EL OXÍMORON MACRI


*Por Victor Leopoldo Martinez
Cuando digo que Macri es la encarnación de un oxímoron, quiero señalar puntualmente una figura cuasi humana que a simple vista se la puede calificar como una contradicción andante. Me refiero al bruto que pretende venderse como inteligente, al ignorante que cree manifestarse con sabiduría, al badulaque que se presenta como un ser espiritual, al odiador que dice amar, al monologador que constantemente habla de diálogo, al perverso que pretende vender sus deshonestas acciones como bondadosos favores, al politiquero de cuarta que se postula como gran estadista, al protervo del presente que solicita no volver a supuestos pasados malignos siendo él mismo la re-edición de un corrupto pasado harto conocido para los mínimamente formados aunque desconocidos para los educados mediáticamente; todo eso es Macri. Y más; Macri es el porteño que ama a Macri porque ama los oxímoron (una ciudad con ciertos habitantes que pretenden ser europeos dentro de un país sudaca); y el porteño lo bancó 8 años como su gobernador; y lo seguirá bancando como presidente. Desde hace 3 años y medio el pueblo argentino padece la espantosa gestión del oxímoron Macri.

La retórica de Macri es una suma de oxímoron. Cuando Macri habla en contra del pasado al que supuestamente “la gente” no quiere volver, siendo él la burda reencarnación de una parte de ese pasado que no nombra y focaliza su reacción en otro pasado que el sataniza: “No volver a las recetas populistas”. Las cifras que recita de un guion armado -70, 80 años- son coincidentes con su postura de inquisidor. Es la retórica incoherente de un mitómano perverso parado en el lado de la grieta donde se vive en eterno bienestar diciéndoles a los infelices del otro lado de la grieta: “Crucen, salten para nuestro lado” sabiendo que les es imposible porque a la grieta él se encargó de agrandarla.

Hoy, para el común de los mortales argentinos, intentar hacerlo, significaría saltar al vacío. Macri cava con su pala hecha“decisiones de gobierno” justo del lado de la grieta donde están los trabajadores, los pobres, atormentándolos con esa letanía generadora de culpa que él genera, y así salten al vacío.

Macri es un oxímoron porque habla de construir un futuro con lo peor del pasado que el representa. Macri no inventó nada nuevo. Su CAMBIO consistió en retrotraer el presente medianamente digno que el pueblo argentino había conseguido en poco más de una década (2003/15) a situaciones peores a las vividas con posterioridad al derrocamiento de Irigoyen en el 30 del siglo pasado, conocido como “la Primera década infame”, de Perón en el 55 del mismo siglo de la mano de los “libertadores”, del derrocamiento del último gobierno peronista en el 76, de la mano de la más sangrienta dictadura que recuerde la historia nacional. 

Macri es la nefasta sumatoria de Justo-Roca + Aramburu-Rojas- Prebisch + Martinez de Hoz-Videla-Massera-Cavallo + Menem-Cavallo-Triaca- M. J. Alsogaray + De la Rúa-Cavallo-Bullrich- Mathov.
Macri es la versión más perversa del liberalismo vernáculo en el nuevo formato neoliberal.

Macri odia el populismo del pasado porque ama el liberalismo de ese pasado que le dio a su familia y a él este presente venturoso conseguido no casualmente a fuerza de “pico y pala”, sino de corromper gobiernos legítimos hasta hacerlos ilegítimos.

Macri es un oxímoron porque desde una gestión de gobierno plagada de corrupción se anima hablar descaradamente de transparencia y corrupciones ajenas.

Macri es un oxímoron gracias también a los nefastos aportes de La Nación y Clarín; ellos son los principales responsables de la satanización de gobiernos populistas y el ensalzamiento de siniestras gestiones liberales y neoliberales pasadas que tanto daño hicieron al país, a su pueblo y sus riquezas. Macri es el mismo –pero en versión más nefasta- de lo peor de nuestro pasado.

Macri es un oxímoron en sus dos espantosas versiones: discursiva y danzarín; en todo atenta contra el mínimo decoro y el más minúsculo sentido del buen gusto.

La palabra pleonasmo, se utiliza en nuestra lengua para nombrar a una clase de figura retórica. Esta consiste en el uso de términos que refuercen lo dicho en una oración o expresión, pero que no añaden información valiosa, ya que sin ellos la frase se entendería de la misma forma. Lo contrario del pleonasmo es el oxímoron («instante eterno», «silencio atronador»).

Es el caso de: todos y todas, alumnos y alumnas, diputados y diputadas... Quizá recordaréis que una antigua ministra hace algunos años en su afán por ser equitativa y justificar su respeto hacia el género femenino dijo aquello de "miembros y miembras".

Como ya sabéis hay muchos sustantivos que se usan para los 2 géneros indistintamente. Son los llamados epicenos, esto es, con una única forma pero pudiendo ser masculinos o femeninos dependiendo del contexto y estar acompañados por adjetivos en su género correspondiente. Como epicenos encontramos "estudiante"; "víctima" y "persona".

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