FACEBOOK Y LA ESTUPIDEZ


*Por Daniel Mancuso







El "Me gusta" pareciera ser la muerte del pensamiento, y por extensión de la acción comunicativa. Faceboook ha multiplicado a lo largo y ancho del planeta la banalización de las opiniones, los debates, la simple conversación epistolar. Todo se ha desvanecido con un simple clic que completa las ganas de participar, y nos deja tranquilos sabiendo que el destinatario recojerá nuestra señal: ojo, yo pasé por ahí, estoy de tu lado...

El “Me gusta”, es una funcionalidad asociada a todo tipo de publicación que complementa a los comentarios con una simple expresión de adhesión o aprobación sobre la publicación que ha realizado alguno de nuestros contactos o alguna de las páginas que seguimos. Y su sola propuesta empobrece el mensaje. Siendo el “me gusta” una de las características de Facebook que funciona como mascarón de proa, de hecho, vemos usar el recurso en muchos ámbitos, la publicidad entre otros, y ya no hay vuelta atrás. Es más fácil que pensar y escribir algo coherente.

Otros, más ¿comprometidos?, van al segundo paso: "Comentar", donde dan rienda suelta a toda clase de oraciones, frases y vituperios, que a veces tienen que ver con el tema en cuestion, pero otras no, y se van por las ramas al punto de llegar a las antípodas de lo que trataba el posteo inicial. Ni que hablar cuando hay un link (hipervínculo) como eje del posteo, ahí lo pasan por alto porque sólo miran el título o la foto de marras como disparador para la efervecente opinión o el denuesto. Cero conexión. ¿Análisis de texto? ¿Lo qué?

Lo cierto que la gran vidriera cibernética no inventó nada nuevo, solo expone a la especie humana en su total desnudez, en su rotunda vacuidad egocéntrica. Y todo todo lo que allí aparece es el emergente de cuanta virtud o miseria habite en nosotros.

Una pena. La herramienta que permite conectar a gente que ni se conoce o que vive muy lejos pero que podría favorecer el intercambio y el aprendizaje, la información y la denuncia, la crítica y la propuesta, se transforma en un aquelarre de pavadas intrascendentes, mensajes catárticos berretas, y egos sobredimensionados que no encuentran mejor lugar para aliviar su soledad.

Vivimos en un sistema capitalista: Facebook, con sus millones de usuarios activos, que aumentan diariamente, es sin duda alguna la reina de las redes sociales. Un lugar en el que millones de usuarios interactúan entre sí a cada momento, compartiendo contenidos, subiendo imágenes, jugando a juegos o conversando alrededor de sus productos o marcas favoritas a través de las miles de páginas y grupos que existen. Un gran negocio de millones de dólares.


Para quienes usamos facebook (feisbuc) o twitter (tuiter) o los blogs con otro bjetivo que subir las fotos de las vacaciones o las tiernas imágenes de nuestras mascotas, internet en todas sus variantes es un vehículo que nos facilita la comunicación masiva a través del mundo cibernético para difundir nuestras ideas, sentimientos, debates, propuestas, reflexiones, dudas, críticas, y poder contrarrestrar, de algún modo, el terrible bombardeo desinformativo que nos circunda, nos invade, nos hipnotiza, con la humilde intención de mejorar el planeta en nuestra pequeña, infinitesimal cuotaparte. Pero no cabe duda, que somos minoría, y que la estupidez, la banalidad, lo superfluo seguirán llenando los grandes servidores, mientras los dueños de los fierros se siguen llenando de plata.

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