HISTORIAS PERONISTAS


En esta nueva sección de Ida & Vuelta, la Vasquita (como cariñosamente le decimos), nos invita hacer un recorrido a través de sus relatos, por las vivencias y el sentir de los compañeros y compañeras peronistas.


A Ismael, en un nuevo aniversario con la vida...


*Por Natalia Jareguizahar Serra


Ser Peronista

Cuando se es peronista, sobran relatos, frases, canciones y amigos… cientos de ellos. Amigos de los que ríen, de los que cantan y gozan. Amigos de a centenas. Amigos, que no es poca cosa.

Cuando se es peronista, sepan ustedes, se camina siempre con la frente en alto. Orgulloso de un pasado que apenas registran libros, pero que las calles cantan. Calles que con sus rincones, son peronistas y esperan el regreso de Perón. También la esperan a Evita.

Ser peronista es vivir enamorado. No me preguntes por qué, ni me preguntes de quién, es condición natural de quien sea peronista profesar amor eterno… y abrazarse en demasía. Digamos, tocarse es de peronistas. No confundir con "touch and go", eso es para gorilas.

Ser peronista es ser de Perón y Evita. Ser, entonces, la síntesis, luego de cruentas batallas y contradicciones claras. Contradicciones, por cierto, que son condición humana y no solo Peronistas.

A los peronistas, nos gustaría vivir en Perón al 100. Contrafrente sin balcón. Sería un lugar en el mundo, una suerte de refugio, donde dedicar horas a pensar en Perón. De vez en cuando un buen vino, con amigos por supuesto, al grito de ¡Viva Perón!… y ¡Carajo! para completar… y para espantar a "esos" vecinos.

Ser peronista, es leer (mucho y seguido) las cartas del General. Agitar los brazos, caminar cortito, reír, putear… para luego, en soledad, llorar envuelto en recuerdos. Recuerdos de peronistas, de amigos que ya no están, de un país muy diferente, de sonrisas que brillaban… un país de San Perón. ¡De Santa Evita también!

Pera el peronista, la traición, es imperdonable. Casi peor que el exilio, peor aún que la muerte... de aquellas muertes continuas, que no dejan de ocurrir.

Ser peronista, es dar la vida por la causa, como muchos la dieron por Perón. Sin vueltas, sin eufemismos, ni recular en chancleta. Al fin y al cabo, la entrega es motor del Peronismo.

Créanme, nos envidian… Esto somos, esto fuimos, eternos en el viento que nos sirve de ladero.


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