Por Maximiliano
Pedranzini*
“Seamos libres, lo demás no importa nada”. José de San Martín
"Estaría dispuesto a entregar mi vida por
la liberación de cualquiera de los países de Latinoamérica". Ernesto
Che Guevara
“El dilema es de hierro. Ya se ha dicho. O
nación o factoría".
Juan José Hernández Arregui [1]
El llamado proceso de Liberación
Nacional tiene como antecedentes históricos las luchas indígenas y campesinas a
lo largo y ancho del planeta, como ser las rebeliones de Túpac Amaru y Túpac
Katari, la lucha por la emancipación americana, la resistencia de los caudillos
federales, la descolonización de África y Asia. En definitiva, la lucha de los
pueblos por liberarse de la opresión imperialista.
En este sentido, la Liberación
Nacional propone abordar, desde una visión crítica, el debate sobre la
emancipación definitiva de la nación cuya condición sine qua non nos
convoca a problematizar y poner en perspectiva, cuál es el rumbo más apropiado
para lograr el desarrollo autónomo del país en el contexto del capitalismo
mundial, es decir la lucha por nuestra “Segunda Independencia”.
Para analizar teóricamente este
concepto debemos tener en cuenta que los matices de la Liberación Nacional son
muchos y están condicionados a las circunstancias políticas, económicas,
geográficas, históricas e internacionales, que juegan en el destino de cada
país que intenta liberarse.
La Liberación Nacional no se da del
mismo modo en un país colonial, que en uno semicolonial, subdesarrollado o
semidesarrollado. El proceso va desde una socialización económica hasta una
etapa cercana o similar al socialismo.
Esto crea una diferencia sustancial
con el proceso histórico que han seguido los países industrializados, que a lo
largo de la etapa capitalista en la que el pueblo ha soportado todas las
inclemencias del régimen liberal-individualista, han podido llegar a un alto
nivel de progreso técnico y desarrollo económico.
Las dinámicas de la historia
actual, no permite repetir el mismo proceso; nuestros pueblos, no lo admitirían
y los monopolios internacionales que alimentan sus riquezas de nuestros
productos lo retardaran al máximo. En un mundo estructurado monopólicamente,
con los mercados capitalistas dominados por las grandes potencias, con grupos
imperialistas que regulan la economía mundial y penetran en las estructuras
básicas de los países dependientes, la intentona de avanzar por medio de una
democracia burguesa es una dorada ilusión de tiempos idos (...)
Proponemos considerar dos visiones
respecto a esta cuestión en primer lugar la interpretación marxista sostiene
que por la Liberación Nacional se llega al socialismo y finalmente al
comunismo.
Esto hace temblar a las clases
medias y a las fuerzas armadas, que en este aspecto se sienten marxistas, a
pesar suyo, en el pronóstico.
En segundo lugar la interpretación
que propone el proyecto nacional y popular, considera que, esta es la etapa
previa a una integración moral, política y económica en un proceso de
industrialización e independencia económica.
Pero cualquier sea la definición,
propuestas por ambas corrientes, buscan la grandeza de nuestra patria y el
bienestar de nuestro pueblo, el camino de la Liberación Nacional, es inevitable
e ineludible.
No tenemos más opción que la
dependencia de los poderosos, el hambre y la miseria de los trabajadores, los
campesinos y la clase media industrial o el avance revolucionario del proceso
de Liberación Nacional.
No se trata de una ecuación
matemática aplicable rígidamente en cada lugar que lo demande, pero sí se
pueden dar las principales y comunes características que componen el ciclo de
la Liberación Nacional, que a continuación enunciaremos:
1) El gobierno económico y el
gobierno político no pueden estar en distintas y diversas manos, sino que el
gobierno de la economía y de la política corresponden a un solo y mismo poder.
Y ese poder no puede ser otro que del propio pueblo.
2) Debe asumirse resueltamente una
acción anticapitalista porque integrados en el régimen capitalista nacional y
por consecuencia en la órbita del capitalismo internacional, no nos queda más
remedio que someternos a sus leyes y entonces no tenemos posibilidades de
vencer.
3) La socialización de la economía
no implica necesariamente el socialismo, pero significa claramente la
supeditación de los intereses individuales a los intereses de la colectividad,
la transformación del concepto clásico de propiedad privada y apropiación por
la colectividad de todas las estructuras privadas que pueden interferir
disociados de la economía y la política popular.
4) La vanguardia de la Liberación
Nacional deberá ser la clase obrera. Porque es la única clase que al liberarse
a si misma libera al país. Los trabajadores no tienen más intereses que los de
la nación, pues su bienestar depende esencialmente del bienestar de la nación.
5) El periodo de la Liberación
Nacional tiene el mismo contenido integral que las luchas por la independencia
política, no pertenecen al patrimonio de determinada ideología, partido
político o dogma religioso, porque es el pueblo entero en armas,
reencontrándose con su destino histórico.
6) Es fundamental para el éxito de
etapa, comprender que la lucha por la independencia económica tiene las mismas
características que la lucha por la independencia política. Es más difícil
comprender porque el enemigo en la independencia política está a la vista: Es
el virrey que representa al país colonialista, es el invasor extranjero que se
sienta públicamente en los estrados del poder. En la independencia económica,
el enemigo no está a la vista, se esconde sutilmente en los oscuros gabinetes
de las oligarquías agro-financieras, se disfraza de representante de la
democracia y la libertad, camina silenciosamente por los pasillos ministeriales
formalizando convenios comerciales, se incrusta en las estructuras jurídicas
del poder, se viste de pomposas formas científicas, como el FMI, el Banco
Mundial, el BID o la CEPAL, se disimula en una falsa libertad de prensa porque
las noticias de las agencias internacionales responden a los intereses de los
grandes monopolios, se infiltran con sus inmensos recursos en los ejércitos
dándoles armas y “tabúes ideológicos” que los convierten en guardias
pretorianas de la oligarquía y el imperialismo. Como bien dice Arturo Jauretche
respecto a esta cuestión: “No existe la libertad de prensa, tan sólo es
una máscara de la libertad de empresa”.
7) El imperialismo y las
oligarquías crean eslogan para impedir que el pueblo se una, y tome come
bandera de la patria, la lucha por la independencia económica. Nacionalismo
contra judaísmo, catolicismo contra marxismo, democracia contra peronismo, son
algunos de los eslóganes más usuales que han tenido y siguen teniendo éxito
para mantener divido tanto al pueblo argentino como latinoamericano. Estos
eslóganes bien manejados van produciendo una especie de terror psicológico que
prende a veces en la conciencia de los hombres más esclarecidos del movimiento
nacional. El temor a la acusación de totalitario, comunista o fascista, ha
frustrado más de una vez la formación de una conciencia nacional en momentos en
que las condiciones objetivas estaban dadas para dar una batalla decisiva. Por
lo tanto hay que luchar con los tabúes que dividen y atomizan al movimiento
popular.
8) Para evitar la derrota, el
movimiento de liberación debe llevar hasta el fin la revolución antioligárquica
y antiimperialista.
Bibliografía
consultada:
·
CERRUTI
COSTA, Luis B.: Tucumán,
Argentina, Latinoamérica. Editorial La Estrella, Buenos Aires, 1968.
·
GALASSO,
Norberto: Manuel Ugarte. De la Liberación
Nacional al Socialismo. Tomo II. Eudeba, Buenos Aires, 1974.
·
HERNÁNDEZ
ARREGUI, Juan José: ¿Qué es
el ser nacional? La conciencia histórica hispanoamericana. Editorial
Hachea, Buenos Aires, 1963.
·
HERNÁNDEZ
ARREGUI, Juan José: La
Formación de la
conciencia nacional. A. Peña Lillo Editor, Buenos Aires, 2005.
·
JAURETCHE, Arturo: Política nacional y revisionismo histórico. 6ª
ed., A. Peña Lillo Editor, Buenos Aires, 1982.
[1] Juan José
Hernández Arregui, La Formación de la conciencia nacional, A.
Peña Lillo Editor, Buenos Aires, 2005.
* Ensayista. Integrante del Centro
de Estudios Históricos, Políticos y Sociales Felipe Varela.
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