LA SESIÓN SENATORIAL DEL 24 DE FEBRERO: POLÍTICA MEDIÁTICA Y SIMBÓLICA




*Por Raúl Isman




"Los últimos meses de Cristina fueron brillantes". José Pablo Feinmann.


La sesión preparatoria en el Senado de la Nación del 24 de marzo de 2010 coaguló dos datos decisivos de la presente situación en la política argentina: Tales contenidos son los siguientes:

a) El voto popular complicó la situación de gobernabilidad al dejar al gobernante Frente para la Victoria en una condición de primera minoría, sin quorun propio y a merced de un hipotético entramado de alianzas por parte de la oposición.

b) El gobierno nacional conserva una capacidad encomiable y casi inédito de iniciativa política que ofusca al conglomerado opositor; ya que se niega a “tirar la toalla” y mantiene claros objetivos no sujetos a negociación. Desde el primer minuto del gobierno de Cristina Fernández, la oposición (que no es más que un esbirro conjunto de agrupaciones al servicio de la peor reacción) y sus mandantes del poder económico fueron con toda saña y alevosía contra el proyecto de redistribución del ingreso, creación de un estado con capacidad de intervención en la economía a favor de los sujetos subalternos, vigencia de los derechos humanos y política exterior de alianza con los pueblos que luchan por su independencia. La derrota de la resolución 125 y el revés electoral del 28 de junio de 2009 no hicieron que el gobierno bajase sus banderas y asumiera las de la reacción opositora.

Por otra parte, la sesión confirmó, una vez más, la centralidad de los medios de comunicación masivos en las luchas políticas. Desde hacia varios días y los matutinos de la propia jornada anunciaban que venía una dura derrota K y que la oposición tomaría el control del parlamento. Omitían decir, por cierto, que el modo en que un acuerdo similar para dejar a la bancada oficialista en minoría en la Cámara Joven provocó magullones en el espacio de centroizquierda que acaudilla el megalómano Fernando Solanas. Por ello, debieron despegarse en el debate acerca del Fondo del Bicentenario. Lo cierto es que los medios al servicio de la derecha se regodearon en sus tapas del miércoles con el inminente revés del ejecutivo y debieron metérselas donde les cupiera. Es que Carlos S. Menem, el curul 37, los defecó motivado por la necesidad de practicar el golf en la Rioja. Las caras de Gerardo Morales, Adolfo Rodríguez Saa y otros daban cuenta del desconcierto. El rostro de la traición, el del judas de la vendimia, como es habitual no decía nada. No faltó un Eduardo Duhalde para pasarles la factura y retar a todos los fallidos triunfadores. Tampoco estuvo ausente la petulancia de la Coalición Cívica- siempre alineadita bajo el coprodispersor lingüístico de Carrió- para amenazar con boicotear la apertura de sesiones y meterse poco después la bravuconada bajo el abdomen de la adiposa república. Duhalde y Carrió son una suerte de Tamborini-Mosca de la posmodernidad. Punto final para un primer momento del análisis.

El transfondo de la campaña mediática era la cantinela por la “calidad institucional” siempre declamada y jamás practicada por las fuerzas opositoras. Lo que quedó simbólicamente graficado- de un modo que osciló entre lo grosero y lo grotesco- es que la tan mentada calidad institucional depende... de Carlos Saúl Menem. Si el reaseguro de la institucionalidad es el zorro de Anillaco- máximo responsable de la enajenación del patrimonio nacional durante sus presidencias noventistas- la calidad de tales instituciones es en todo equivalente a la de un perfume comprado en la vía pública por monedas.

No otra consideración merece un armado que pretende dejar a la primera fuerza- que cuenta con más del 40% de Senadores propios sin contar aliados- sin mayoría en ninguna comisión; en especial las centrales para la gobernabilidad. Y por otra parte, intentó en una de sus fracciones arrebatarle al F.P.V nada menos que la presidencia del Senado; cargo que por colocarse en la línea de sucesión presidencial no puede tener otro destinatario que el oficialismo. Durante el resto de la sesión la oposición hizo gala de su constante resentimiento e incontinencia lingüística. Destacose en semejante menester el senador sojero cordobés Luis Juez, quién no vaciló en calificar como fascista al gobierno nacional, al cual estuvo aliado durante cuatro años. Parece que las opiniones del colorido legislador- cuyas dotes parecen estar más cerca del actor de humor grueso que de un parlamentario responsable- están más originadas en el despecho sufrido por él durante el proceso electoral del 2007; que en un serio análisis histórico y político de la realidad a la luz de casi un siglo de aportes, en lo referente a las categorías de las ciencias sociales acerca del fascismo. Y por otra parte, muchos de los signatarios del pacto del yo me opongo están mas cerca del fascismo que el propio Benito Mussolini.

El final de esta pelea no se halla lejano, pero se pueden trazar algunas predicciones muy factibles de realizarse.

1) La oposición logrará hacerse con el control de las comisiones senatoriales; a despecho de la calidad institucional bien entendida y contra la gobernabilidad. Desde semejante trinchera proseguirá su labor golpista y destituyente consistente en torpedear la marcha del gobierno nacional.

2) La ausencia de Menem puso en escena la posibilidad de que los enemigos del ejecutivo muy posiblemente no puedan votar ninguna ley contraria al proyecto nacional. Todo ello quedó simbolizado y escenificado en el ágora massmediática.

Sin dudas no otra es la causa de la furia y la desazón mostrada en sus caripelas por Morales, Duhalde y otros enemigos del pueblo. Es que este gobierno claramente es un hueso duro de roer.

De aquí al mundial tienen tiempo para esmerilar al gobierno nacional. Durante el evento globalizado, la vida se detiene. Luego, arranca la campaña electoral. La historia prosigue.

*Docente. Escritor.

Columnista del Noticiero televisivo

Señal de Noticias.

Colaborador habitual del

periódico Socialista “el Ideal”

Director de la revista

Electrónica Redacción popular.

raulisman@yahoo.com.ar

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