LA VUELTA DE LA POLÍTICA O EL MEJOR LEGADO DE NÉSTOR KIRCHNER

*Por Raúl Isman


Hoy 27 de octubre se cumpen seis meses de la muerte del gran patriota de nuestra América, Nestor Carlos Kirchner, y 8 años del comicio que lo catapultó a la presidencia. En su homenaje publicamos el presente artículo.




“El Peronismo es el hecho maldito
del país burgués”.


John William Cooke. Militante histórico
de la izquierda peronista.


“El Peronismo es el hecho burgués
del país maldito”.


Respuesta de algunos militantes de izquierda no peronista
a la frase anterior, durante la década del ’70.
“El Kirchnerismo es el fortuito


hecho revolucionario en el maldito país burgués”.
Enunciado de síntesis, origen desconocido


Introducción


La escena puede resultar exótica y casi de ciencia ficción en la mayoría de los países de nuestra América: cientos, miles de jóvenes (estudiantes secundarios y universitarios, trabajadores sindicalizados y simples pobladores de los barrios populares aledaños a la ciudad de Buenos Aires) marchaban en apoyo a la presidente de la nación, Kristina Fernández de Kirchner, respaldando con el cuerpo en las calles su proyecto político, el pasado 1 de marzo de 2011 en ocasión de la apertura del año parlamentario. Se trataba de una porción más que significativa del movimiento social que escenificaba las diferencias sustanciales entre el proceso político argentino, por un lado, y el de la mayoría de los países de nuestra América que se hallan alienados con los E.E.U.U, por el otro. Tal vez no pueda exhibirse un hecho más paradigmático de los grandes aciertos de Néstor Carlos Kirchner que el que relatábamos líneas arriba y que consiste en repolitizar (a favor o en contra) a gran parte de la sociedad y particularmente englobar en su espacio a grandes franjas entre las personas de un promedio etario de alrededor de un cuarto de siglo, a los cuales la narrativa dominante en los grandes medios describía como hundidos en el alcohol, las drogas y el pasatismo.


Muerto el 27 de octubre del 2010, el patagónico no llegó a brillar ni siquiera una década en el firmamento político argentino. Los líderes políticos en las tierras platenses suelen figurar en el centro de las controversias públicas durante al menos un término medio de tres décadas (Hipólito Yrigoyen, Juan Domingo Perón y Raúl Ricardo Alfonsín). Si bien, la militancia del “pingüino• se remonta a casi cuatro décadas atrás, no era conocido en los grandes escenarios ni siquiera cuando gobernaba su provincia. Llegado casi de casualidad a la presidencia el 25 de mayo de 2003 exhibió infrecuentes virtudes (y también ciertos defectos) que analizaremos en el presente artículo de cara a construir una provisoria interpretación de su legado histórico. Digamos a modo introductorio, con el importante sociólogo argentino Julio Godio, que “Ha sido el gobierno de Kirchner el que, concretando una “revolución desde arriba” decisionista durante 2003-2007, continuada por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, ha creado las condiciones para resolver el gran problema político que tiene pendiente: crear la organización político-social que represente y organice a una enorme fuerza sociopolítica que encuentre su cemento político-cultural en el peronismo-kirchnerismo . En las líneas subsiguientes serán analizados los contenidos de la referida revolución por arriba:


En los claroscuros,
brillan los claros


Los dirigentes políticos impolutos y perfectos sólo existen en la imaginación de dogmáticos de pelajes diversos o delirantes místicos. La actividad política es resultado y resultante de variadas condiciones, entre las que no ocupan menor relevancia las relaciones de fuerza. Por ello, todo conductor sabe que hay momentos en los cuales debe retroceder o hacer concesiones. Lo destacable es poder mantener un rumbo favorable a los sectores populares (claros) y minimizar todo lo posible los retrocesos (oscuros). Comenzaremos con el análisis de los primeros. Por cierto que no es un acierto menor la pertinacia en no doblegarse frente al poder real (mediático y económico) declamada durante la campaña del 2003; para incredulidad de muchos observadores de la política (incluyendo este escriba). Luego desde la primer magistratura exhibió una consecuencia entre sus dichos preelectorales y la realidad infrecuente en estas y otras latitudes. La capacidad de iniciativa y la consecuencia lo distinguieron a él y son marca registrada en el gobierno de su esposa y sucesora. Sirva como ejemplo la ley de Servicios Audiovisuales (medios de comunicación) sancionada en el peor momento del proyecto kirchnerista, luego de la derrota en las legislativas del 2009.
Su gobierno nació marcado por un doble sino:


1) Llegó a la presidencia una vez agotado irremediablemente el doble ciclo neoliberal (la política económica de la dictadura militar iniciada en 1976 y las reformas privatizadoras impulsadas por su co-partidario Carlos Saúl Menem en los nefastos ’90.). Habida cuenta de lo dicho, su única chance de construir un proyecto viable pasaba necesariamente por dar vuelta la hoja de los dictados del consenso de Washington .
2) No fue un presidente débil sólo porqué accedió al cargo con el 23 % . Es que un dato nada menor fue que en los comicios que lo catapultaron a la Casa Rosada dos candidatos neoliberales extremos (Menem y López Murphi) hayan arañado sumados casi la mitad del electorado; lo cual marcaba la inmensidad de la batalla económica, social y cultural que debía librarse. Semejante bloque compacto en sufragios de la derecha más pura y dura sin dudas obraba como condicionante para el nuevo presidente. Y, por añadidura su principal apoyatura era… el peronismo que venía de participar con mucho más gozo y entusiasmo que críticas del saqueo del patrimonio nacional y el empobrecimiento popular realizado en la nefasta década de los ‘90. Como segunda línea lo secundaban un conjunto de movimientos sociales y retazos de fuerzas progresistas que no podían sustentar- en razón de su escasa fuerza política- las nuevas perspectivas que parecían abrirse en el país .


Desde antes de asumir envió señales a los dueños del poder (real) consistentes en que él no sería un esbirro a su servicio. Desde la repetición constante que las convicciones no las dejaría fuera de la casa de gobierno hasta el rechazo que le profirió al jefe de redacción del matutino conservador La Nación, Claudio Escribano, cuando el periodista se le apersonó con un insólito e insolente pliego de exigencias (que iban desde asumir el programa económico de los grandes organismos económicos internacionales hasta sepultar bajo una lápida de silencio todo reclamo contra la impunidad de los crímenes dictatoriales); quedaba claro que la derecha puesta a presionar no se baja de su programa máximo. El desconocido presidente que se preparaba para asumir le propinó una sonora tarjeta roja y el diario mitirista respondió afirmando que la Argentina se había dado un gobierno para nada más que un año. El pase a retiro de un conjunto de oficiales sospechados de complicidad con la dictadura y el modo que forzó cambios en la Corte Suprema de Justicia fueron sus primeras y sorprendentes medidas; con lo cual señalaba que no existe un país con justicia si se permite la impunidad para crímenes aberrantes y el más alto tribunal parece integrado por personajes muy semejantes a los mercaderes que el nazareno expulsase oportunamente del gran templo.


Comencemos a realizar un balance más de fondo de las grandes coordenadas del gobierno Kirchnerista yendo desde lo más importante hacia lo que podría revestir una significatividad menor; pero que no por ello merece quedar fuera del análisis. Al modelo Kirchnerista se le debe el final de un ciclo nefasto iniciado durante la dictadura de 1976, pero profundizado por el menem-peronismo consistente en lo esencial por los siguientes ejes, a saber:


a) Se desarrolló un saqueo y privatización inimaginables poco tiempo antes del patrimonio nacional.
b) Se impulsaron planes de desindustrialización con el consiguiente incremento del desempleo y la pobreza.
c) Ligado a los dos puntos anteriores se desarmó la capacidad estatal para influir en cuestiones económicas, maximizando- contrario sensu- las funciones represivas.
d) La perversidad del menemismo llegó inclusive a garantizar impunidad- indulto mediante- para el genocidio perpetrado en los ’70. Tal medida no era casual, señalaba de modo inusual la identidad consustancial entre la dictadura criminal y el latrocinio de los ’90.
e) Finalmente entre los ejes más destacados en lo social del ciclo neoliberal no podemos omitir la liquidación del movimiento obrero (y los sindicatos) como actor colectivo en la negociación de las convenciones colectivas de trabajo, llamadas en la Argentina paritarias.


En efecto en todos los aspectos señalados el gobierno kirchnerista pudo revertir a favor de los sectores populares lo que hasta entonces era una colección de derrotas por goleada. Si bien quedan en el item A un rosario de materias pendientes (hidrocarburos y minería, entre otros), un conjunto de empresas estatales- que podría incrementarse en el futuro- ha comenzado a poblar el páramo neoliberal. Correos, algunos ferrocarriles, la creación de una aerolínea pública (que garantiza la conectividad a través del espacio aéreo para el conjunto del territorio nacional), una red ejemplar de medios audiovisuales, la empresa de agua y cloacas que brinda el vital servicio en Capital Federal y localidades adyacentes y hasta un emprendimiento con tecnologías de punta que elabora radares de última generación y exporta reactores nucleares. El balance general puede ser tildado como insuficiente, pero no pueden quedar dudas de lo favorable a las fuerzas populares de las medidas tomadas, que se agigantan al tomarse en cuenta la (re)estatización de las aseguradoras de jubilaciones privadas (decisión tomada siendo presidente ya Kristina): que le quebró el espinazo a uno de los sectores centrales del poder económico. Sólo un desprevenido o un cómplice inveterado podría desconocer las causas del rechazo a los Kirchner en las derechas: es que los grandes medios de comunicación y los políticos a su servicio no le perdonan al gobierno que el dinero de los trabajadores no pueda ser ya utilizado para financiar los grandes negocios y luego se le pague una miseria ínfima a cada pasivo en devolución por una vida de esfuerzo.


La tablita cambiaria (durante la dictadura) y la ley de convertibilidad (durante los años de Menem) fueron instrumentos de política monetaria y cambiaria cuyo resultado intencional fue desproteger a la industria vernácula y, consecuentemente, estimular el consumo de bienes elaborados en el exterior. Ello provocó un incremento de la miseria popular y el desempleo que dio como resultado la aparición de movimientos de desempleados de alcance inédito en la historia Argentina. Y el crecimiento exponencial y desesperante de las variables indicadas provocó el célebre estallido de fines del año 2001. La Argentina comenzó a vivir desde el año 2003 una nueva etapa de crecimiento industrial que le ha llevado a modificar el perfil de sus exportaciones- compuestas tradicionalmente por productos primarios casi en su totalidad- para componerse crecientemente por un fuerte volúmenes de manufacturas y pasar a ser también vendedor externo en rubros sumamente sofisticados (software) o diseños variados. Ello significó un cambio altamente favorable en las expectativas de vastos sectores de la población. Para decirlo de modo muy simple: el cambio de época viene dado porqué a comienzos del siglo XXI los jóvenes en su mayoría sólo pensaban en abandonar el país. Y ahora la emigración dejó de ser un tema en el país y, por añadidura, muchos que se habían ido han vuelto.


Nada de lo logrado podría haber sido realidad si no se hubiere reconstituido la capacidad del estado para intervenir en la economía. Desde los primeros tiempos del patagónico- en que no funcionaban ni los timbres- hasta la actualidad en que la formación pública se ha modernizado y brinda servicios crecientemente complejos ha corrido mucha agua bajo los puentes. El estado actual tiene deudas muy profundas con la sociedad. Pero es mucho mejor y por añadidura se ha negado pertinazmente a reprimir el conflicto social.
Para referirnos al item D en nuestra enumeración es preciso señalar que ningún gobierno en la historia argentina, ni de ningún país de nuestra América, ha sido tan consecuente en la persecución (judicial) a los crímenes de una dictadura. El gobierno radical presidido por Raúl Alfonsín (1983-1989); si bien impulsó el juicio a las juntas, borró con el codo lo escrito a mano con las nefastas leyes de obediencia debida y punto final. La consecuencia en la búsqueda de justicia (justicia, justicia, perseguirás, dice la Biblia) no es un mérito menor. Pero además le agrega que ningún gobierno en la actual etapa democrática enalteció tanto a los organismos de derechos humanos, que pasaron a entrar a la Casa de Gobierno, casi sin pedir audiencia. Y la significación del querido presidente patagónico en la historia de las madres de plaza de mayo fue refrendada por la presidente de la referida asociación, Hebe de Bonafini, por medio de una emocionante carta post-mortem que le enviase con motivo del cumpleaños primero luego de su muerte y allí le confiere el galardón que más hubiere valorado el gran militante muerto el 27 de octubre de 2010: lo llama hijo .


La reindustrialización argentina comenzada luego de la larga noche y niebla neoliberal no pudo menos que influir para volver a colocar en el centro del escenario económico social (algunos dicen empoderar) al movimiento obrero y a los sindicatos. Por cierto que son dos nociones que, si bien se rozan, no constituyen la “misma cosa”. Los sindicatos son la forma más institucionalizada del movimiento obrero, que puede manifestarse por fuera o dentro de las formas institucionalizadas. Pero sea conducidos por la C.G.T. o luchando de modo autónomo en el combate cotidiano o desde las convenciones colectivas de trabajo, la recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores y la disminución del empleo en negro o precarizado se deben a la propia lucha de los trabajadores y al cambio de época. No puede desconocerse que la negociación colectiva favorece al mundo del trabajo; ya que el capital prefiere interpelar individuos y no a sujetos colectivamente constituidos. Y por cierto que no es lo mismo la situación de los sujetos subalternos en una etapa de recesión y desocupación que cuando se reconstituye el tejido social. Impulsar un ciclo de crecimiento económico y del empleo- y defenderlo a rajatable- es uno de los aciertos más significativos del tandem Kirchner que más ha beneficiado a las fuerzas populares. Y un ejemplo más del cambio de época: en los años más duros de la crisis argentina (1998-2003) los trabajadores ocupados debían soportar muchos avances contra sus conquistas impulsados por los capitalistas. En la actualidad los asalariados luchan- entre otros aspectos- para no ser gravados por el impuesto a las ganancias habida cuenta de todo lo que ha subido el salario nominal y real.


Más claros:
para los oscuros hay tiempo


Vistas y consideradas las referencias contenidas en el parágrafo anterior corresponde avanzar en enunciar dos aspectos más del proyecto k que, en nuestra opinión, no pueden ser soslayados. Se trata de dos cuestiones nada menores:


A) La clara inscripción del kirchnerismo en el proyecto emancipatorio latinoamericano cuya máxima expresión es la revolución bolivariana. Resultado de tal orientación es el diseño de una política exterior independiente y alineada con los pueblos de nuestra América. Además del indiscutible sustento ético que presenta la citada elección, presenta un costado práctico en la medida que resulta mucho más eficiente para preservar los puestos de trabajo y asegurar a nuestro país más y mejores fuentes energéticas que si la Argentina permaneciere bajo la influencia directa de los E.E.U.U.


B) Néstor Kirchner recuperó la dimensión emotiva (propia del militante) en la política. Para fundamentar nuestros dichos haremos mención a dos ejemplos; pero podríamos dar muchos más. El 24 de marzo de 2004 procedió a entregar a los organismos de derechos humanos el predio de la Escuela de mecánica de la Armada (E.S.M.A.), paradigma de los campos de concentración en la Argentina. La finalidad era convertir el lugar en Museo de la Memoria. En el acto realizado en el lugar, quienes pudieron ver a Kirchner notaron la emoción y el profundo desgarramiento que lo tensaba mientras decía su discurso; algo por entero alejado del político que escenifica todas sus poses apoyado por una nube de asesores. El otro ejemplo fue en el año 2005, en ocasión de la Cumbre de las Américas en la que los gobiernos independentistas le dijeron un rotundo NO a George W. Busch y su proyecto del ALCA(carajo con la producción nacional). Rechazada la iniciativa imperialista festejaba abrazándose con Hugo Chávez como un pibe que había hecho un gol definitorio en una copa mundial. Sirvan las dos referencias citadas como ejemplos de un proyecto político que, al recuperar la dimensión emotiva de la política, recuperó a la propia política sin más, como herramienta transformadora a favor de las grandes masas.


Algunos oscuros
y cierre final


No estaría completo nuestro análisis si no hiciéremos mención a algunos errores incuestionables cometidos por el fallecido ex presidente. La conducción del proyecto K puede ser muy bien denominada como “foco” pacifista, en razón de su condición de elite que interpela a los sectores populares como beneficiarios de la orientación impulsada por el gobierno nacional; pero nunca como sujeto de la transformación. El núcleo decisorio rara vez ha superado las tres o cuatro personas y casi no existen vínculos orgánicos y comunicantes entre la conducción y las masas, los generales y los soldados rasos. De tal modo, se dificultaron en modo sumo las posibilidades de romper la desmovilización tan característica de la de la posmodernidad.
Ligado a lo anterior se encuentra la renuncia a construir una organización propia. Resultaba una tarea posible y accesible durante en el cenit del “romance” con la sociedad entre 2005 y 2008. Sin embargo no fue el camino adoptado por el matrimonio Kirchner y la opción por recostarse en el peronismo mostró sus límites en las dos derrotas importantes del gobierno nacional:


1) El revés sufrido en el enfrentamiento contra la oligarquía no hubiera sido posible sin la deserción de vastos sectores peronistas.


2) Lo propio puede decirse de las elecciones legislativas del 2009. El vencedor del proyecto nacional no fue ningún espacio antiperonista, sino un gajo justicialista más bien derechoso. Se trata, sin dudas, de uno de los dilemas más complejos para resolver en la Argentina: sin dudas: sin el peronismo, el país es ingobernable. Por otra parte, dependiendo en exceso de la fuerza creada por el general Perón la sociedad no puede ser transformada en la medida de las necesidades populares. La presidente en los días que corren parece aferrarse a su identidad peronista: “Y yo me siento muy orgullosa de estar hoy aquí, de estar en este espacio. Milité desde muy joven en el peronismo. A mí no me gusta decir Justicialismo, yo soy y seré toda la vida peronista, me siento así. Pero ser peronista significa entender su verdadera significación que es la de no ser excluyentes, que es la de saber que puede haber otros que no tengan esa misma identidad pero también formar parte de un espacio que quiere una patria mejor, un pueblo más feliz. Eso es lo que hizo Perón en el '45, abrir sus manos y sus brazos para recibir a todos los hombres y mujeres que quisieran participar de esa verdadera gesta nacional .


Néstor y Cristina K han demostrado una enorme capacidad e iniciativa política (enfrentaron a “el ejército de ocupación de nuestro tiempo”, los grandes medíos al servicio del poder globalizado); pero hay límites infranqueables. Pudieron evitar la dispersión de su espacio luego de la derrota en las legislativas del 2009 y mantuvieron el rumbo progresista en una fuerza cuasi mafiosa. Con todo, la suerte de pueblo argentino no puede depender más de uno o dos dirigentes, por providenciales que fueren. Urge construir la organización popular que conduzca el proceso de transformaciones.


En eso estábamos cuando los medios nos conmocionaron el 27 de octubre del 2010 con la triste noticia de la muerte de Néstor Kirchner. Todo lo que dijimos en el presente artículo podía ser tomado como realidad virtual. Las multitudinarias muestras de dolor popular que se sucedieron fueron la mejor demostración que no se trataba de imaginación informática; sino de auténtica popularidad (una indudable fuerza material) forjada a contrapelo del discurso dominante en los grandes medios. Si hubiere un cielo, más allá, mundo de los muertos o como se lo deseare denominar, desde allí Néstor Kichner podría haber corroborado que la batalla política y cultural librada por él no había sido en vano. La continúa el conjunto del pueblo, en especial, los jóvenes, que tomaron en sus manos la reivindicación de la política iniciada por él.


*Docente. Escritor.
Columnista del Noticiero televisivo
Señal de Noticias.
Colaborador habitual del
periódico Socialista “el Ideal”
Director de la revista
Electrónica Redacción popular.
raulisman@yahoo.com.ar

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