ESE INDIGNO ESPÍRITU DE PARTIDO

*Por Jorge Giles



En política, como en la vida, te podes equivocar una y mil veces. Podes cambiar de opinión y contradecirte. Podes avanzar y retroceder y volver a avanzar. Podes ser optimista en algunas ocasiones y pesimistas en otras. Podes ser piñón fijo con algunas convicciones y bailarín del Colón en cada coyuntura.

Lo que no podes hacer, ni en la política ni en la vida, es traicionar a la patria que te parió, que te alimentó, que te crió, que te educó, que te dio un carné de identidad ante tu descendencia, tu barrio, tu pueblo, tu país y el mundo.

Todo nos está permitido, menos traicionar a la patria.
En esta coyuntura contra los fondos buitres y el juez Griesa lo que se pone en juego, una vez más, es qué queremos ser y hacer con esta patria que somos desde hace ya 200 años de historia.

Nunca estuvo más claro que ahora la delimitación de los bandos en pugna: esa vieja puja entre la patria y la colonia. Quizá el antecedente más cercano sea el 45 del siglo pasado entre Braden o Perón. Pero aun allí, convengamos, había razones para que muchas almas inocentes se confundan y duden.

¿Pero dudar ahora con los milenarios pueblos de Grecia, España, Francia, Italia y Portugal hambreados y aprisionados por las mismas sentencias de los buitres y las políticas neoliberales que nos hambrearon a nosotros en el 2001 con Cavallo al frente?

¿Dudar ahora que el 93 % de los acreedores de la deuda externa contraída por gobiernos anteriores les dan la razón a la Argentina y siguen aceptando las condiciones del canje del 2005 y el 2010?
¿Dudar ahora que los enemigos de nuestro desarrollo están bien identificados, con domicilio particular en las islas Caimán y domicilio judicial en el despacho de Griesa en Nueva York?
No podes. No podes confundirte. Salvo que lisa y llanamente estés jugando en el bando enemigo.

Al pan, pan y al vino, vino.
La Presidenta de unos 40 millones de bandidos, según los buitres, nos da la certidumbre de avanzar siempre por el mismo carril: el de la defensa de la soberanía, la dignidad y el bienestar de los argentinos. No te cambia la veleta según soplen los vientos. Podrás estar de acuerdo a veces y menos o nada en otras tantas veces. Pero en esta disyuntiva entre la patria o los buitres, no hay mucho lugar para la duda.
Permítannos convocar a don José de San Martín para que nos ilumine.

Sostiene el ilustre correntino en carta fechada en Boulogne sur Mer, Francia, el 2 de noviembre de 1848 dirigida al “Excmo. Sr. Capitán general D, Juan Manuel de Rosas” felicitándolo por la digna defensa nacional desplegada en el Combate de la Vuelta de Obligado, el 20 de Noviembre de 1845, contra la flota anglo-francesa, la más poderosa del mundo por entonces:
“Mi respetable general y amigo:
A pesar de la distancia que me separa de nuestra patria, usted me hará la justicia de creer que sus triunfos son un gran consuelo a mi achacosa vejez. Así es que he tenido una verdadera satisfacción al saber el levantamiento del injusto bloqueo con que nos hostilizaban las dos primeras naciones de Europa; esta satisfacción es tanto más completa cuanto el honor del país, no ha tenido nada que sufrir, y por el contrario presenta a todos los nuevos Estados Americanos, un modelo que seguir y más cuando éste está apoyado en la justicia. No vaya usted a creer por lo que dejo expuesto, el que jamás he dudado que nuestra patria tuviese que avergonzarse de ninguna concesión humillante presidiendo usted a sus destinos; por el contrario, más bien he creído no tirase usted demasiado la cuerda de las negociaciones seguidas cuando se trataba del honor nacional. Esta opinión demostrará a usted,mi apreciable general, que al escribirle, lo hago con la franqueza de mi carácter y la que merece el que yo he formado del de usted. Por tales acontecimientos reciba usted y nuestra patria mis más sinceras en horabuenas.”

Tiempo después de su muerte se sabría que en su Testamento, el General había legado su sable corvo de Libertador a Don Juan Manuel de Rosas por los mismos conceptos que motivaron aquel texto.
Antes de esa carta, San Martín escribió a Rosas el 10 de julio de 1839: “Lo que no puedo concebir es que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar a su Patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempo de la dominación española, una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer”.

Y mucho antes aún, en carta a Godoy Cruz del 12 de mayo de 1816, escribe San Martín: “¿Y quién hace los zapatos me dirá usted? Andemos en ojotas, más vale esto que nos cuelguen y peor que esto, perder el honor nacional”.

De tal pensamiento sanmartiniano, estos amaneceres.
“La Presidenta habla por cadena nacional e impone la agenda política”, escriben como resignados ciertos analistas.
“La Presidenta da lecciones de orgullo nacional, mientras los opositores dan vergüenza ajena”, murmuran algunos comentaristas.
“La Presidenta enfrenta a los poderosos buitres del capitalismo financiero, mientras los opositores se enfrentan entre ellos”, se lamentan otros.
Con este panorama ¿quiénes son los verdaderos bandidos? ¿Los que quieren pagar sus deudas o los asaltantes de la diligencia a plena luz del día? ¿Los que defienden los intereses del laburante, del profesional, del empresario nacional y del comerciante o los que quieren empujarnos nuevamente hacia el infierno como en el 2001?

No nos podemos equivocar esta vez; porque no hay derecho a equivocarse cuando hay tanto honor mancillado a la vuelta de la esquina de la historia.
De la batalla contra la flota neoliberal se ocupa el gobierno de Cristina, visto está; pero de los buitres de adentro, se deben ocupar y preocupar los ciudadanos todos.

Estamos decidiendo nuestro destino colectivo y por tanto, hay que saber guardar en la memoria estos días que corren. Ninguna propaganda electoral futura será superadora de la actitud que los candidatos asuman ahora.
Habría que guardar los recortes de los diarios de estos días para volverlos a leer el día que vayamos a votar al cuarto oscuro.


Publicado en: Miradas al Sur, domingo 24 de agosto de 2014

Comentarios