SIEMPRE FUIMOS LOS WICHIS



*Por Gabriel Fernández 

La expresión cruda, directa, apunta al sentido común ramplón. Ese que Jorge Lanata se planteó combatir desde Página 12 tanto tiempo atrás. ¿Quién va a escuchar la radio de los wichìs? y ¿quién va a poner avisos en la radio de los wichis? Recojamos el guante.

Mucho más lejos en la historia, Raúl Scalabrini Ortiz señaló la existencia de un país visible y de otro invisible. Indicó que el visible emergía en los grandes diarios, los circuitos culturales y comunicacionales prestigiados, la "sociedad". El invisible, pese a ser mayoritario, se vinculaba por vías oscuras, no admitidas por esos espacios, que iban del boca a boca al periódico mimeografiado.

Tanto Scalabrini como sus compañeros vivieron la experiencia con mucha intensidad a través del decurso de los Cuadernos de Forja. En los años 30 y los 40 esas publicaciones tenían la misma relación con los diarios La Nación y La Prensa, que hoy puede observarse entre "la radio de los wichi" y el Grupo Clarín. Un desnivel imponente.

La rara emoción que se observa en los textos de don Raúl como en los de su compinche Arturo Jauretche, está asentada en la corroboración posterior de la influencia de aquella modestia informativa: por décadas -y hasta hoy- el ideario forjista gana elecciones, anida en el pueblo argentino, se despliega en obras creativas y opciones potentes. Sin haber alcanzado nunca portadas, diales ni pantallas "reconocidos" por los grandes avisadores.

La gente es rara, Lanata. Eso es lo que pasa. Durante el gran debate nacional por la 125 entre el gobierno y las entidades agropecuarias, los "blogcitos", las radios "wichís" y la discusión callejera, lograron contrarrestar lo que parecía imposible: la abrumadora e integral oposición mediática concentrada a la posición oficial, y tuvieron como correlato posterior el lanzamiento a la militancia de millares de jóvenes que no hallaban argumentos para presentarse en la arena política.

Y sin embargo, el rating y los avisadores siguieron escogiendo a los espacios tradicionales. Es probable que Lanata se sienta orgulloso porque un texto suyo merezca la réplica de un funcionario. Debemos decir que aquél artículo "La opciòn por los ricos" que elaboramos en La Señal Medios y difundimos masivamente por internet hasta ser potenciado de modo exponencial por la gentileza de Horacio Verbitsky, logró hacer pensar, y desmovilizar, una parte de la militancia azonzada que, desde la izquierda, se estaba "solidarizando" con los campestres.

Aun hoy nos siguen llegando mensajes señalando ese resultado. Montones de mails, cartas y comentarios que nos indican de la importania que tuvieron esos textos, esos materiales, esas informaciones, para esclarecer la situación cuando las pantallas eran unánimes en contra del anhelo gubernamental de cobrar impuestos a quienes venían ganando fortunas merced a la exportación de productos primarios generados en nuestro suelo.

Cuando se observa el panorama de largo plazo, la hoja mimeografiada, la charla, el blog, el mail, el boca a boca, el facebook -según la época- cobran una dimensión diferente a la inmediatez publicitaria que deriva en el tono despectivo empleado por Lanata para referirse a los medios populares a través de la exageración intencionada de "la radio de los wichís".

No hay nada raro en la expresión del publicista liberal. En realidad, el peronismo, y buena parte del pueblo argentino, siempre fue "wichís"; esto es, menoscabado intelectualmente, relegado culturalmente, menospreciado económicamente, subvaluado creativamente, ninguneado informativamente. Pero acá está. Haciendo medios, generando ideas, construyendo culturas. Y pasando de generación en generación con tanto vigor que sigue ganando las preferencias mayoritarias a la hora de elaborar un proyecto de Nación.

Ante el orgullo de Lanata de mostrar un aviso de -digamos- Garbarino, los amarillentos Cuadernos de Forja -la radio de los wichís- pueden ofrecer el ideario de una acción de gobierno que desemboca en la creación de la Celac. Seguramente la primera opción es más placentera; pero quièn sabe... depende de las prioridades que uno se dé en la vida.

* Director La Señal Medios

Comentarios