7 DE JUNIO: DÍA DEL PERIODISTA. HOMENAJE A RODOLFO WALSH.

*Por Daniel Chiarenza


Homenaje a Rodolfo Walsh, en la Plaza que lleva su nombre, Chile y Perú, Buenos Aires.

Recordemos a esa ética de la profesión de periodista de una manera no habitual –es decir, no a través de Mariano Moreno y la fundación de la Gazeta de Buenos Aires-, sino a través del prólogo de Osvaldo Bayer al libro de Rodolfo Walsh: Operación Masacre. El homenaje es a Rodolfo Walsh, asesinado por la dictadura por ejercer hasta el último instante de su vida la profesión de periodista.

Osvaldo Bayer.

[Para] definir a Rodolfo Walsh [tomemos] la frase de Madame de Staël […]: "La conciencia es su musa". […] Ése es el parámetro de su vida: su conciencia. Predestinación de mezclarse con la vida, de meterse. No fue consciente, tal vez, de su predestinación. […] Sus mejores cualidades literarias fueron alma y humanidad. […] Rodolfo Walsh era de Choele-Choel y había cabalgado 200 kilómetros para salvar el caballo de su padre muerto. [El] dolor del chico ante este mundo amenazante, ante ese Dios ontológicamente injusto con los débiles, […]. Por eso Walsh se les escapa a los críticos establecidos -los frígidos y los infibulados- que no lo pueden encasillar. […] Esos examinadores sinodales no se atreven a aplazarlo pero no le dan el pase para ser admitido en las órdenes sagradas. Lo califican de periodista para enviarlo al depósito de mercaderías varias. Walsh -creo- habría aceptado gustoso la definición de "autor de novelas policiales para pobres" […]. No sé si Walsh quiso hacer con su máquina de escribir más pedagogía social que literatura; […]. Su idioma dominaba todos los registros; le interesaba ser breve y claro para que lo comprendiese el lector pobre de novelas policiales. Esto no se lo van a perdonar jamás ni la sociedad argentina establecida ni sus acólitos, que nunca quieren perder el tren del poder y se sienten cómodos en sacralizar a sus intelectuales octogenarios hundidos en el suave desencanto de la vida con la metáfora siempre elegante de la duda y el pesimismo.

Rodolfo Walsh, para el lector pobre de novelas policiales.

Tabú y mito quedará para siempre Rodolfo Walsh entre nuestra sociedad argentina y sus mandarines culturales, por un lado, y los que divagan entre la poesía, el sueño y la justicia con sol.

Rodolfo Walsh, tabú y mito.

[…] Tal vez una definición excesivamente ampulosa, un poco para asustar al descuidado. O más bien una búsqueda desesperada de congruencia entre los conceptos de moral, estética y política. Walsh es siempre joven, impetuoso. Vuelo y profundidad. En su conversación con el lector pobre de novelas policiales hay genio, tragedia, misterio, ansia (¿Qué es literatura acaso?).

El joven Rodolfo Walsh (1953).

[…] Supo ver y desnudó a toda la sociedad argentina cuando dejó de jugar al ajedrez y se asomó a ver qué pasaba. Así nació Operación Masacre. En esas pocas páginas está toda esa sociedad argentina que no dejó de gobernar nunca. Están los uniformados pero también la justicia, en esos personajes próceres del derecho: Sebastián Soler, Alconada Aramburú, […]. Que van y vienen y cambian de nombre pero no de rostro y están en todas las épocas, desde 1810.

Portada de la primera edición de Operación Masacre".

[…] Nadie como Walsh supo describir a los verdaderos fundadores de la gran masacre que vendría después. El teniente coronel Fernández Suárez no es nada más que la reencarnación del otro teniente coronel Héctor Benigno Varela, fusilador de las peonadas patagónicas, y el predecesor contemporáneo de esas figuras casi inverosímiles en su crueldad y su brutal soberbia: Menéndez, Massera, Camps. El método de Fernández Suárez es el mismo: la bravata, el golpe, la intimidación, la tortura, el robo de las pertenencias, el asesinato. […] Los Aramburu, Rojas, Manrique, Quaranta recurren a los civiles. Los civiles encuentran siempre la solución. El discurso de Aguirre Lanari -hombre de todas las dictaduras y de nuestras pobres democracias- en La Plata, lo dice todo. El asesino será aplaudido. […] Cuando uno leeOperación Masacre puede entender muy bien el porqué de la reacción de la juventud en los sesenta y setenta. Ahí está la raíz de la violencia. Había que ser muy pequeño, como joven, para no sentir vergüenza. Vendrá el golpismo como profesión, con aquellos protagonistas dignos de sainetes y novelones de principios de siglo, como los Toranzo Montero, Sánchez de Bustamante, López Aufranc. Y después de ellos aparecerá un Aramburu franquista: el triste Onganía con su general Fonseca, aquél de los bastones largos. […] Ése era el ejemplo de democracia que se daba a nuestra juventud. Se sembró violencia. Y sus obispos representativos fueron generales y almirantes de gestos mesurados, respaldados por intelectuales afincados en la aristocracia de la cultura y políticos ansiosos asomados a la puerta de los cuarteles, mientras se apaleaba y se metía picana al vulgo, a los plebeyos. […] se metía bala en los basurales. Un pueblo, de la mano de la democracia peronista a la nueva década infame de los cincuenta y sesenta; la primera, de trece años; la segunda, de dieciocho. Pero lo que más aflige es la ofensa que el hombre lleva adentro, le basta escribir a Walsh.

Néstor Kirchner, extra en "La Patagonia Rebelde".

[…] se está describiendo a sí mismo. Y toma contacto con los que van a ser sus personajes: He hablado con sobrevivientes, viudas, huérfanos, conspiradores, asilados, prófugos, delatores presuntos, héroes anónimos. Walsh, como Arlt, no sublimiza a la gente de pueblo. Para Walsh es como es y en tres líneas la retrata al hablarnos de un vecino, don Pedro: Sus ideas son enteramente comunes, las ideas de la gente del pueblo; por lo general acertadas con respecto a las cosas concretas y tangibles, nebulosas y arbitrarias en otros terrenos. […] Los describe como Arlt pinta en aguafuerte el fusilamiento de Di Giovanni, cuando ve morir a un hombre, […] Un hombre más que muere: el protagonista verdadero es toda la sociedad lasciva y soplona que lo fusila.


Operación Masacre es el prólogo de la tragedia que vendrá después. Aramburu y Rojas serán el prólogo de Videla y Massera. Rodolfo Walsh se convertirá de testigo en protagonista. Será asesinado a balazos, como sus personajes de José León Suárez. Nuestra Sociedad aplaude frenética a nuestros intelectuales que cumplen ochenta años y nos han ayudado tanto a tener siempre prestos el punto final y la obediencia debida.

Caricatura de Roberto Arlt.

Rodolfo Walsh no existe. Es sólo un personaje de ficción. El mejor personaje de la literatura argentina. Apenas un detective de una novela policial para pobres. Que no va a morir nunca.

Osvaldo Bayer.

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