VOLVIERON


 

*Por Carancho Ramírez


 El 24 de Marzo para los militantes de una generación que tocó el cielo de la revolución con las manos y aterrizó con sus espaldas ateridas en los pozos del exterminio colectivo, siempre va a tener un significado emparentado con las dolencias colectivas que dejó en el alma y el cuerpo de una nación.

Pero es nuestra responsabilidad política, evitar que sólo la pesadumbre y la congoja cubran el mostrador de la memoria histórica. La vida vivida en la antesala del dolor, debe ser parte del relato, porque no sólo narramos los padecimientos sufridos para conmover el alma y prevenirlos a las nuevas camadas de chicas y muchachos. 

No sólo debemos empapelar el presente con una crónica sangrienta. Sería caer en una trampa política y cultural reducir a las tumbas, a las parrillas, a los acordeones, a los basurales, a los aviones de la muerte, a los traslados al infierno la memoria de esos días terribles, en donde la muerte ganaba por goleada a la vida que parecía se iba quedando sin jugadores en la cancha.

Tenemos que agradecerles a los pibes que hoy sacuden el polvo del olvido y pintarrajean los rostros, garabatean las figuras de los que ya no están, porque los piensan recorriendo los barrios, protegiendo los sueños que plantaron.

 Porque antes de que llegue el golpe Marzo era una fiesta. Por eso los imaginan sentados en los bares escribiendo sus poemas, entonando en las peñas las viejas canciones armadas de tambores y enarbolando las pancartas en las esquinas de la esperanza. Por ellos vuelven nuestros compañeros y acarician en las viejas pensiones resistencianas el cuerpo amado, después de pintar los muros de la ciudad dormida. Están aquí…ellos y los vinos que tomaron, los guisos que comieron, los besos que se dieron. Gracias a estos chicos, no hay epitafio para los que vencieron al olvido y se escaparon del cementerio de la memoria.

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