EL NACIONALISMO POPULAR Y LOS INTELECTUALES

*Por Aritz Recalde

“Yo sé que esto le parecerá muy poco a los grandes ideólogos revolucionarios de la intilligentzia; pero sé que este programita sencillo y de vuelo corto los tiene en contra cada vez que se intenta, porque, como he dicho en otra parte, preocupados por volar muy alto, le sacan la escalera al que quiere subir un poco con la complacencia de los que quieren que no subamos nada”. Arturo Jauretche[1]

El rol del intelectual en los países dependientes, es el de contribuir a la formación de la soberanía científico cultural y a la emancipación de las organizaciones libres del pueblo.
La soberanía científica y cultural es un elemento central de la independencia económica. De la posibilidad o no de consolidar la independencia económica, dependerá la soberanía o la subordinación política del país. Ningún Estado es soberano si es dependiente económicamente. A partir de acá, que la posibilidad de que la comunidad nacional se gobierne a si misma dependerá del nivel de desarrollo de su estructura productiva. Con la industrialización del país estamos afirmando políticamente a la nación o como estableció Juan José Hernández Arregui “sin industrialización no hay independencia económica base de la soberanía nacional. Y sin soberanía nacional no hay autonomía cultural. Tal tarea sólo puede cumplirla el Estado Nacional”[2]. En este marco, los intelectuales deben ser los protagonistas de la producción científica y cultural para el proyecto nacional. Los desafíos y necesidades del proyecto nacional, implican la planificación de la inversión en ciencia y tecnología y el apoyo a aquellas áreas fundamentales para el desarrollo integral del país. Es el proyecto nacional el que marca las tareas y los desafíos históricos al intelectual y no viceversa. La afirmación de la voluntad colectiva del pueblo como planificación del proyecto nacional, es el marco a partir del cual se organiza la acción del intelectual.

La segunda función del intelectual es la de contribuir a la emancipación y consolidación de las organizaciones libres del pueblo en cada contexto y momento histórico. Dicha función del intelectual implica abandonar los supuestos vanguardistas de la intilligentzia. Las tareas a cumplir, las discusiones y agendas a entablar, dependen del enemigo, del adversario y del momento y el alcance histórico de las luchas políticas en las que interviene. El modelo del “intelectual supercrítico”, libre e independiente, eterno decidor de verdades o inimpugnable cuestionador de dogmas, se ha demostrado más útil para las operaciones de prensa de las derechas mediáticas, que para las construcciones colectivas de poder. No existe “la verdad” y el supuesto de que se debe ejercer una tarea crítica permanente, es parcial y generalmente, insatisfactorio para la construcción política popular. No se trata de “criticar desde afuera” como un científico de laboratorio, sino de contribuir desde “dentro”, a la solidificación de las organizaciones libres del pueblo. Cada espacio, sea social, cultural o productivo, introduce las tareas, los interrogantes y los desafíos para la práctica intelectual. Dicho punto de vista reconoce la necesidad de bajar al barro de la política y las luchas sociales, abandonando el impoluto trono de los intelectuales cagatintas.





[1]  Arturo Jauretche (2006). El Medio pelo en la sociedad argentina, Ed. Corregidor, Buenos Aires. P 325.
[2] Juan J. Hernández Arregui (1957). Imperialismo y cultura, Ed. Amerindia, Buenos Aires. p 326


*Editor del blog www.sociologia-tercermundo.blogspot.com

Comentarios

Volar Libremente ha dicho que…
Los grandes intelectuales y científicos Cubanos demuestran exacta y acabadamente lo contrario a lo que usted afirma sin fundamentos teóricos de ningún tipo.
Además.
No es posible suponer ningún tipo de independencia del capitalismo financiero global transnacional. Esta es solo una coyuntura mundial y el suyo no es mas que un reflejo nacionalista heredado. Lo que usted llama "nacionalismo popular" es tan insostenible argumentalmente que solo puede darse como natural e historicamente valido sin ser puesto en discusión.
Primero usted debe asumir que esas ideas fabricadas industrialmente a la medida del revisionismo burgués que a ustedes los "intelectuales" oficialistas les tranquiliza las conciencias, ya eran obsoletas y anti históricas hace 80 años, para después atreverse a dudar y preguntarse ¿Hasta cuando con Jaureche? ¿Hasta cuando con el sectarismo populista? Usted no se ha dado cuenta aún de que es su propia miopía, (reflejo condicionado de lo que se ignora) lo que no les esta permitiendo construir la hegemonía politica,
Lo que sucede es que ni el mundo ni el país se parecen en lo mas mínimo a la década del 30 del siglo XX. Todo esto del nacionalismo bueno, es chamullo populista y berretín de matón de barrio. Suponiendo que seriamente le interesa discutir le sugiero que empiece por Slavoj Žižek y que regale esa literatura ridículamente anacrónica a la biblioteca del asilo de ancianos mas cercano a su domicilio.
el ha dicho que…
Estimado Aritz:
Sin entrar en consideraciones sobre el supuesto "volar libre" del comentario anterior, libertad totalmente "sospechosa" ya que de su tenor se desprende su lamentable formación eurocentrista (sin despreciar a los verdaderos pensadores de ese carcaman y gastado viejo mundo,hoy en crisis por senectud), su formación decía, seguramente le debe funcionar como las anteojeras de nuestros matungos que servían para limitar su campo visual y que "no se salieran de la senda".
Pero en los dichos de este "volador en jaula para colonizados",tiene usted la respuesta a los dislates teóricos de la mayoría de nuestros intelectuales a los que usted intenta dirigir su nota.
Si usted me permite don Aritz me atrevería a realizar algunas humildes observaciones a su texto.
Si hablamos de intelectuales, los de derecha están màs preocupados por competir con sus pares por el vuelo literario de sus prosas para deleitar a los de las elite de poderosos que son los que cortan el bacalao y categorizan como "obras de arte y/o gran obra literaria" sus producciones y así conseguir financiamiento para las posteriores. Los que se dicen "progresistas" por estar identificados con concepciones de nuestra anquilosada izquierda universitaria confunden las reivindicaciones sociales con las visiones que un clase media -de donde ellos provienen- tiene de lo que es justo. En este último caso, por lo general dichas aspiraciones están muy distante de lo que el hombre de nuestro pueblo y de la gran Nación Latinoamerica (hermosa mezcla de nativos de estas tierras con los bajados de de los barcos que no eran casualmente "la cream de la cream" de la europa de los siglos XVI, XVII,XVIII y XIX; mas bien eran los marginados de los movimientos de cambios que la burguesía capitalista europea le iba imponiendo al viejo continente) tienen sobre lo que es justo y lo que no lo es. Y la distancia que separa a estas dos concepciones es muy similar a la que Rodolfo Kusch establece entre el "estar" del hombre americano, y el querer "ser" que nos inculcó a través de la educación la colonización cultural europea. De allí ese pensamiento minusválido que rige a la mayoría de nuestros "filo-izquierdistas" y que lamentablemente condicona su menera de ver la realidad. A mi entender esta son las razones por las que se sienten imposibilitados para disfrutar del "estar" en lo que es la izquierda latinoamericana. Si el pueblo Argentino es peronista es porque simplemente Perón y Eva Perón entendieron que era ser de izquierda en nuestro subcontinente; el pueblo argentino disfruta del "estar" porque lo hace sentir bien; y más aun cuando es respetado en su dignidad y en su cultura, algo que solo hicieron los gobiernos peronistas del Gral, Eva y hoy Nestor y Cristina.
Un fuerte abrazo compañero.
Victor