores que tienen en el orden económico y financiero local. La concentración de la riqueza es el principal obstáculo para erradicar la pobreza.

Gentileza de: Ateneo Conciencia Nacional La Plata

Comentarios