CACEROLAZOS, MEDIOS HEGEMONICOS Y DELIRIOS PSICOTICOS


*Por Raúl Isman

"Arturo Jauretche que estás en el cielo / recordado sea tu nombre / venga a nosotros tu genio / hágase tu pensamiento así en La Punta como en Palermo / danos hoy el raciocinio de cada día / y perdona nuestras zonceras así como nosotros perdonamos a tanto zonzo / no nos dejes caer en el medio pelo y líbranos del odio. Amén".
Frase poética difundida en Facebook por la historiadora Aracelli Bellota.

"Una foto circuló por las redes sociales: turistas argentinos con fondo de Amsterdam y bandera celeste y blanca con la leyenda “no a la re re re elección”. Paradojas de la vida, celebran la asunción de un monarca pero reniegan de la voluntad popular. Algunos son así, tan enfermos de individualismo que pierden toda coherencia".
Gustavo Rosa. Docente, periodista y bloguero rosarino.


Introducción.

El 18 de abril del 2013 se produjo un nuevo cacerolazo contra el gobierno nacional, popular y democrático que preside Cristina Fernández de Kirchner. En nuestra opinión el suceso viene marcado por una progresiva disminución de asistentes; visible el 8N y muy marcada en la última ocasión. A formular algunas hipótesis explicativa de la merma del ruidoso público y a una breve historia de tales algaradas estará dedicado el presente texto.

La cosmovisión o conciencia del típico caceroludo- magníficamente retratada en una canción por Ignacio Copani (ver desde http://www.youtube.com/watch?v=tZemS_7eVNY)- ha sido largamente estudiada por las ciencias sociales y políticas y sintetizada bajo la denominación de Uomo cualunque. Como desgranaba un periodista sólo sirve a las peores derechas: "Maurizio Macrì no imita al ex primer ministro italiano, propietario de uno de los más populares clubes de fútbol e involucrado en causas penales por vínculos con la mafia. Macrì, se parece a Silvio Berlusconi. Su abuelo, el escritor, político y empresario de familia calabresa Giorgio Macrì fue uno de los fundadores del Frente del Uomo Qualunque, que tuvo un gran auge en Italia en las postrimerías de la segunda guerra mundial. En traducción literal, el Frente del Hombre Común; en versión libre, el partido de Doña Rosa. Se inició como un semanario satírico, dirigido por el dramaturgo napolitano Guglielmo Giannini y se convirtió luego en un partido político financiado por la central empresaria Cofindustria. Fue muy fuerte entre la liberación y el afianzamiento de la democracia cristiana como fuerza hegemónica, pero Giorgio ya había zarpado hacia la Argentina. Cuando los tribunales le otorgaron la tenencia de sus tres hijos, Franco, Tonino y María Pía, también les hizo cruzar el Atlántico. Aquel Frente expresó la insatisfacción de la pequeña burguesía y de sectores empresariales hacia la clase dirigente italiana. Se oponía a los partidos antifascistas que integraban el Comité de Liberación Nacional, cuya política de depuración denunciaba como guiada por motivos ideológicos y dirigida a ocultar los verdaderos problemas del país, entre los que mencionaba los altos impuestos. En las elecciones constituyentes de 1946 obtuvo más del 5 por ciento de los votos y treinta bancas. Su consigna era la antipolítica; sus temas el anticomunismo, el orden y la eficiencia; y su emblema una prensa que exprimía a un pobre tipo para que soltara hasta la última moneda. Postulaba un Estado mínimo, gestionado por técnicos.
(Horacio Verbitsky en Página 12 del 25 de marzo de 2012). Odio a la política, reducción de la ciudadanía a la pura atomización individual, responsabilizar al estado cuando al uomo cualunque le va mal y quedarse con todas las palmas el pequeño burgués de marras si tiene éxito, un odio autoritario y feroz contra los beneficios populares y para políticos distintos que pudieren favorecerlos son marcas distintivas del tipo social también descrito por el inolvidable dramaturgo alemán Bertolt Brecht como el analfabeto político. Desmenuzando el nivel de analfabetismo de la concurrencia tal vez hallemos pistas para las cuestiones que queremos analizar. Por otra parte, los cacerolazos contemporáneos (del 2008 hacia ahora) han sido funcionales al golpismo imperialista; cuyo objetivo fundamental en la actualidad reside en desgastar a los gobiernos populares y eventualmente deponerlos cuando existieren condiciones propicias para ello. No fue coincidencia azarosa la simultaneidad del caceroleo del 18A con las algaradas de Henrique Capriles Radonzki, el candidato derechoso derrotado en Venezuela, que incluyeron varios muertos entre los militantes chavistas. Ambos estropicios fueron teledirigidos por "la gran potencia del norte" que no soporta el proceso emancipatorio en curso y los intentos de integración latinoamericana(Véase por ejemplo http://www.redaccionpopular.com/articulo/es-necesario-frenar-al-golpismo...).

Así como Capriles resulta el golpismo siniestro, en la Argentina el costado ridículo de la perspectiva destituyente lo encarna Elisa Carrió; quien llamó a evitar la votación que al momento de tipear estas líneas se desarrollaba en la Cámara de Diputados acerca de la reforma judicial y que ya ha concluido con un rotundo éxito del proyecto nacional. Las masas convocadas faltaron a la cita y la carpa emplazada frente al congreso bien pudo instalarse en un bar aledaño para darle algo más de trabajo a la comunidad gastronómica. Y por añadidura Carrió no recurrió a su as de espadas para evitar la votación. Provocar una inundación cóprica haciendo brotar efluvios cloacales de su boca, que anegue aromáticamente el conjunto del barrio aledaño al palacio legislativo. Son tan inútiles los opositores que ni siquiera acuden al único recurso que les pudiere permitir algún éxito circunstancial.

Breve historia generaldel cacerolazo

Históricamente y más allá de nuestras fronteras, los cacerolazos tuvieron su origen en Chile, durante el gobierno de Salvador Allende (1970-1973) y eran una protesta de sectores de clase media, articulado en la conspiración contra el gobierno de la Unidad Popular que desembocaría en la infame dictadura del general Augusto Pinochet; que, nunca está de más recordarlo, fue el primer gobierno en el mundo en implementar las nefastas políticas económicas neoliberales.

En Venezuela, a fines de la década del ’80 y comienzos de los ’90, fueron el instrumento de protesta frente a la carestía de la vida en un país, no obstante muy rico gracias a las rentas petroleras. Finalmente las revueltas populares eclosionaron en el famoso caracazo de 1989, luego en el intento de golpe de estado en 1992 impulsado por Hugo Chávez contra un sistema de partido único bicéfalo y enemigo del pueblo. A su vez todo ello resultó antecedente histórico necesario para comprender la emergencia de la revolución bolivariana.

Por otra parte, de acuerdo a un relato que circula en Internet, en nuestro país el golpeteo de los utensilios domésticos comenzó siendo un método de autodefensa femenino contra ciertos desbordes de violencia doméstica familiar, de los que ya han quedado denominados como de género.

"En lo personal, la primera vez que escuché hablar del cacerolazo como práctica de resistencia fue hace varios años, creo que en unas jornadas sobre Salud de las Mujeres. Alguna de las allí presentes relató que un grupo de mujeres habitantes de una villa, cuando se enteraba que entre los habitantes había un golpeador o un abusador de menores, iba hasta su casa para escracharlo a golpes de ollas y cucharones. El resultado era, indefectiblemente, que quien abusaba de tal modo de su poder tenía, por lo menos, que mudarse de barrio. Estas mujeres sabían que la policía no solamente no hacía nada sino que, tal vez, hasta era cómplice."(De una vieja comunicación circulante por Internet).

Ya en el siglo XXI los cacerolazos reaparecieron en Buenos Aires en el marco de la debacle del modelo neoliberal; evidente desde hacía bastante tiempo, pero en sonora explosión de artefactos culinarios en diciembre del 2001. Como en el huevo de la serpiente ya podía atisbarse el reptil en aquel (por causas diversas) caliente verano. Era mucho más fuerte y significativa la demanda por los dineros retenidos en los bancos que contra el hambre, la desocupación y la indigencia a las que eran sometidas las clases populares y medias pobres. Y para peor el discurso anti-política prendió aún en sectores de izquierda. El autor de estas líneas dio el debate en las asambleas contra las orientaciones anti-políticas y también escribió un libro acerca de la crisis argentina que puede consultarse desde http://www.redaccionpopular.com/articulo/la-insoportable-levedad-de-los-...

La consigna piquete y cacerola la lucha es una sola no pasó de ser una intención de loables deseos por parte de sectores progresistas y, como dijo la revista Barcelona "recuperado su nivel de consumo, la clase media volvió a su histórico Fascismo". Fue así que el caceroludismo retornó con su peor rostro el 25 de marzo de 2008, en ocasión de emerger como fase sonora del intento golpista propiciado y hegemonizado por la gauchocracia terrateniente y los grandes medios globalizados. La pinza oligárquico-mediático-caceroluda resultó eficiente para derruir el armado legislativo del espacio nacional y popular (incluyendo el inolvidable voto del vicepresidente Julio Cesar Cleto Cobos, convertido por extrañas alquimias y sortilegios en opositor al gobierno que integraba) y así el conglomerado adversario logró un relativo éxito electoral en 2009. Pero no pudieron voltear al gobierno (pese al descarado y cínico golpismo exhibido por el ruralista Biolcatti en T.V junto a Mariano Grondona) y el logro de una mayoría parlamentaria de quienes se oponen al proyecto nacional tuvo como resultado una parálisis del congreso; de lo cual la mayor parte de la sociedad tomo debida nota como fue palpable en las elecciones de octubre del 2011, en la cual la oposición quedó reducida a una dimensión política y parlamentaria equiparable al excremento de una mosca.

Cacerolazos y la disputa por el sentido

Pocos días después de la reasunción de la presidente comenzó el bombardeo mediático a través de indisimulados golpistas, como Mariano Grondona. El octogenario enemigo del pueblo y esbirro imperial especulaba que la imagen positiva de la presidente había caído entre una y dos decenas de puntos porcentuales a poco de andar. Lo más curioso es que el descenso se habría producido... en cumplimiento de la programática votada oportunamente por el pueblo. Curioso y arduo objeto de estudio de las ciencias políticas sería explicar cómo es posible perder votantes cumpliendo las expectativas de los sufragantes. Los medios hegemónicos prosiguieron la marejada golpista bastardeando el propio lenguaje denominando "cepo cambiario" a las restricciones para la compra de dólares. En efecto, un cepo era un instrumento de tortura muy usado en el siglo XIX y nadie puede asegurar- so pena de ser internado en un hospicio- que vio y escuchó a un dólar pronunciar ayes doloridos, propios de todo ente sometido a tortura. Producido el cacerolazo en septiembre de 2012- el más significativo en términos numéricos- los cagatintas serviciales a la reacción sentenciaron que el gobierno había perdido definitivamente el favor de las clases medias; como-tal cual se comprobó después- si en la marcha del 9 de diciembre del mismo año no hubiera sido enorme la presencia de otros destacamentos pequeño burgueses. Decía Frederick Nietsche que no existen hechos, si no interpretaciones. Por eso para el mercenario periodístico Jorge Lanata se trató de una marcha "por más y mejor democracia", ocultando de modo cómplice los distintivos nazis que pulularon, la reivindicación explícita de la dictadura genocida Cecilia Pando incluuida, los ruegos por la muerte de Cristina y los golpes propinados a los periodistas (¿y la libertad de expresión?) constante en todos los cacerolazos. En el último evento "culinario" en Morón fue derribada una estatua de Néstor Kirchner. (http://www.youtube.com/watch?v=uAyjMWHY0pc) Si así tratan a objetos inanimados. ¿Cuál es la real capacidad de diálogo efectivo que pueden exhibir? ¿Pueden tomarse en serio a sí mismos los que proclaman la necesidad de consensos al tiempo que desarrollan niveles inauditos de violencia física, simbólica y material?

Un interesante enfoque filosófico para comprender la merma caceroluda- aunque escrito en circunstancias y objetivos diferentes- lo constituye el trabajo "Ficción y realidad de los movimientos populares. De Hegel a Borges y Sarlo." de Roberto Hilson Foot. (http://www.redaccionpopular.com/articulo/ficcion-y-realidad-de-los-movim...). Allí dice que "L. Wittgenstein (1889-1951) cita en “Investigaciones Filosóficas” el texto que corresponde al capítulo octavo, del libro primero, de las Confesiones, presentándola como una posición “primitiva” o referencialista del lenguaje encarnada según él por Agustín. En la misma se establece la vinculación de las palabras con las cosas, lo que se complementa con una explicación genética y pedagógica de los procedimientos por los cuales por ejemplo una generación enseña a la siguiente a hablar o dicho en otros términos jerarquiza y valora ciertos signos y símbolos". La adecuación de las palabras y las cosas citada por Hilson Foot lo interpretamos como la verosimilitud y la veracidad de un enunciado, discurso o consigna. De allí a que un movimiento articulado alrededor de un cántico tan delirante como se va a acabar la dictadura de los K (proferido mientras la policía los custodia) necesariamente debe inducir a algún tipo de reflexión entre los adherentes menos rabiosos. Los peores son consustancialmente irreflexivos y enceguecidos como están por el odio al pueblo que los lleva a cometer los desmanes referidos y a desplegar la agresividad y violencia comentada por parte de los supuestos luchadores anti-dictadura. Dialogar francamente con esta franja de caceroleros (los menos extremos) resulta una tarea imperiosa para todo militante del proyecto nacional para alejarlos lo más posible del núcleo duro de los manifestantes; al cual trataremos de caracterizar más adelante. Pero no existe diálogo y mucho menos consenso posible con quienes piden a grito destemplado la muerte de la presidente y fusilar a sus seguidores como pidió oportunamente un diputado gaucho-radical.

Prosigue Hilson Foot: "Este aprendizaje supone que el lenguaje y cada una de las palabras del mismo son en lo esencial nombres que mentan cosas, a modo de un modelo extremadamente simplificado y limitado en principio a nombres propios y comunes, una versión insuficiente según el filósofo austriaco. Imaginar un lenguaje es imaginar una forma de vida y ella está atravesada por la dimensión agonal profundamente política de las construcciones sociales, de allí la importancia de la disputa por el lenguaje y la discusión pública en torno a los oligopolios comunicaciones que amplifican en forma antidemocrática los discursos de las poderosas minorías procurando no informar sino defender sus intereses sectoriales". Párrafo que ilustra de modo sintético y magnífico la dimensión (épica) de la disputa político cultural en la Argentina actual. Nada casualmente el domingo previo al 18A el ya citado mercader periodístico Lanata se despachó con una información acerca que el Kirchnerismo se dedicaba al lavado de dinero. La vulgar opereta para exacerbar ánimos y engrosar el caceroludismo se cayó casi en el acto cuando se demostró que el "documento irrefutable" presentado por el obeso cagatintas de marras podía ser bajado desde google y armado de acuerdo a los deseos de cualquier aprendiz de fiscal con intenciones políticas. En nuestra opinión semejante grosera manipulación mediática podría estar (carecemos de sustento empírico, más bien se trata de una intuición) entre las causas de la pérdida de convocatoria de los usuarios de cacerolas para no cocinar. Y aún más entre las razones del rotundo fracaso para frenar la proyectada democratización de la justicia; es decir una patética ópera bufa armada el 24 de abril.

Durante el día hicimos nuestro chequeo habitual por e-mail por varios barrios populares del conurbano y allí la paz de las cacerolas sólo fue alterada para la cocción de diversos guisados, dependiendo el sabor de la comida por cierto de las habilidades culinarias del cocinero o fémina a cargo de la noble tarea. Pero más allá de las interpretaciones gastronómicas la lucha por el sentido de lo que había ocurrido prosiguió desconectando aún más los enunciados de las cosas (realidad) que pretendían mentar. Para Clarín, La Nación y Maurizio Macri (un chistoso que convocó a los cacerolazos como si concurrir fuera deber patriótico y le hurtó el cuerpo a la convocatoria por miedo a que le pasaran la factura por su inutilidad para limitar los estragos de las inundaciones porteñas) se trató de la más grande manifestación de masas de la historia argentina. ¿Se trata de miopes que se quitaron los anteojos para observar, viendo doble o libaron en exceso? La que tal vez se pasó de copas- tiene varios antecedentes en el mettier- fue Patricia Bulrich, quién alardeó de conducir a las turbas salidas del bazar rememorando los viejos tiempos en que era de la tendencia revolucionaria peronista. En los'60 y '70 resultaba un clásico la disputa entre las fuerzas de izquierda por adjudicarse la conducción de los celebres "azos" que las masas utilizaban para combatir a la dictadura; pelea tan miserable como puramente discursiva. Tal vez los efluvios etílicos la hicieron retroceder hacia tiempos e identidades políticas que no desea recuperar; pero, nobleza obliga luego- tal vez libre de la influencia de Baco- desmintió sus afirmaciones que hemos glosado precedentemente.

Gobierno, oposición y caceroludismo

La realidad política nacional presenta a un proyecto conducido por la presidente Cristina Kirchner que mantiene el rumbo votado popularmente hace menos de dos años; contra viento y marea, aunque también deben ser señalados errores y limitaciones. Frente y contra ella se intenta erigir un aquelarre valleinclanesco de opositores que hacen gala de un nivel de tergiversación de la realidad digno de un sufrido habitante crónico de un hospicio; de esos que sufrieron la represión macrista. Por caso, si Irán hubiere propuesto el memorandum que se firmó y el ejecutivo se hubiera negado a negociar inmediatamente la oposición habría clamado por firmar ya lo solicitado por la nación persa. Como fue el gobierno nacional el que asumió el compromiso citado, los legisladores de la oposición leyeron aceleradamente los manuales del departamento de estado norteamericano y como les resultaba demasiado arduo y complejo tomaron clases aceleradas con Joaquín Morales Solá, Lanata y Héctor Magneto; saliendo a la cancha (parlamentaria) a jugar el triste papel del cipayo idiota del mes. O de todo el año. El cipayismo viene profundamente consustanciado con el gorilismo del que hacen gala los opositores y los caceroludos. El 18A un cartel decía esta es la gente bien.
De allí a mentar al Aluvión zoológico no hay ni medio paso. Que lo dio sin saltar el diputado Radical Oscar "el milico" Aguad al pasar revista a todos los lugares comunes de las señoras paquetas, sin omitir los consabidos choripanes. Analizando mínimamente la cuestión, las groseras afirmaciones de Aguad (apodado el milico por su pública amistad con el genocida y torturador Luciano Menéndez, confinado en cárcel común) no son más que el reconocimiento que su fuerza es incapaz de llegar al poder; ya que en las dos ocasiones en que la U.C.R. (con las presidencias de Raúl Alfonsín y Fernando De la Rua) se impuso en comicios transparentes y limpios supo ganar un franja del voto peronista. De modo que, además de seguimiento Monikolewinesko a los asesinos de la dictadura, los Aguad, Sanz y Alfonsín demuestran que no pueden salir del ghetto electoral caceroludo y gorila; espacio en el que además cuentan con diversos competidores. El más autorizado, por su neoliberalismo y derechismo proverbiales, para quedarse con gran parte del espacio que protesta contra el proyecto nacional es el jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y candidato a presidente Mugrizio Macri. Su política pretende orientar al universo caceroludo y a su vez se nutre de allí. En los cacerolazos se clama por la vigencia de la constitución y la ley; al tiempo que la pisotean pegándole a periodistas y pidiendo la muerte de Kristina y sus funcionarios. Inclusive el pasado 18 A, Demian Martínez Noya, un militante PRO, fue salvajemente agredido por pretender evitar que la turba caceroluda tomase por asalto el Congreso Nacional. Los defensores de la "Constitución" lo acusaron del "grave delito" de pertenecer a la Campora y quisieron ejecutar una sumaria pena de muerte por linchamiento; de lo cual el joven referido se salvó por la acción de la policía "dictatorial" K. que lo protegió. Por ello el gesto simétrico del espiador serial fue ocupar con sus freiekorps de la Policía Metropolitana el hospital Borda para garantizar una acción vedada por la ley: el derrumbe de un taller protegido, sitio de rehabilitación mediante el arte para los enfermos internados, y en la misma acción reprimir a trabajadores, legisladores, médicos, pacientes y curiosos. Nótese que en una guerra es un gravísimo delito atacar una institución dedicada a la salud. Mucho peor es llenar de policías un hospital en tiempos de paz. Pero el alarde de brutalidad patoteril frente a trabajadores del estado (vagos que viven a costilla nuestra en la percepción caceroluda), enfermos psiquiátricos (inútiles o desechos sociales para nuestros cultores de la olla) o legisladores (los repudiados e inservibles políticos en el lenguaje de los protestantes ya citados) es una señal para ese universo y además un reconocimiento que la oposición no puede apartarse de allí. Por eso son tan compatibles Macri y su claque de cacerolas. Porque pueden decir que están por la vigencia irrestricta de la ley al tiempo que se defecan en todo ordenamiento legal si es su conveniencia. O que propician el diálogo y la cooperación al tiempo que Mugrizio alardeó hace algunos años que sería presidente aunque tuviere que tirar a Kirchner de un balcón. La coherencia entre los discursos de representado y representante no puede soportar un examen psiquiátrico. De allí que en nuestra hipótesis el caroludismo no resulta un fenómeno nuevo; si no más bien la realización de un movimiento de uomo cualunques, tal cual lo definimos en la introducción. Y su declinación- nos parece- obedece a la grosera inadecuación entre sus enunciados y la realidad.

No queremos terminar estas líneas sin hacer algunas menciones a otras manifestaciones de la fangosa epifanía opositora. Una manifestante declaraba muy suelta de cuerpo que este gobierno ha logrado ¡ la suma del poder público! No es obligación de nadie conocer la historia de su país. Pero es recomendable para no decir patéticas gansadas. Seguramente si esa joven se le preguntara acerca de la educación respondería que se trata de una cuestión fundamental en toda sociedad. Entonces, debería predicar con el ejemplo y no decir estupideces poniendo además rostro de sapiente.

Otro espacio de las fuerzas opositoras lo constituyen El Fap, el pinosolanismo artereoesclerótico, la U.C.R, la Coalición Cívica y la grotesca soprano de opereta que le canta a Dios y reciba sus mensajes de texto: Elisa Carrió. Cuando se unieron casi todos ellos hicieron una buena elección en el 2009. La suma de legisladores obtenida contribuyó a paralizar al parlamento y en esta elección renuevan más escaños y cuentan con una tajada comicial mucho más menguada. Por lo cual vaticinamos que la pelea por la pole position en la lista será mucho más que sangrienta y asegurará bastante más divisiones que los dos espacios en que, sólo por ahora, están partidos.

Párrafo especial merece Herpes Binner, la esfinge litoraleña, creador de una rara especie política: el progresismo proimperialista. No contento con haber declarado que en Venezuela sus simpatías estaban con el candidato de los E,E.U.U., Henrique Capriles Radonski, luego culpó "al populismo" (chavismo) de los crímenes cometidos por los seguidores de su "pollo". Fue inevitable el recuerdo de su antecesor (norte) Américo Ghioldi, quién en ocasión de asesinatos sufridos por el pueblo declaró muy suelto de cuerpo: "se acabó la leche de la clemencia". Es que en la Argentina con socialistas así ¿Quien necesita a la derecha? Y por otra parte es expresión de una corriente internacional que viene traicionando las expectativas de los pueblos que confían en ella hace más de un siglo. Cada vez que Herpes habla, su menguada construcción (muy poco) progresista cruje y se divide más. Pero es preciso señalar que parte de sus mejores resultados electorales los obtuvo en territorios de la derecha y en su provincia disputa electores con el Pro del comicastro Miguel del Del; por lo cual se encuentra fuertemente condicionado por sus votantes caceroludos.

Conclusiones.

1) El caceroludismo emergió como manifestación de una fracción que no sólo no votó por el proyecto nacional. Jamás lo haría. Se trata de los descendientes de los que pintaban viva el cáncer durante la agonía de Evita. Y su núcleo duro irreductible es una gavilla de procesistas, enemigos del pueblo y admiradores de Hitler, Mussollini, Pinochet y no tanto de Videla, al que veían como demasiado blando.

2) Existe una porción de los caceroludos que debe ser interpelado con tono fraternal para alejarlos todo lo posible de la influencia de los anteriores. Es parte de la batalla cultural en la que estamos empeñados en esta década ganada.

3) La merma en público opositor se debe a la terrible disociación entre sus enunciados y la realidad.

4) La oposición política se encuentra atrapada en una doble pinza: es guionada por los grandes medios y por la dependencia estructural del discurso caceroludo; lo cual la confina a pequeños "ghettos" electorales. Y para peor, colocarse en la vereda de enfrente del gobierno popular los condena a estar sistemáticamente en contra del propio pueblo. Unas moscas blancas como el senador Nito Artaza o Leopoldo Moreau poco pueden hacer en una fuerza política conducida por los Morales, Aguad o Sanz.

5) El espacio "progresista" se debate también en similares condicionamientos. Reconocer los logros del proyecto nacional, popular y democrático los aleja de sus bases electorales. Su oposición cerril los coloca irremediablemente en la vereda de enfrente de los sectores populares.

* Docente. Escritor.
Colaborador habitual
del periódico socialista El Ideal.
Director de la revista
Electrónica Redacción popular.
Columnista en política internacional
del Canal Señal Oeste (Moreno) y
del Programa radial Periodismo consentido.

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